REVISTA AWASCA No. 7

Resumen

LOS LEONES DORMIDOS   La sombra tutelar, que siempre me protege, me dijo la otra noche en el sopor del insomnio: Parece que los pastusos se aletargaron definitivamente en las oscuras aguas del conformismo. Ya nadie protesta, con la virílidad de antaño, ante las injusticias de todos los días. Unos pocos se contentan con redactar algún mensaje telegráfico que se queda sin respuesta, o con difundir una noción mimeografiada que nadie lee. No se pasa de la rebeldía de papel, que es la más inofensiva de las manifestaciones del hombre. Se trata de un simple pataleo de escritorio sin consecuencias posteriores.   He contestado a la sombra: Tu observación duele como una bofetada. Que venga la historia y aporte algunas luces. Nadie ignora que el blasón de San Juan de Pasto se simboliza en los leones rampantes que custodian él castillo de plata, mientras discurren plácidamente las aguas del río al amparo del verdor de los arboles. No obstante, por secretos designios, algunos de los intérpretes de la Real Cédula del 17 de junio de 1554, que otorgó a la Villa su distintivo heráldico, erraron de manera lamentable en la representación gráfica de los leones. En efecto, los colocan de espaldas a la torre, con el rabo entre los cuartos traseros, en franca actitud de macedumbre y somnolencia. Es claro que tal interpretación no consulta ni la letra ni el espíritu de la Real Cédula, ni el diseño enviado por la Corona Española. Según las leyes de la heroíca, los leones deben estar en posición rampante, es decir, con las manos abiertas y las garras extendidas, porque tal calificativo implica agresividad, vigilancia, prontitud para el ataque, valor a toda prueba. En suma: todo lo contrario del descanso apacible. Comento la sombra: Por extraños secretos, quienes cambiaron la actitud de los leones dorados, pronosticaron la indolencia posterior de los pastusos.   Acepto sin palabras y continúo: Cuando el Monarca