https://doi.org/10.22267/rceilat.225051.108
REPORTE
DE CASO
Planeación estratégica para impulsar el
desarrollo sustentable y la superación de pobreza. Estudio de caso
Strategic planning to promote sustainable
development and overcoming poverty. Case study
José
Félix García Rodríguez
Profesor
Investigador Titular Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. (UJAT)
División Académica
de Ciencias Económico Administrativas
Miembro del
Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt
Email: jfgr55@hotmail.com
Naaman
Izquierdo Balcázar
Universidad Juárez
Autónoma de Tabasco, México (UJAT)
Email: 92balcazar@gmail.com
Aída
Beatriz Armenta Ramírez
Universidad Juárez
Autónoma de Tabasco, México (UJAT)
Email: aida.armenta@ujat.mx
Lenin
Martínez Pérez
Universidad
Tecnológica del Estado de Tabasco (UTTAB)
Email: leninmartinez@outlook.com
Lourdes
Del Carmen Pineda Zelaya
Universidad Juárez
Autónoma de Tabasco, México (UJAT)
Email: pinedacelaya@hotmail.com
Recibido:
12/05/2021, Aprobado:26/07/2022
Resumen
En México y los países de América
Latina y el Caribe es necesario impulsar el desarrollo sustentable y enfrentar
los problemas de pobreza y desigualdad presentes en buena parte de su
territorio, sobre todo en el área rural. La planeación estratégica aplicada
representa una alternativa viable para impulsar el desarrollo endógeno de
regiones y comunidades en situación de pobreza. Objetivo: Establecer la importancia de la planeación estratégica
para el desarrollo local sustentable de regiones y comunidades en situación de
pobreza. Método: investigación
cuantitativa, descriptiva y transversal desarrollada en una comunidad en
pobreza extrema del sureste de México, con una población de 500 familias. Se
determinó una muestra representativa de 90 hogares, a los cuales se aplicó un
cuestionario estructurado a partir de los objetivos de investigación, así como
de otros estudios relacionados. Resultados.
Se identificaron los factores determinantes de la situación de pobreza y marginación
en la localidad estudiada, así como las fortalezas y potencialidades para el
desarrollo local, estableciéndose así los elementos centrales de un plan
estratégico para el desarrollo sustentable de regiones y comunidades en
situación de pobreza.
Palabras
clave:
Planeación estratégica, Desarrollo sustentable, Desarrollo local, Pobreza, Plan
estratégico.
Abstract
In Mexico and the countries of Latin America and the Caribbean, it is
necessary to promote sustainable development and address the problems of
poverty and inequality present in much of their territory, especially in rural
areas. Applied
strategic planning represents a viable alternative to promote the endogenous
development of regions and communities in poverty. Objective: To establish the importance of strategic planning for the
sustainable local development of regions and communities living in poverty. Method:
quantitative, descriptive and crosssectional research developed in a community
in extreme poverty in southeastern Mexico, with a population of 500 families. A
representative sample of 90 households was determined, to which a structured
questionnaire was applied based on the research objectives, as well as other
related studies. Results. The determining factors of the situation of poverty
and marginalization in the locality studied were identified, as well as the
strengths and potentialities for local development, thus establishing the
central elements of a strategic plan for the sustainable development of regions
and communities in poverty.
Keywords: Strategic
planning, Sustainable development, Local development, Poverty, Strategic plan
Introducción
La pobreza, marginación y desigualdad
que afecta en gran medida a la población mexicana constituyen problemas
socioeconómicos de naturaleza estructural, compleja y multidimensional. Dicha
problemática está presente en el ámbito urbano y rural; sin embargo, son los
habitantes de las comunidades y pueblos rurales quienes sufren más sus
consecuencias, como lo son ingresos precarios y desempleo, carencias sociales,
rezago educativo y en salud, inseguridad alimentaria, desnutrición,
inseguridad, deficiente infraestructura y vías de comunicación, indicadores
característicos del subdesarrollo y rezago social prevaleciente en buena parte
del país, y que los obliga a migrar de sus lugares de origen. Ello a pesar del
derecho fundamental a una vida digna. Ante ello, es responsabilidad del Estado
nacional asegurar el cumplimiento de dicho derecho, creando leyes, políticas y
programas que impulsen el bienestar de la población, especialmente de los
segmentos sociales más vulnerables.
Constitucionalmente, el Estado
mexicano es responsable de la planeación económica nacional que impulse el
desarrollo y bienestar de la población. En materia de desarrollo regional mucho
se ha avanzado, sobre todo en el norte y centro del país, donde algunas
regiones observan un alto grado de desarrollo económico e industrial, así como
elevadas condiciones de vida de sus habitantes, sobre todo en sus áreas
urbanas. En contraste, en el sur-sureste de México prevalece el rezago socioeconómico,
así como elevados niveles de pobreza, marginación y desempleo. Ante ello, es
necesario impulsar el desarrollo homogéneo del país, así como elevar el nivel
de bienestar económico y social de toda la población, disminuyendo los niveles
de pobreza y desigualdad, rezago e inseguridad presentes en buena parte del
país (Miguel, 2004).
En la búsqueda del desarrollo nacional,
el Estado cuenta con una importante herramienta de apoyo como lo es la
planeación estratégica, la cual instrumentada adecuadamente a través de un plan
estratégico efectivo, podría contribuir al impulso del desarrollo local
sustentable de las comunidades y pueblos en situación de pobreza. Dicho plan,
cumplidas ciertas condiciones, podría ser replicado a otras localidades de
características similares. Por ello, el objetivo general de esta investigación
es establecer la importancia de la planeación estratégica para el desarrollo
local sustentable de regiones y comunidades en situación de pobreza.
La investigación es relevante, toda
vez que describe las características del proceso de planeación estratégica para
el desarrollo, el cual puede constituirse en importante instrumento de trabajo
para la planificación del desarrollo local en los tres niveles de gobierno.
Además, constituiría una importante herramienta metodológica al alcance de las
comunidades rurales mediante la cual, podrán involucrarse en su propio proceso
de cambio, identificando sus potencialidades, fortalezas y debilidades, así
como las organizaciones a constituir y las inversiones a realizar para encausar
el desarrollo local, haciéndolos de esta manera sujetos de su propio
desarrollo.
Conceptualización
del desarrollo
En la teoría económica, el concepto
de desarrollo se asocia al de crecimiento económico, asumiéndose por los
primeros teóricos de la economía que la mejora de una sociedad se daría en la
medida en que se incrementaran las inversiones y la productividad, lo que
derivaría en un aumento de los ingresos de las familias, y por consiguiente, en
la mejora de sus condiciones de vida. De esta manera, el Producto Interno Bruto
(PIB) y el PIB per cápita fueron los indicadores macroeconómicos por excelencia
(Boisier 2001). Sin embargo, surge de inmediato la pregunta obligada: ¿cuánta
congruencia habrá entre el PIB per cápita y las condiciones reales de bienestar
de las familias? Evidentemente, la debilidad de este indicador es que no mide
la brecha de desigualdades sociales. Así, en la conceptualización del
desarrollo debe estar implícita la mejora de las condiciones de vida de la
sociedad, más allá del incremento de los ingresos. Por lo tanto, el desarrollo
no es un hecho terminado en el tiempo, sino más bien un proceso en el que los
objetivos y las acciones están encaminadas a garantizar el bienestar de la
población de manera creciente y constante (Miguel, 2004). No obstante, el
concepto cobra fuerza durante la posguerra, con la creación de diversos
programas de apoyo para el desarrollo de los países pobres, cuya organización y
supervisión recayó en el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional
(FMI) (Miguel, 2004).
En este contexto, el desarrollo económico debe asumirse como
un proceso a través del cual una nación logra alcanzar mejores estándares de
vida de su población (Brue & Grant, 2009). En este contexto, la
Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2012), planteó diversas prioridades
para el logro de un desarrollo sostenible que fomente la prosperidad, las
oportunidades económicas, el bienestar social y la protección del medio
ambiente; todo ello con la intención de mejorar las condiciones de vida de la
población en general. De esta manera, el desarrollo económico busca un
equilibrio en sus tres pilares básicos: económico, social y ecológico.
Aquí, la pregunta central sería
cómo lograr el desarrollo económico que impulse el bienestar de la sociedad, el
crecimiento económico sostenido y el cuidado del medio ambiente. Los economistas
coinciden en cuatro elementos indispensables para el desarrollo: recursos
humanos, recursos naturales, capital e innovación y cambio tecnológico
(Samuelson & Nordhaus, 2010). Si bien es cierto que el propósito central
del desarrollo económico es mejorar los niveles de vida de las personas, no
debe dejarse de lado que no hay desarrollo sin crecimiento económico; es decir,
el crecimiento económico está implícito en el desarrollo.
Así, aunque la teoría del
desarrollo económico sostiene que el PIB per cápita no es un indicador objetivo
para medir el bienestar de la población, Krugman y Wells explican que éste se
usa como medida resumida del progreso del país a lo largo del tiempo, y que el
crecimiento económico a largo plazo depende casi totalmente de la variable productividad,
la cual obedece al aumento del capital físico, el aumento del capital humano y
el progreso tecnológico. En síntesis, no hay desarrollo económico sin
crecimiento económico, pero el crecimiento en sí mismo no genera desarrollo
económico. Esto justifica la intervención del Estado en la actividad económica
a efectos de corregir las fallas del mercado, procurando una distribución justa
y equitativa de la riqueza. No obstante, la historia económica demuestra que el
crecimiento económico ha generado una gran brecha de desigualdad, misma que se
traduce en marginación y pobreza. Esto se debe a que el retorno del capital es
más alto que la renta del trabajo. Si bien el crecimiento económico no resuelve
esta brecha social, no deja de ser un elemento fundamental del desarrollo
económico.
Tradicionalmente, el estudio del
crecimiento económico se ha abordado desde dos grandes enfoques: el crecimiento
económico hacia afuera y el crecimiento económico hacia adentro. En el primero,
predomina la apertura al libre mercado, el Estado deja de intervenir como
regulador de la economía y solo se dedica administrar justicia, y las leyes del
mercado se encargan de la asignación de los recursos. En el segundo, el Estado
interviene aplicando regulaciones para proteger el mercado interno e incentivar
a las empresas nacionales, procurando la sostenibilidad de las mismas con el
paso del tiempo. En ambos enfoques de crecimiento se esperan alcanzar las
rentas nacionales que permitan el bienestar de la población (Huerta &
Chávez, 2003). El enfoque de desarrollo
regional se encuentra en la categoría del modelo de crecimiento hacia
adentro, en el que las inversiones están dirigidas a desarrollar los sectores
nacionales, considerando las vocaciones territoriales y los agentes económicos
que lo propician.
Así, el desarrollo regional consiste en un proceso de cambio estructural
localizado espacialmente asociado a un proceso permanente de progreso de la
propia región, así como de sus habitantes colectiva e individualmente. Es
decir, el desarrollo regional debe combinar tres dimensiones: la dimensión
espacial, la dimensión social y la dimensión individual. Se trata de un proceso
en el que la región es un sujeto colectivo. El concepto de desarrollo regional
se ha considerado en dos vertientes: subordinado al contexto nacional o
independiente del mismo. En el primer caso, el desarrollo regional se ha
entendido como un proceso de desarrollo nacional a escala regional,
considerándose las características económicas, sociales y físicas del cambio en
una zona durante un periodo de tiempo; en el segundo, el desarrollo regional se
concibe como un aumento del bienestar en la región expresado en indicadores
tales como el ingreso percápita, su distribución entre los habitantes, el
acceso a los servicios sociales y la adecuación de normas legales y
administrativas. Aunque algunos prefieren ver el desarrollo regional como un
proceso dependiente del desarrollo nacional, en muchas regiones pobres se han
superado aspectos desfavorables o se han creado nuevas situaciones favorables
que mejoran la calidad de vida de sus habitantes gracias a la planificación del
desarrollo regional.
El concepto de desarrollo endógeno nace como una respuesta al pensamiento
dominante de los años cincuenta y sesenta, el desarrollo territorial basado en
el paradigma industrial de producción en serie y en la difusión de las
innovaciones y los impulsos de cambio. Contrariamente, el desarrollo endógeno
puede ser entendido como una propiedad emergente de un sistema territorial que
posee un elevado stock de capitales intangibles y sinérgicos. Es decir, se
produce como resultado de la integración de los actores locales y de varias
formas de capital intangible, en el marco de un proyecto político colectivo del
desarrollo del territorio (Boisier, 2001).
Este autor plantea que la endogeneidad
del desarrollo regional debe entenderse como un fenómeno que intercepta cuatro
planos importantes que generan un escenario ocupado por una variedad de actores
públicos y privados quienes interactúan en diversos niveles: 1. En el plano
político, se identifica la creciente capacidad regional para tomar decisiones
en torno a las diferentes estrategias de desarrollo y al uso de instrumentos
correspondientes en esta materia, es decir, la capacidad de diseñar y ejecutar
políticas de desarrollo, así como la capacidad de negociar. 2. En el plano
económico, se tiene que considerar la apropiación y reinversión regional de
parte del excedente para diversificar la economía y asegurar la sustentabilidad
en el tiempo. En el plano científico y tecnológico, el territorio visto como un
sistema debe tener la capacidad interna de generar sus propios impulsos tecnológicos
de cambio o ser capaces de hacer modificaciones cualitativas en el sistema. 4.
Finalmente, en el plano cultural, el desarrollo endógeno debe gestarse en el
interior del territorio, considerando las características, conocimientos y
creencias de su población.
En síntesis, el desarrollo endógeno
mira al interior del territorio en busca de las potencialidades que detonen el
desarrollo de la comunidad e impulsen el bienestar a una escala mayor en el
futuro. Dignificar la vida supone que existe un conjunto de necesidades
insatisfechas colectivas que deben ser atendidas y un elemento clave es la
construcción de una identidad colectiva que refleje el ser integral de la
comunidad. El desarrollo a partir de los recursos locales demanda una vida
digna y la construcción de identidad colectiva (Fuenmayor, 2003). En este
sentido, el desarrollo endógeno se presenta como una idea nacionalista del
desarrollo, el ejercicio de la soberanía territorial. Y es lógico desde el
instante en que se espera propiciar el desarrollo desde el interior a partir de
los recursos de que se dispone. Este enfoque plantea interrogantes de tipo
global, por ejemplo, ¿qué lugar ocupa el exterior en el desarrollo endógeno,
tiene algún valor? Porque el mundo es cada vez más globalizado y los temas de
desarrollo no deben limitarse a considerar esta complejidad. Por esto, el mundo
se parece más a un mercado global, con rezagos en los países que aún no
incursionan plenamente en esta dinámica (Pilonieta & Ochoa, 2006).
Queda claro que los agentes del
desarrollo endógeno son: autoridades locales y regionales, iniciativa privada y
la sociedad con su conocimiento cultural e innovaciones tecnológicas, que
conduce a la transformación social. Garafoli, citado por Boisier (2001), dice
que el desarrollo endógeno significa la capacidad para transformar el sistema
socioeconómico, la habilidad para reaccionar a los desafíos del exterior, la
promoción del aprendizaje social y la habilidad de introducir formas específicas
de regulación social a nivel local que favorecen el desarrollo de las características
anteriores. Y concluye, el desarrollo endógeno simplemente es la habilidad para
innovar a nivel local. Entonces, este enfoque de desarrollo coloca las piezas
del rompecabezas e indica cómo deben moverse para situar todo en su lugar. De
manera tal que el desarrollo local no puede concebirse sin desarrollo endógeno,
sin embargo este concepto es más amplio, tanto que debe considerarse en los
temas de desarrollo regional (Boisier, 2001). El reto está delante, implica
trabajo duro y perseverancia. Innovar a nivel local es clave para impulsar el
bienestar de las comunidades en situación de pobreza.
En este contexto, el desarrollo local se asume como un
proceso de cambio favorable de una sociedad a partir de su identidad y su
propio territorio, durante el cual se generan y fortalecen sus dinámicas
económicas, sociales y culturales, facilitando la articulación de cada uno de
estos subsistemas y logrando mayor intervención y control entre ellos
(Casanova, citado por Alcañiz, 2008). De esta manera, el desarrollo local
procura determinar dos aspectos: primero, cuál es el potencial de recursos con
el que se cuenta y segundo, cuáles son las necesidades que se requieren
satisfacer tanto de las personas como de las comunidades, colectividades,
municipios y la sociedad en general. El desarrollo local parte del análisis de
los recursos disponibles con los que se impulsará el bienestar de una comunidad
pequeña o grande, con base en un proceso de planeación estratégica. Este
enfoque surge como respuesta a las fuertes transformaciones producidas por la
acumulación de capital, que plantea problemas de regulación como la gestión de
trabajo o la adaptación y difusión de la tecnología moderna que las
instituciones del pasado afrontaron, pero que ahora son más complejas, de
manera que los instrumentos de intervención estatal han perdido eficacia en la
regulación de la economía, por lo que estos cambios obligan al Estado a
intervenir estratégicamente. Ante ello, la reestructuración del Estado está
impulsando nuevas estrategias en la gestión pública, como lo es la política de
desarrollo local. De esta manera, muchas comunidades, especialmente europeas, han
intentado dinamizar el ajuste de los sistemas productivos locales (Boisier,
2001).
Por su parte, el enfoque de Desarrollo Sustentable tiene sus
orígenes en la década de los ochenta, cuando la ONU creó la Comisión Sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo, y su famoso informe Nuestro Futuro Común,
también conocido como El Informe Brundtland. En el mismo se señalaba con
claridad que la sociedad debía modificar su estilo y hábitos de vida para
evitar una crisis social y la degradación de la naturaleza. De esta manera, el
desarrollo sustentable debía satisfacer las necesidades de la generación
presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para
satisfacer sus propias necesidades (Ramírez, Sánchez, & García, 2004).
Esta definición contempla dos
conceptos importantes: 1) el concepto de necesidades, especialmente las necesidades
básicas de las personas vulnerables, y 2) preservación del medio, es decir,
reconoce que las capacidades para la satisfacción de necesidades provienen de
la naturaleza, por lo tanto, es responsabilidad de la generación presente
satisfacer sus necesidades, sin comprometer las capacidades de satisfacción de
las generaciones futuras. En este contexto, en septiembre de 2015 se estableció
la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible misma que contempla diecisiete
objetivos para alcanzarlo, entre los que destaca el fin de la pobreza (ONU,
2015). Estos objetivos, como señala Zarta (2018) persiguen un proceso armonioso
de desarrollo sustentable en el cual colaboren todas las disciplinas del
conocimiento, especialmente en lo económico, social, ambiental, cultura, así como
un sistema de valores correspondientes.
Pobreza.
Caracterización y situación actual
Uno de los problemas más debatidos
dentro del ámbito de la economía, la política, la filosofía y la ética es la pobreza,
entendida como una condición socioeconómica que limita el bienestar de las
personas y que constituye un asunto de naturaleza multidimensional y complejo
(García, 2016). Al tratarse de un problema complejo, su estudio y abordaje
requiere enfoques multidimensionales e interdisciplinarios para comprender sus
causas y diseñar políticas adecuadas para enfrentarlo. La pobreza es un
problema latente a nivel mundial. Según el Banco Mundial (2019), para el 2018
había 7 mil 594 millones de habitantes en el mundo, de los cuales 736 millones
se encontraban en situación de pobreza extrema. Esto quiere decir que poco más
del 10% de la población mundial sobreviven diariamente con un ingreso por
debajo de 1.90 dólares.
En México, la pobreza es un tema
multidimensional y complejo que preocupa a la población y las autoridades
actuales, pues en el 2018, de una población total de casi 125 millones de
habitantes, 52.4 millones ya se encontraban en situación de pobreza multidimensional,
lo que equivale al 41.9% del total (Coneval, 2018). Esto implica que tal
población tenía al menos una carencia social y su ingreso era insuficiente para
adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades
alimentarias. Lo más alarmante era que el 7.4% de la población total se encontraba
en pobreza extrema; es decir, 9.3 millones de personas vivían con un ingreso
tan bajo que ni aun gastándolo exclusivamente en alimentos podían adquirir los
nutrientes necesarios para una vida sana, y además tenían tres o más carencias
sociales. Parte del problema de la pobreza radicaba en la baja efectividad de
las políticas públicas implementadas para enfrentarla. Así, en el periodo 2015
al 2017 operaron en el país 5,491 programas sociales de los cuales sólo 83
estaban dirigidos a combatir las carencias sociales y eran considerados
prioritarios. Sin embargo, de acuerdo al Coneval estos programas no dieron los
resultados esperados por deficiencias en su diseño e implementación (Roldán,
2017).
En la actualidad, la pandemia mundial
de covid-19 desatada a fines de 2019 ha impactado no solo la salud de la
población sino también su bienestar. Para México, ésta ha significado también
un marcado retroceso en materia de pobreza. De esta manera, el informe Coneval
2020 reportó que el porcentaje de población que se encontraba en situación de
pobreza aumentó de 41.9 por ciento (51.9 millones de personas) a 43.9 por
ciento (55.7 millones) durante el período 2018-2020. Por otro lado, los
mexicanos que se encontraban en un escenario de pobreza extrema se elevó de 7.0
por ciento de la población (8.7 millones de personas) a 8.5 por ciento (10.8
millones de personas). Cabe resaltar que aunque la pobreza y la pobreza extrema
en México aumentaron entre 2018-2020 por efectos de la pandemia, los programas
sociales implementados por la administración federal actual ayudaron a
atenuarlos y a evitar que el nivel de rezago aumentara todavía más.
Geográficamente, la mayor parte de
la población en situación de pobreza se concentra en las zonas rurales, lo que
obedece a la exclusión social y económica a la que están expuestas, y que se
traduce en limitaciones de acceso a los servicios de educación y salud, así
como a los mercados laborales, limitados canales de comercialización de los
productos locales, así como deficientes vías de comunicación. Ante ello es
necesario promover la inclusión social y el desarrollo de las capacidades
locales (Portales, 2014). Para lograrlo, la planeación estratégica del
desarrollo local se presenta como una alternativa efectiva para enfrentar la pobreza
(Herrera, 2013). A partir del diseño de un plan estratégico de desarrollo
local, el Estado en sus tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal)
puede focalizar mejor las políticas y programas de apoyo a las comunidades,
proveyéndoles mejores servicios básicos y mayores elementos para el desarrollo
local sustentable.
Planeación
estratégica como instrumento del desarrollo local sustentable
La planeación es la primera fase
del proceso administrativo de cualquier organización, pública o privada. Para
el Estado, la planeación es un instrumento de la política de desarrollo que
hace posible establecer políticas efectivas de crecimiento, y facilita la toma
de decisiones sobre bases objetivas y estratégicas (Chapoy, 2003). Según
Chandler (2003), la estrategia consiste en el establecimiento de metas y
objetivos a largo plazo de una organización, así como las acciones a emprender
y los recursos necesarios para su consecución. Al respecto, Armijo (2011)
comenta que la planeación estratégica es un ejercicio de formulación y
establecimiento de objetivos prioritarios, cuya característica central es el
establecimiento de los cursos de acción (estrategias) para alcanzarlos. La
planeación estratégica está integrada por elementos consecutivos que dan orden
a su elaboración: misión, visión, valores organizacionales, objetivos
estratégicos, análisis interno y externo, estrategias, líneas de acción e
indicadores de desempeño. Todos estos elementos se plasman en un documento
rector denominado plan estratégico de desarrollo. En este contexto, la
planeación del desarrollo local debe ser estratégica, a efectos de priorizar
los objetivos que se propone alcanzar.
La planeación estratégica del desarrollo
local exige la participación activa de los agentes involucrados, como son la
población beneficiaria, autoridades locales, instituciones públicas y
universidades, agencias de desarrollo local, organizaciones sociales, etc.
(Silva & Sandoval, 2012). En general, la planeación estratégica local
implica realizar un diagnóstico de las fortalezas y debilidades presentes en la
localidad, y a partir de ello elaborar un plan estratégico que contenga las
acciones que deben emprenderse para enfrentar los problemas sociales y
económicos complejos que enfrentan, como son entre otros la pobreza,
desigualdad y marginación. En base a los referentes teórico-metodológicos antes
expuestos, se determinó el siguiente algoritmo teórico para el desarrollo
local, adaptado de la propuesta de Miguel (2004).
Figura 1. Algoritmo
de la ruta del desarrollo local sustentable (Adaptado de Miguel, 2004).
Método
Enfoque.
Investigación cuantitativa que parte de una idea que deriva en el planteamiento
de un problema de investigación, preguntas y objetivos; se sustenta en una revisión
de la literatura y se establece un marco teórico así como una hipótesis a
demostrar, en la cual se determinan las variables de estudio, mismas que a
partir de la información captada en el trabajo de campo son medidas (Hernández,
Fernández y Baptista, 2014). Tipo.
Investigación descriptiva y transversal, cuyo propósito es describir y analizar
las variables identificadas, así como la interrelación existente entre ellas
(Hernández, Fernández, & Baptista, 2014). Diseño. Como caso de estudio se tomó una localidad representativa
de la situación de pobreza y marginación del sureste de México, en la que viven
500 familias.
El tamaño de muestra es de 90 hogares,
y se determinó mediante muestreo aleatorio simple, considerándose un intervalo
de confianza del 95%, y un margen de error del 5%. La técnica para recolección
de la información fue diseñada a partir de los objetivos de la investigación,
habiéndose aplicado a los sujetos de estudio un cuestionario con preguntas
cerradas, construido en base a investigaciones precedentes con características
similares, así como en el cuestionario utilizado en el censo de ingreso-gasto
aplicado por el INEGI en 2018. De igual manera, se tomó como referencia el
manual de Metodología para la elaboración de estrategias de desarrollo local de
Silva y Sandoval, publicado por la CEPAL en el año 2012. Para el análisis
cuantitativo de la investigación se aplicó estadística descriptiva.
Resultados
Derivado del análisis efectuado a
la información recolectada en el trabajo de campo, se deducen entre otros los
siguientes resultados:
1.
Al igual que en el resto de las
comunidades en situación de pobreza del país, las características
sociodemográficas de la localidad estudiada se corresponden con la transición
demográfica presente en los países latinoamericanos, como son la presencia
mayoritaria de población joven y adulta, bajo nivel de escolaridad, precariedad
del empleo y por lo tanto del nivel de vida de sus habitantes.
2.
Debido a las condiciones de marginación y
bajo nivel de escolaridad, el trabajo desarrollado por la población es precario
y de bajo nivel agregado. De esta manera, las ocupaciones de la población
masculina entrevistada están centradas en las actividades propias del campo y
en la generación de productos del sector primario con bajo valor agregado, los
cuales se comercializan en la comunidad y en pocos casos tienen alcance externo
a la misma.
3.
También se registran actividades de
ganadería y pesca a baja escala. El sector servicios comienza a cobrar importancia
a través del comercio y los servicios técnicos de carpintería, plomería,
electricistas, mecánicos y veterinarios. En el caso de las mujeres, éstas se
dedican generalmente a labores del hogar, actividad que en la mayoría de los
casos no implica remuneración alguna. Asimismo, existe un alto nivel de
desocupación en ambos sexos.
4.
Dada la precariedad de sus actividades
económicas y su baja escolaridad, es natural que los ingresos de la población
sean insuficientes para satisfacer sus necesidades básicas, no solo
alimenticias sino también de educación, salud y vivienda. Así, se encontró que
el 52% de los entrevistados percibe menos de 500 pesos semanales por su trabajo
principal, el cual distribuido en un hogar con un promedio de 5 personas obliga
a una vida precaria y limitada, pues dicho ingreso se usa principalmente para
gastos de alimentación (65%), educación (20%), salud y medicamentos (8%) y
vestimenta (5%). Asimismo, en el 60% de las familias encuestadas la figura
paterna aporta el ingreso total del hogar, mientras que el 40% restante es
aportado por diferentes miembros de la familia. Por las actividades extras que
realizan y los apoyos gubernamentales que perciben las familias, el ingreso
familiar semanal se incrementa.
5.
Los apoyos gubernamentales de
transferencias monetarias han incrementado notablemente el ingreso familiar de
los habitantes en situación de pobreza, lo que ha coadyuvado a reducir las
carencias alimentarias. El impacto de los programas de apoyo que están
beneficiando a los habitantes de la comunidad estudiada es relevante. Así, el
Programa Sembrando Vida apoya al 32% de las familias; Becas de Educación Básica
un 40%; Becas de Educación Media Superior 19%; Becas de Educación Superior 6%;
Pensión para Adultos Mayores 13%; Jóvenes Construyendo el Futuro 10% y Personas
con Discapacidad 3%.
6.
Un signo distintivo de la pobreza y
marginación de la población es la falta de acceso a diversos bienes públicos
básicos. Las carencias sociales se refieren a la privación del acceso a
capacidades básicas para la vida y el bienestar como son los servicios básicos
de educación, salud y vivienda. Así, en la comunidad estudiada la mitad de la
población apenas si cuenta con estudios de nivel primaria, el 30% de secundaria,
el 12% de preparatoria, y solo el 2% estudió alguna profesión. Así mismo, el 6%
es analfabeta, pues no sabe leer ni escribir.
7.
Respecto a la disponibilidad y acceso a
otros servicios básicos para el bienestar y el desarrollo local, el 90% de la
población dispone de los servicios de energía eléctrica y agua potable, aunque
su suministro es deficiente e irregular. Ambos servicios están relacionados: si
no hay energía eléctrica, el pozo de distribución de agua potable no funciona.
Por otra parte, el 91% de la población entrevistada coincidió en que los
caminos y carreteras que comunican a la localidad se encuentran en mal estado y
cada vez se deterioran más, sin que ninguna autoridad atienda este problema.
Por lo mismo, el transporte público es deficiente e insuficiente para
satisfacer las demandas de traslado de los habitantes de la comunidad.
8.
Un aspecto relevante para el desarrollo
local es la percepción que tiene la sociedad acerca de su propia realidad y la
manera de superar sus problemas. Con tal propósito, el trabajo de campo incluyó
un apartado especial. Al respecto, todos los entrevistados consideraron que la
comunidad cuenta con importantes recursos naturales susceptibles de
aprovechamiento, como son amplias extensiones de tierras fértiles para la agricultura
y abundantes manglares y lagunas para la pesca y ostricultura, así como la
elaboración de artesanías y la carpintería. Otro aspecto potencial de
desarrollo sería el emprendimiento del turismo ecológico sustentado en la
riqueza natural que rodea a la comunidad. Al respecto, debe destacarse la satisfacción
de la población con los programas públicos implementados por la administración
federal actual. Así, la tierra fértil está siendo aprovechada para la
reforestación a través del programa sembrando vida, del cual el 32% de la población
está resultando beneficiada, ya sea porque reciben un ingreso en su calidad de
propietarios, o porque cuentan con un empleo y reciben un ingreso como
trabajadores agrícolas campesinos.
Discusión
La situación de pobreza y rezago social
en México constituye un problema estructural complejo, mismo que se ha visto
acentuado por los efectos de la pandemia de Covid-19. Así, entre 2018-2020 el
porcentaje de población en situación de pobreza aumentó de 41.9 por ciento
(51.9 millones de personas) a 43.9 por ciento (55.7 millones). Por otro lado,
los mexicanos que se encontraban en un escenario de pobreza extrema se elevó de
7.0 por ciento de la población (8.7 millones de personas) a 8.5 por ciento
(10.8 millones de personas). Asimismo, en materia de pobreza extrema los
indicadores señalan que Tabasco se encuentra por encima de la media nacional,
siendo uno de los estados más vulnerables en materia de pobreza y rezago social
a nivel nacional. De ahí el interés por impulsar estrategias para el desarrollo
local, a efectos de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de las
áreas rurales, a partir del aprovechamiento estratégico de las potencialidades
que estos territorios poseen.
En la comunidad estudiada se encontró
que las familias rurales perciben ingresos insuficientes para satisfacer sus
necesidades básicas, motivo por el cual permanecen en situación de pobreza
extrema, y son a la vez las que más privaciones sociales presentan, lo que les
limita su derecho a una vida digna. Manifiestan también un importante rezago en
materia de educación, salud y seguridad social, así como múltiples carencias en
la calidad de su vivienda, limitaciones en el acceso a la energía eléctrica,
servicios de agua potable, carreteras y transporte público.
Por otro lado, los habitantes de la
comunidad cuentan con una perspectiva de desarrollo local e identifican claramente
los recursos potenciales disponibles y su posible aprovechamiento, lo que
facilita la implementación de un proceso de planeación estratégica. Así,
identificada la percepción de la comunidad respecto a su circunstancia actual,
así como las principales debilidades, fortalezas y potencialidades para el
desarrollo local, resulta pertinente la puesta en marcha de un proceso de
planeación estratégica que debidamente aplicado posibilite en el mediano y
largo plazo el desarrollo local, contando con la participación activa de la
propia población y sus autoridades, el Estado en todos sus niveles y las organizaciones
públicas y privadas que deban concurrir.
En este contexto, el desarrollo
local representa una alternativa viable para impulsar la superación de la
situación de pobreza y marginación presente en muchas regiones del país, de ahí
la importancia de impulsar procesos de planeación estratégica para el
desarrollo integral por parte del estado nacional. Lograr que la planeación
estratégica sea un instrumento efectivo mediante el cual las comunidades pobres
y marginadas participen activamente en el aprovechamiento racional de los
recursos naturales disponibles en su localidad constituye un propósito
esencial. Ello presupone un adecuado acompañamiento organizativo y capacitación
técnica efectiva para el mejor aprovechamiento de los recursos productivos
disponibles, así como la mejora de los procesos de producción tradicionales
(Herrera, 2013).
De esta manera, la planeación estratégica
del desarrollo local sustentable constituye un instrumento preponderante en las
iniciativas de combate a la pobreza. Se trata de una acepción al desarrollo que
busca posicionarse como la más adecuada en la creación de procesos en la
reducción de los índices de marginación y pobreza en que se encuentran las
comunidades rurales del país. Se basa en la capacidad de desarrollar su
potencial por medio de la generación de acciones locales, que a su vez, se
integran en el entorno global. Busca atender las problemáticas relacionadas con
la creación de medios y capacidades que mejoren la calidad de vida, a través de
la participación social y el aprovechamiento de los recursos que se encuentran
en un territorio determinado (Portales, 2014).
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