Osvaldo Granda*
Universidad de Nariño
Grupo de Investigación: Historia, Educación y Desarrollo
osgranda@udenar.edu.co
Recepción: 01/08/2016
Evaluación: 10/08/2016
Aprobación: 01/11/2016
Artículo de Investigación- Científica
En este artículo, se precisa sobre el derrotero seguido en la introducción del método lancasteriano en el territorio de la Gran Colombia, realización que estuvo a cargo de Sebastián Mora Berbeo y de su acogida por parte del gobierno, que lo llevó a su aplicación generalizada en la enseñanza de primeras letras y Escuelas Normales a partir de 1820. Además, con el fin de establecer la corriente que siguió Mora Berbeo, se señalan aspectos históricos sobre los manuales de la época que influyeron en la práctica del método mencionado. Esto permite citar diferencias y apropiaciones en relación con la práctica lancasteriana gaditana en su ordenamiento general, con los manuales españoles y los que se producen en otras ciudades.
Palabras clave: Ecuador, enseñanza mutua, escuela lancasteriana, Gran Colombia, Sebastián Mora, Venezuela.In this article, it is specified on the course followed in the introduction of the Lancasterian method in Great Colombia, a project under the direction of Sebastián Mora Berbeo, a project that was welcomed by the government, and that led to its widespread application in the teaching of the first letters at Normal Schools from 1820. In addition, in order to establish the theory followed by Mora Berbeo, historical aspects are pointed out about the manuals of the time that influenced the practice of the aforementioned method. This allows us to cite differences and appropriations in relation to the Lancasterian practice in its general order, with Spanish manuals and those produced in other cities.
Keywords: Ecuador, mutual teaching, lancasterian school, Great Colombia, Sebastián Mora, Venezuela.Neste artigo, é especificado no curso seguido na introdução do método lancasteriano no território da Grande Colômbia, realização que esteve encarregada a Sebastián Mora Berbeo e de sua aceitação pelo governo, que levou à sua aplicação generalizada em o ensino das primeiras letras e das Escolas normais a partir de 1820. Além disso, para estabelecer a corrente que se seguiu a Mora Berbeo, aspectos históricos são apontados para os manuais do tempo que influenciaram a prática do método mencionado. Isso nos permite citar diferenças e apropriações em relação à prática Lancasteriana gaditana em sua ordem geral, com manuais espanhóis e produzidos em outras cidades.
Palavras-chave: Equador, ensino mútuo, escola lancasteriana, Gran Colômbia, Sebastián Mora, Venezuela.Sebastián Mora Berbeo nació en Timaná, Nueva Granada, en 1790; ingresó a la orden franciscana en la ciudad de Quito desde 1805 y pasó a Santa Fe en 1811. Posteriormente, lo nombraron Elector en uno de los colegios de Neiva1 y, en fecha sin precisar, llegó a El Pital, población próxima a Cúcuta, donde participó públicamente de las ideas independentistas, causa por la cual lo hicieron prisionero durante La Pacificación ejecutada por Pablo Morillo. Allí, se lo condenó, junto a otros religiosos, a ser expatriado a Cádiz, hecho acaecido en mayo de 1817. Según se desprende de la documentación histórica, al estar prisionero, en el año 1820, lo cobijó el indulto decretado en España2.
Por tanto, se establece que permaneció prisionero en aquella localidad hasta 1820 y que durante su destierro aprendió el método lancasteriano, introducido en la península un lustro antes. Este hecho histórico lo ratifica constantemente el propio Mora, como lo hace, por ejemplo, en un oficio que, desde Cuenca, Ecuador, dirige, en junio de 1826, al Secretario de Estado del Departamento del Interior, cuando le manifiesta:
He concluido lo que podía decir a V.S. Sobre el resultado de mi comisión, ahora permítame que yo decienda a hablar sobre mi suerte individual. S.E. el Vice- Presidente me ha nombrado especial director p.a la escuela de Quito o de la que me gustase. Yo he traído esta enseñanza desde Europa, adquirida al fin de cinco años de la más severa prisión sufrida por la Patria con la cual arruiné el estado de mi fortuna. Desde el año de 21 estoy trabajando con el celo y constancia que han visto todos los pueblos de la República en dimanarla desde su actual capital hasta sus confines del Sur y el supremo Gobierno sin necesidad de los citados documentos que acompaño a V.S. se halla bien satisfecho de esto...3
Interesa, en este punto, conocer cuál fue el bagaje en la formación y, sobre todo, los conocimientos que adquirió sobre la enseñanza mutua. Recuérdese que él ingresó al Seminario franciscano de Quito y, al haber concluido su preparación, se trasladó a Neiva, donde ejerció el cargo de Elector. Dicha asignación permite suponer que ya gozó de alguna distinción entre los educadores de dicho colegio, pues el oficio de Elector requería ya un cierto nivel pedagógico. Después, pasó unos meses en El Pital, donde lo tomaron prisionero y enviaron a Cádiz.
En España, los avances de la escuela lancasteriana se conocían desde 1807, cuando aparecieron en la prensa4 noticias sobre sus progresos; su implantación despegó apenas hacia 1816, con la traducción del manual de Laborde, pero su práctica solo se hace efectiva en enero de 1818, al instalarse la primera escuela de este tipo en Madrid. A partir de entonces, la publicación de manuales, por las vías inglesa y francesa, se mantendrá durante varios años. En esa capital, se divulgaron ampliamente noticias de los logros escolares atribuidos al lancasterismo. Por tanto, el contexto académico que rodea la estadía de Mora en Cádiz fue propicio para que, dado su interés por la educación, aprendiera el método de enseñanza mutua lancasteriano.
Si bien permanece en cumplimiento de su prisión en el Castillo de San Sebastián5, es factible, dada su condición de religioso, que tuviera contactos con algunos miembros de la comunidad franciscana. Se señala este aspecto porque, en un local del Callejón del Tinte, en el piso bajo del convento perteneciente a la Comunidad Franciscana de Cádiz, la Sociedad Económica de Amigos del País estableció una de sus escuelas lancasterianas6.
También pudiera ser que su aprendizaje lo hiciera en la cárcel, pues en algunos presidios españoles se organizaron escuelas para los presos (con el método lancasteriano) y Cádiz no pudo ser la excepción7. Este hecho se puede colegir del manejo dado a las “escuelas” para reclusos en varias ciudades; se conoce, por ejemplo, el Reglamento para la escuela de jóvenes presidarios bajo el método de enseñanza mutua aprobado por S.M. para el presidio de la ciudadela de Barcelona, de junio de 1820; dicho manual anota, en el Artículo 2°, a la letra: “Los jóvenes presidiarios aprenderán por el método de enseñanza mutua” y, luego, en su Artículo 18°: “En las épocas que se señale habrá examen general sobre los puntos que abarca la enseñanza mutua...”.
A la par de conocer el método, debió leer alguno de los manuales que circularon con profusión entre 1819 y 1820, para abrir, así, la posibilidad de su autodidactismo. En el caso madrileño, se había divulgado desde 1816 el Plan de enseñanza para escuelas de primeras letras según los métodos combinados del Dr. Bell y del Sr. Lancaster: adaptados a la religión católica: y breve compendio de sus progresos, de Alexandro de Laborde, traducido del que, en francés, se había publicado en Londres el año anterior, con el título de Plan D’education pour les enfans pauvres d’aprés les deux méthodes combinées du docteur Bell et de M. Lancaster. En su orden, en 1818 apareció el manual que la Real Sociedad Económica de Cádiz editó: Manual práctico del método de mutua enseñanza para las escuelas de primeras letras8; también aparece ese año una traducción del francés, a cargo de Ferrer y Casaus, titulada: Sistema inglés de instrucción ó colección completa de las invenciones y mejoras puestas en práctica en las escuelas reales de Inglaterra, en el que, por cierto, ya se da cuenta de la escuelas de Madrid y Cádiz9; y de Escuela lancasteriana. Estado de los progresos que han hecho los niños desde su apertura hasta 1818, o el manual editado en Valencia: Lecciones de enseñanza mutua según los métodos combinados por Bell y Lancaster ó Plan de educación para los niños pobres; y se publica en 1819 en Palma de Mallorca Lecciones de enseñanza mutua: según los métodos combinados por Bell y Lancaster o Plan de educación para niños pobres; el que por orden real se edita en Madrid en 1820, por cuenta de la Junta Protectora de la Enseñanza Elemental, Método de enseñanza mutua, según los sistemas combinados del Dr. Bell y de Mr. Lancaster, para uso de las escuelas elementales ó de primeras letras10; o el de 1821, publicado en Barcelona, Manual práctico ó compendio del método de enseñanza mutua, traducido por el presbítero Joaquín Catalá11. Además, en 1822 se publica en Madrid una Demostración, obra dedicada a destacar el valor del nuevo método aplicado en las escuelas públicas12.
De esta manera, se pueden inferir las posibilidades que tuvo el prisionero para aprender el método combinado de Bell y Lancaster, como lo llamaron en España, cuya divulgación se realizó más con la designación tomada de la línea francesa de Enseñanza Mutua13.
La educación española que conoció Mora Berbeo provenía de una serie de reformas que pretendían generalizar y popularizar la enseñanza, como las que se señalaron en la Real Orden de junio de 1805, a la que siguieron varios intentos, hasta llegar al año 1812, con la actuación de las Cortes de Cádiz, sobre cuyo proceso vale la pena detenerse.
En 1804, se le había quitado al Colegio Académico la potestad de realizar examen a los maestros, la que pasó a manos de una “Junta de Exámenes” que, en tiempos de Bonaparte, se suprimió, para restablecerse en 1812; en estos tiempos ya se habían creado Juntas de exámenes en las poblaciones más importantes. Si bien se mantiene este ente, la Constitución de Cádiz le dedicó a la instrucción pública un capítulo. A partir de la inclusión de este aspecto educativo, la enseñanza principió a verse como una necesidad generalizada y a otorgársele condición de educación pública: “En todos los pueblos de la monarquía se establecerán escuelas de primeras letras, en las que “se enseñará à los niños à leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica, que comprenderá también una breve exposición de las obligaciones civiles”14.
En 1813, se nombró una Junta de Instrucción Pública, a la que se encomienda que hiciera cumplir lo dispuesto en dicho mandato; para ello, la Junta elaboró un informe y, con base en él, escribió en 1814 un Dictamen y un Proyecto para la educación española. Lastimosamente, el proyecto que impulsó la Constitución de Cádiz no llegó a cristalizar por el regreso de Fernando VII al trono y la subsecuente derogatoria de dicha Constitución.
Por consiguiente, después de varias tentativas por popularizar la educación, el cambio de gobierno finalmente promovió la iniciativa de las Cortes de Cádiz; el espíritu educativo reformador se logró en especial con el Plan de las Reales escuelas gratuitas para niños pobres, ordenado por Fernando VII y puesto en marcha en Madrid en el mes de enero de 1816.
Con estos antecedentes, en enero de 1818, Juan Kearney, después de haber conocido personalmente las escuelas inglesas y francesas, abrió una escuela lancasteriana en Madrid, cuyo buen desarrollo llevó a que el Rey ordenara la creación de “una escuela central en la corte, donde se enseñe el expresado método y sirva de norma á las demás del reino en que se siga este sistema: que en cualquiera de sus dominios permite se adopte esta enseñanza con tal que haya una sola escuela de esta clase en cada uno de ellos...”, tal como se observa en el prólogo del manual publicado en 1820, y lo nombró, en 1819, director de dicho establecimiento; así se erigió en España la primera escuela lancasteriana15.
Al poco tiempo, en julio de 1818, la enseñanza mutua se instaló en Cádiz, debido al apoyo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País16. Por iniciativa de esta entidad, se imprimió antes el respectivo manual. Su ejemplo lo seguirían en Murcia17, Mallorca, Sevilla, Valencia y otras localidades. Así, los buenos resultados obtenidos en las escuelas de Madrid y Cádiz llevaron a la apertura de escuelas en otras provincias, con el concurso de algunos ayuntamientos y especialmente de las Sociedades Económicas de Amigos del País, al acoger la difusión hecha por la Sociedad de Cádiz y su Manual práctico del método de mutua enseñanza..., como se expone en una nota aparecida en la Crónica Científica y Literaria18.
En la enseñanza lancasteriana de Cádiz, se pueden establecer alcances inéditos debido a los manuales que circularon en la ciudad. Después del Manual práctico auspiciado por la Rseapc, que contiene todas las bases del método, en esta ciudad, de nueva cuenta se imprimió en 1823 la obra, del madrileño Joaquín Sánchez, Juegos músicos ó Método de enseñanza mútua para aprender la ciencia música en la parte teórica, dividida en dos pártes.
Ahora bien, para el año 1820, era un hecho la existencia de escuelas lancasterianas en varias ciudades de la península: Madrid, Cádiz, Valencia, Barcelona, Mallorca, Murcia y otras. Durante este periodo, se observa cómo, para convocar al cargo de maestro, se señala el requisito a los opositores para que se prepararan en el método lancasteriano. La Gaceta de Madrid, en 1820, difundió una convocatoria donde pedía conocimiento del método de Bell y Lancaster, y, en El Censor, se publicaron reseñas de libros y artículos referidos al avance de la enseñanza mutua.
En 1820, en lo tocante a la provincia de Cádiz, la apropiación de este tipo de escuela se amplió a pequeñas poblaciones, como se desprende de un plegable de cuatro hojas titulado Escuela gratuita de enseñanza mutua a cargo de la Sociedad Económica de Amigos del País del Puerto de Santa María, impreso en el Puerto.
Cádiz se adelantó en el ofrecimiento de esta enseñanza; baste referir, como ejemplo, que allí se fundó el Real Colegio de Cirugía, primero en el Reino, lo que da una visión sobre el interés por la educación, en la ciudad. Igualmente, se debe resaltar que en sus talleres se imprimieron, desde el siglo XVII, muchos textos escolares y tratados de diferentes ciencias. Fue así mismo cuna de insignes maestros de primeras letras; por ejemplo, de Lorenzo Ortiz, a quien señalaban, a comienzos de siglo, como el creador del sistema de enseñanza mutua.
La siguiente es una breve muestra bibliográfica de los impresos gaditanos de esa época: Elementos de geometria, y fisica experimental; para el uso, e instruccion de los alumnos del Real Colegio de Cirujia de Cadiz, por Carlos Francisco Amellér, impreso a expensas de dicho colegio; Tratado de la arithmetica numerica, geometria practica, fortificacion, y modo de quartear la Aguja, que para la instruccion de los individuos del Cuerpo de Brigadas de Artillería de Marina, para las escuelas de los tres Departamentos; Aprobación de los mas famosos Maestros prácticos, y teóricos de la Europa, sobre las observaciones, principios y reglas del arte de la danza, de Joseph Rattier, antiguo maestro de las Academias Reales. A la vez, se publicaron obras de autores franceses, como Condillac, de quien se imprimió, en 1813, el Curso de estudios para la instrucción del Príncipe de Parma. En tiempo de las Cortes, tras el debate sobre la necesidad de implementar políticas para impulsar la instrucción pública, se elaboraron dos informes: el Proyecto de reglamento general de primera enseñanza que se ha de observar en todas las escuelas de primeras letras de la monarquía española, aprobado interinamente por el Gobierno, a propuesta de la Dirección General de Estudios; y el Proyecto de Decreto para el arreglo general de la enseñanza pública, informe de la Junta creada por la Regencia y firmado por Manuel José Quintana19. Se corrobora, entonces, ese interés por todas las áreas, incluidas las artísticas, toda vez que se reconoce la obra escrita de quien fuera maestro de este arte durante varios años, interés que se mantuvo y que, en las dos primeras décadas del XIX, llevaron a Cádiz a ser, después de Madrid, la segunda ciudad española en introducir el método lancasteriano.
Con el repaso anterior, se puede ver la situación progresista en Cádiz y se puede incluso pensar que supera a la misma capital, por cuanto la Sociedad Económica de la provincia no solo abrió una escuela para niños, sino que hizo lo conducente para abrir una escuela de niñas.
El método que Mora Berbeo asimiló, mientras permaneció prisionero en Cádiz, luego lo experimentó en Colombia y, con algunas modificaciones, lo aplicó a las escuelas que fundó entre 1822 y 1826.
3. LA ENSEÑANZA MUTUA INICIA EN CAPACHOLa primera escuela lancasteriana, en la Gran Colombia, corresponde a la fundación que, a su regreso del destierro, hizo Sebastián Mora en la población de Capacho, ubicada en las proximidades de Cúcuta. Dicha fundación la hizo pública la Gaceta de Colombia, al evocar el “miserable pueblo de Capacho”20. Si se tiene en cuenta que, en el primer semestre de 1820, fray Sebastián Mora se encontraba en Sevilla, la escuelita debió abrirse a comienzos del año siguiente. De ahí se debe adjudicar que, en uno de sus testimonios, dijera que trabajó desde 182121.
Ocupado en este proyecto y al ver la desestimación respecto a la educación que tenían los pobladores, escribió al Gobierno, en julio de 1821, para pedir que obligase a los padres a enviar a sus hijos a la escuela y anunciar la importancia de la implementación de la enseñanza mutua en otras partes del territorio republicano22.
El gobierno, en cabeza de Francisco de Paula Santander, interesado en generalizar la educación tal como lo había dictado la Constitución de Cúcuta, no solo reconoció su aporte, sino lo llamó para que asumiera la dirección de la escuela en Bogotá, para lo cual le brindaría todas las facilidades. En consecuencia, se debe destacar el honor que correspondió al franciscano como iniciador del sistema de enseñanza mutua en Sudamérica, junto al chileno Solano García y el inglés Diego James Thomson.
Por tanto, en el primer semestre de l821 funcionó la escuela de Capacho, al occidente de Venezuela, lugar de residencia de fray Sebastián en el momento de haberlo puesto preso y, también, en este año, por legación del Gobierno, organizó la escuela de Bogotá23, en una casa “donada” por el arzobispado y el rectorado del Colegio San Bartolomé24. El hecho de su apertura en el año 1821, y su pleno funcionamiento durante 1822, se reconoció en la Gaceta de Colombia25, al anunciar el estreno de la sala de la Escuela Normal.
El tiempo de montaje de la primera escuela fue de dos meses, duración referida no solo a la formación de monitores, sino, también, de maestros lancasterianos, que se preparaban para enseñar lectura, escritura, aritmética y religión.
La situación vivida por el padre Mora Berbeo se puede conocer por los oficios enviados al Secretario del Interior con el objeto de mantener informado al Vicepresidente. En uno de ellos, fechado en diciembre de 182,1 escribe desde la “sala de Enseñanza Mutua”:
Destinado p.r V.E. para la formacion de la Enseñanza Mutua en esta Capital y deseoso de dar un cumplido lleno a este hermoso encargo, me lo embaraza la falta de los enseres necesarios sobre q. rueda el éxito de este importantísimo sistema. El prudente Gobierno bien conoce q. a esta falta y no a ninguna de mi parte es q. se deben atribuir los menguados progresos q. se hacen en este establecimiento, pero el público siego no juzgará del mismo modo, y siempre saldrá perjudicado este naciente establecimiento y desopinado yo. En esta atención, ruego a VE. se sirva señalar un Comisionado con las expensas necesarias para q. de acuerdo con el Sr Rector del Colegio de Sn. Bme. se prepare una sala capaz de contener 400 niños en la enseñanza, por su estrechura no se pueden hacer las evoluciones, por lo mal dispuestas las únicas dos ventanas q. tiene es obscura y enfermiza. Y q. á más de esto me suministre los silabarios y muestras necesarias, y que prontamente tiñan las mesas de negro y se traten de labrar pizarras proporcionadas a las clases respectivas, y otras cosas esenciales q. hacen el aparato de esta sala, en que deben incluirse los premios q. /f. 243r/ semanalmente se les deben dar a los niños. Porque, Señor, ninguna maquina es tan buena q. ande faltándole la mitad de sus piezas. La Enseñanza Mutua q. hoy hace tantos progresos en Europa [i q. le dará el impulso] no se lograran en Colombia si no se adopta por lo pronto esta única medida, conduciéndola velozmente al gran paradero de la educación publica q. tanto anhelan los paternales desvelos del Gobierno. ... Sebastián Mora Berbeo26.
El caso es que, en su encargo, este preceptor realiza las actividades posibles para erigir la escuela, aunque, a finales de ese primer año, por falta de atención del gobierno, se muestra desanimado, tanto que en octubre renuncia ante el Intendente. No se le habían facilitado ni los enseres ni el espacio físico solicitados, a pesar de lo cual logra establecerla “con toda la formalidad de su disciplina” y los niños adelantaban notablemente en escribir, “aritmética, taquigrafía y costumbres”. Resuelto a dejar el cargo, preparó a dos preceptores para que lo sustituyeran27.
El conocimiento que tenían Santander y, particularmente Simón Bolívar de los avances de la enseñanza lancasteriana en Europa, condujo a que, en la Ley del 2 de agosto de 1821, sobre establecimiento de escuelas de primeras letras para los niños de ambos sexos, el Congreso General de la República de Colombia incluyera artículos en los que ordenó abrir escuelas de este tipo en todas las poblaciones con más de cien habitantes y la apertura de Escuelas Normales en las principales ciudades de la República28.
Art. 1° Habrá por lo menos una escuela de primeras letras en todas las ciudades,
villas, parroquias y pueblos que tuvieren cien vecinos y de ahí arriba.
Art. 15° Se autoriza al mismo Poder Ejecutivo para que mande establecer
en las primeras ciudades de Colombia escuelas normales
del método lancasteriano, ó de enseñanza mutua, para que de allí se
vaya difundiendo á todas las provincias. Podrá hacer de los fondos
públicos, los gastos necesarios para el cumplimiento de estos dos
artículos, dando cuenta al Congreso29.
Al seguir el interés bolivariano por la educación, Santander, desde 1821, aprobó leyes y decretos para promover la enseñanza lancasteriana, efecto que perdurará aún en marzo de 1826, cuando se incorpora de manera tácita al Plan de Instrucción Pública sobre su organización y arreglo. Así, interesado en instaurar un nuevo modelo educativo, que debía comenzar con la apertura de escuelas, expidió, el 26 de enero de 1822, un decreto, en el que ordenó establecer Normales en las ciudades de Bogotá, Caracas y Quito, y que de las provincias colombianas se enviaran jóvenes a aprender el método para que regresasen a enseñar a sus territorios30. Determinó, para el efecto, que los cabildos suplirían los gastos de los maestros que se incorporasen a este programa. A algunos estudiantes se los becaría o, en su defecto, los gobernadores velarían para que los padres de familia hicieran aportes para su manutención.
La labor de Santander, al haber llevado a todo el país las escuelas lancasterianas, la resaltó en su momento Charles Stuart, al ponerlo como ejemplo ante el Viejo Mundo31; de igual forma, Hamilton, a la par, resaltó el hecho de la existencia de escuelas para niños “muy bien reglamentadas” y las escuelas para niñas que se habían fundado en los conventos de monjas32.
La obra de Mora Berbeo en Bogotá se colige de los informes entregados al Intendente de Cundinamarca; en uno señala: “los niños han adelantado muchísimo, principalmente en escribir, aritmética, taquigrafía y costumbres, de donde puede empezar a salir ya nuestro carácter nacional” y, además, cómo tenía instruidos en el método a otros maestros, de quienes auguraba el mejor desempeño y, también, que, a pesar de que le faltaban muchas cosas, había logrado que se hubieran “descubierto y labrado más de cuarenta pizarras que están sirviendo en dicha escuela”33.
De la mano de la gaceta oficial, se puede seguir el derrotero de las fundaciones lancasterianas. Se conoce, por este medio, la creación de escuelas en Mariquita, Honda, Ibagué, al tiempo que se abrieron en Antioquia, en Rionegro y en El Socorro34. Dado que el general Santander decretó, en 1822, la apertura de las Escuelas Normales por el método lancasteriano, en Bogotá, Caracas, y Quito35, una vez establecida la de Bogotá, en septiembre de ese año, fray Sebastián Mora Berbeo salió hacia el sur, a fundar la de Quito. En su trayecto, a los pocos meses, apareció trabajando en la apertura de una escuela en Popayán y, luego, en Cali. La escuela lancasteriana de Popayán funcionó en 1823, en la Capilla del Seminario; a Hamilton, a su paso, lo invitaron para que la conociera36.
En este lapso, desde Popayán, escribió al Ministro del Interior para manifestarle algunas problemáticas en la preparación de maestros; explicarle que, después de seis meses, no encontró a quién dejar en su remplazo y de ahí su preocupación por que le ocurriera lo mismo en las que pensaba fundar en Ecuador. Al prevenir dice, ha preparado a fray Francisco Bermúdez, del Colegio de Misiones de Popayán, “cuya moral, patriotismo, literatura, aptitud y demás prendas que adornan su persona son demasiado notorias”, por lo que le solicitaba intercediera ante Santander “para que se digne concederle a este religioso el competente pasaporte” y pudiera acompañarlo a fundar las Normales de Quito, Cuenca y Guayaquil, y que en cualesquiera de ellas pudiera nombrarlo de maestro37. El reconocimiento a Mora era unánime; el periódico payanés El Fósforo, del 13 de febrero de 1823, lo exaltó. Así se aprecia el rápido impacto causado38 mientras intentaba desplazarse vía Popayán, desde marzo de 1823, pero, por diversas razones, retrasó su viaje, de modo que en abril se dirigió al Cabildo como director de la escuela, para reclamar se le cubriera el valor de las pizarras que había solicitado39 y, luego, hacia el 12 de junio, solicitó se le nombrase un remplazo40. Por octubre, permaneció verificando que la fundación tuviera buen destino, tal como se deduce de una nota dirigida al gobierno central:
Intendencia del Departamento del Cauca Sala del Gobierno de Popayán a 25 de octubre de 1823-13° M. R. P. F. Sebastián Mora. Director de la Escuela Normal. Mientras no se acabe de montar la escuela en esta ciudad; perfeccionare el director que la ha de servir en adelante, y se nombre por el govierno; VP. no podra retirarse de ella y, vendra a servirla mientras no haya un peligro y le establesca como debe ser, en la inteligencia: que [ ] la renta que tiene asignada, y que ahora no ha podido darcele por razon...41
Aun cuando en Quito lo esperaban, se vio obligado a permanecer en el Cauca. El Intendente Ortega dió cuenta de que se encontraba informado y al tanto de que debía esperar como preceptores para la Normal de Quito al padre Mora, que iba a llegar acompañado del padre Bermúdez, recomendado este último no solo por el mismo Mora, sino por el Secretario del Interior42.
El general Sucre, encargado del gobierno de Quito, futuro Departamento del Sur, previno de la gran expectativa que se tenía por la llegada de Mora y de ver cómo adelantaba su misión educativa:
Quito a 6 de Octubre de 1823
Al señor Secretario del Estado del Despacho del Interior
N° 74
Sor. Secretario.
Sera auxiliado de los fondos del erario el P F. Sebastian Mora con cuanto
necesite a su llegada para el establecimiento de las escuelas por el metodo
lancasteriano, como Director de ellas, segun previene S.E. el Vice-Presidente
por el oficio de VS No 31 y se le abonaran los sesenta pesos mensuales sin
deduccion por cuenta del tesoro publico.
Dare toda la proteccion que es debida y el Gobierno manda para el progreso de
estas escuelas, y aunque el R.P. aun no llega encargo desde mañana a Guayaquil
Pisarras y los demas materiales que se necesitan, y de que aqui se carece.
Dios gue a VS A.J. de Sucre43.
En marzo de 1823, escribió el Intendente un oficio en el que mostraba interés por el pronto arribo de fray Sebastián, detenido en Pasto por las conmociones de esa ciudad realista. Le indicaba que se le proveería de “silabarios, pizarras, lápices, catecismos, gramática castellana…” Y, en la misma fecha, escribió al Departamento del Cauca y pidió “le provean (al padre Mora) de los útiles que en Quito no hay…”44 Pero, en marzo de 1824, apenas pudo pasar a Cali, donde se ocupó, nuevamente, de fundar una escuela, y en junio le escribió al Ministro del Interior para contarle que no había podido viajar45 y que permanecía en espera de poder salir hacia Guayaquil; también, escribió otra carta a Antonio José de Sucre, en la que le señalaba:
La confianza qe me inspira la notoria bondad de V. S. y las circunstancias en q me hallo precisado a ir de Director de la Enseñanza Mutua de aquel Departamento del cargo de V. S. me impulsan a escribirle esta carta confidencial. Talves V. S. no ignorara mis prolongados padecimientos y mis comprometimientos en favor de la Republica, en los presidios de España; y en cuando a mi regreso aun no he pagado las deudas qe contraje para escaparme de aquella calamitosa actuacion, me he visto nuevamete comprometido con el Gobierno qe me despacha a la Direccion de las Escuelas qe le indico a V.S. En mi oficio pa dar un debido cumplimiento a tan honrosa confianza necesito dcho ausiliante como lo tengo aquí traydo desde Bogota Ahora doscientos y cincuenta pesos soy qe me suministra de beatico el Gobo Jeneral con [ ] muy consumido ya en los mas esenciales y frugales gastos. [ ] esperanza de reembolso pa qe a mi tal ayudante nada lo [ ] pa su trabajo y lo qe aun me han ofrecido no me alcanza pa cubrir los gastos ordinarios en este pais desolado. Por tanto yo me veo en la dura precision de exigir de la mucha bondad de V. S. qe disponga el qe esa Ciudad me de algun auxilio y mi transporte a ella. E igualmente pr las razones espresadas le ruego a V. S. me diga si los sesenta pesos mensuales de mi asignacion entraran en la rebaja qe juntamente se la a hecho en el sueldo a los empleados Por que son el auxilio [ ] en rebaja de mi sueldo es normalmente impocible en subsistir alla en una ocupacion tan personal tan prolija y tan continuada qe apenas quedan horas pa dormir46.
A pesar de que fray Sebastián, en Cali, enfermó, en carta que envió al Ministro del Interior, el 9 de junio de 1824, explicaba que había abierto una escuela en menos de un mes al contar con el auxilio de algunos vecinos, del Ayuntamiento, el Alcalde y fray José Ignacio Ortiz:
Aunque en el espacio de dos meses y medio q. han corrido desde mi llegada
a la ciudad no se ha proporcionado barco pa mi transporte a Guayaquil, al
hallarme redondeado con determinacion de seguir mi viaje aunq. fuere por la
costa [ ] redoblando los peligros me asalto una fiebre viliosa q. al cabo de un
mes apenas he podido pararme y solo ahora estoy acabandome de reponer.
Y pienso continuar mi marcha a fines del presente en q. habran sesado las
abenidas del Dagua q. actualmente no permite embarcación pr la misma via
pr donde tendre menos peligro de piratas.
Por esta parte se han retrasado los planes que ha meditado el Supremo Gobierno
para hembiarme a hacer los establecimientos del [ ] y mis ardientes deseos
en emplearlos con [ ] exactitud pues no se ha perdido el tpo pr qe resumiendo
[ ] ya fundadas en esta importante ciudad [ ] ni un peso, unas escuelas de
enseñanza mutua q. caben exactamente [ ] niños [ ] velar en tomar las armas
en defensa de su honor y de su libertad asi lo han sido en prestar distintos
auxilios han sido necesarios pa q. se efectuase el establecimiento en menos
de un mes. A la cabeza de este proyecto ha ido el [ ] pr los q. lo han llebado en
[ ] han sido el sr Ade de 1er voto Dr Vicente Lucio Cabal y R S Fr Jose Ignacio
Ortiz guardian del colegio sin [ ] de fomentarlo y consolidarlo...
Queda de preceptor en Dha escuela Antonio [Daza] con los suficientes conocimientos
p.a su desempeño [ ]. diciendo a vS. q. este publico desea q. sus
referidas vitalidades [ ] salgan a la luz en la gazeta.
Todo lo cual VS ha de tener la bondad de [ ] el conocimiento de SE pa los efecs
convenientes.47
Al fin, en los últimos meses de 1824 ya se contaba con su contingente en Quito, dispuesto a empezar la erección de la Normal, para lo cual el Intendente Valdivieso le informaba que había recibido desde Bogotá una remesa con los elementos necesarios para sacar adelante su empeño, como consta en un acuse de recibo que hizo llegar al Secretario del Interior48.
En los oficios del gobierno quiteño, del 20 de noviembre de 1824, un legajo correspondiente a la planilla de los gastos hechos en la reparación de la Escuela Normal incluye una hoja, donde dice:
El que subscribe [ ] al Sr Alcalde de [ ] Luis Salvador que el S. Antonio Salazar Abonar diez ps para la pintura de una [ ] con 8 telegrafos, y dos alfabetos que [ ] letra de mano con todo el primor que [ ] entre los demas pintores, pa la escuela de [ ] mutua de esta capital. Quito en el [ ] Sebastian Mora Berbeo.49
Pero, en el mes de mayo de 1825, pudo, al fin, abrir la Escuela Normal. De nuevo, el Intendente Valdivieso dejó consignado este suceso histórico, en carta del 6 de mayo dirigida al señor Secretario del Estado del Despacho del Interior:
... el 4 del corriente se hizo la apertura solemne de la escuela normal de enseñanza
mutua, estrenandose la pieza destinada para ese objeto y examinandose
en publico todas las clases que habian estado disciplinandose antes por el
Director Fr Sebastian Mora Berbeo. Es dificil dar a VS una idea del placer que
manifiesto el concurso al ver los progresos de este establecimiento, el buen
desempeño de los niños en este primer ensayo de sus afanes y la dedicacion,
esmero y constancia del P Director, que a pesar de haber venido tan enfermo
ha trabajado constantemente en perfeccionar esta obra y corresponder en
ella a las beneficas miras que animan al Gobierno por la educacion Publica.
Aprobado por el mismo director, el C. Jose Alvarez Romero, ha sido nombrado
preceptor para que continue a su cargo el establecimiento mientras el P.
Mora ha marchado a Ibarra a abrir alli la escuela q. ya estaba en estado y en
segunda se estan tomando las providencias mas oportunas para organizar
la de Riobamba y otros cantones. En medio de innumerables dificultades,
la Capital del Ecuador logra ya del beneficio de la enseñanza mutua, y muy breve me prometo que vera el gobierno logrados sus designios saludables,
estableciendo al menos una escuela normal en cada cabezera de los principales
cantones del departamento...
Yo tengo el honor de recordar a VS. con este motivo la remision de Silabarios,
exemplares de Aritmetica, lapices de piedra, y demas utiles que puedan proporcionarse
segun lo tiene VS. ofrecido anteriormente.
Dios gue a VS
J. F. Valdivieso50.
Una vez abierta la Normal, fray Sebastián se dirigió al Azuay y Guayaquil, no sin antes recibir por parte del Intendente los auxilios pertinentes y “...la mayor parte de los sueldos que había devengado durante su permanencia en el Cauca”51. Asimismo, en 1825 abrió la escuela lancasteriana de Guayaquil, con la ayuda de los maestros J. Bolaños y José Antonio Gómez, tal como lo recogió la Gaceta de Colombia52.
Después de pasar un breve tiempo en el Azuay, en noviembre estuvo de nuevo en la capital del Departamento, donde, proveniente del Perú, lo visitó Diego Thomson; este último recordó en su correspondencia dichos pasajes y destacó:
He tenido varias conversaciones con él, i me ha sido mui grato observar el vivísimo interés que tiene, tanto por la educación de la juventud, como por el progreso jeneral del saber. Complace realmente dar la mano a tales personas, i confraternar con ellas53.
Si bien, como prueban los comentarios de Thomson, fray Sebastián estableció la escuela en Quito, al parecer no llegó a tener los resultados esperados, aunque le estableció un Reglamento, y a pesar del interés que en ella surtieron Santander y Bolívar.
En relación con sus ejecutorias en otros cantones, en enero de 1825, el Gobernador de Imbabura ofició al Presidente de la Municipalidad, para hacerle ver la importancia de establecer una escuela lancasteriana, aclarando que los costos de la instalación del establecimiento no iban a correr de cuenta del erario nacional, sino municipal; allí agregaba:
El R. P. Mora a instancias mías ha querido venir personalmente al establecimiento de la escuela de esta villa: debe regresar dentro de pocos días a la Capital del Departamento, y si se pierde esta ocasión de que este religioso que posee tan buenos conocimientos en este método monte y dirija la escuela, quizá no se proporcionará otra y quedará imperfecto o no se establecerá54.
Con el aporte de Mora en Ecuador, la instrucción pública de ese departamento tuvo un auge que no había tenido y, por ello, el parte suscrito por el Intendente, en marzo de 1825, al Secretario del Interior, manifiesta: “A fin de conseguirlo he tomado el mas vivo interes en que a la mayor brevedad se establescan en estas Provincias las Escuelas Normales”. Igualmente, Valdivieso informó al Secretario del Interior del progreso de las escuelas, al presentar el:
Estado que manifiesta el numero de escuelas que hay en los Cantones de la Provincia de Chimborazo, con expresión del numero de jovenes que hay en cada una, de su sexo, clase, renta de los maestros que las enseñan y Ramo de que se les satisface. Quito, Abril 6 de 1825-19° /J F Valdivieso55.
En febrero del año siguiente, al informar sobre sus progresos al Secretario del Interior, señaló:
Tengo un singular placer al comunicar a vuestra señoría sobre los rápidos
adelantamientos que diariamente se observan en los niños dedicados al estudio
de primeras letras en la escuela lancasteriana. Sus progresos corresponden
felizmente al dichoso método que se ha adoptado por el gobierno para que
los tiernos hijos del Ecuador sean con el tiempo unos ciudadanos que con sus
brillantes conocimientos sean útiles a la patria. Los primeros ensayos de que
han dado pruebas el día 24 de enero, son un testimonio de esta verdad. 163
hijos presentaron al público en examen en que admirablemente dieron razón
de escritura de la primera parte del catecismo de Fleury y de los primeros
rudimentos de aritmética y gramática castellana...
F. F. Valdivieso56.
Por la misma época, presentó al Gobierno de Colombia una Memoria, con seis acápites sobre la instrucción pública; en los tres primeros señalaba lo siguiente:
1° Que la escuela lancasteriana de la capital, sea un establecimiento central
en donde deban salir los maestros a formar los de las provincia y parroquias.
Por esta medida se uniformara la enseñanza en todas partes y crecerán lo
progresos de este admirable método.
2° Que ninguno pueda abrir escuela en el pueblo mas corto, sin conocimiento
del Gobierno, sin el examen de su instrucción en el método de enseñanza
mutua, y sin la garantía de propiedad de la persona.
3° Que se hagan continuas visitas a las escuelas, dandose al central, al Gobierno
y al publico una razón de sus progresos, los nombres de los niños aventajados
y los premios que hubiesen alcanzado57.
Entre sus recomendaciones estaba que se hiciera imprimir las “reglas” del sistema de enseñanza mutua, con sus láminas y diseños correspondientes, y propagasen ejemplares de la nueva edición en castellano, copiosa, pero discretamente. Pero se desconoce si este empeño se llevó a cabo. En junio de 1825, mediante una representación, Fray Sebastián solicitó que contribuiyeran con los gastos que había realizado.
De los informes enviados a Bogotá, se guardaron datos relativos a los niños inscritos en las escuelas bajo el nuevo régimen. De ahí se obtiene que había veintiséis escuelas quiteñas que atendían setecientos treinta y seis niños; se pueden establecer comparaciones con lo que ocurría en otros cantones; así, en el Cantón de Imbabura, existían, en los puntos del Ángel dos, Atuntaqui tres, Caguasqui una, Cangagua una, Carangui dos, Cayambe una, Cotacachi dos, Maldingui una, Mira una, Otavalo cuatro, Puntal una, Salinas dos, San Pablo tres, San Antonio una, Tabacundo una, Tocachi una, Tulcán cuatro, Tusa una, Vicugui una, e Ibarra cuatro, para un total de treinta y cinco. Por su parte, en el Cantón de Chimborazo: en San Francisco una, san Agustín una, La Merced dos, Conceptas una, Púnjala una, Sebadas una, Sicalba una, Cajabamba una, San Andrés una, y Alausi una, para un total de doce58.
Ahora, al pasar a la ciudad de Cuenca, igualmente, de un oficio del 14 de junio del año 1826, se pueden conocer algunas noticias sobre el trabajo adelantado por fray Sebastián:
....
Con tales establecimientos se hallan los pueblos tan satisfechos como no es
decible, sin embargo de no haber quedado ordenados segun todas las reglas
del arte ni conforme merecian quedar levantados a nombre de la Suprema
dignidad de la Republica...
He concluido lo qe podia decir a V.S. sobre el resultado de mi comicion, ahora
permitame qe yo decienda a hablar sobre mi suerte individual. S.E. el Vice-
Presidente me ha nombrado especial director p.a la escuela de Quito o de la
qe me gustase. Yo he traido esta enseñanza desde Europa, adquirida al fin de
cinco años de la mas severa pricion sufrida p.r la Patria con la qual arruine el
estado de mi fortuna. Desde el año de 21 estoy trabajando con el zelo y constancia
qe han visto todos los pueblos de la Republica en dimanarla desde su
actual capital hasta sus confines del Sur y el supremo Gobierno sin necesidad
de los citados documentos qe acompaño a V.S. Se halla bien satisfecho de esto.
Solo Dios sabe los peligros a qe entre tanto y p.r esta cauza me ha hallado espuesto
en mil abismos, nabegaciones, y climas irritadicimos qe he tenido qe atrabesar p.a verificarlo en el estrepito de la Guerra, y la a sombra del humo
de la polvora. Los bagajes qe se me asignaron en una ú otra parte qe me los
han dado han sido los peores, y aun de estos me han despojado los soldados en
otras; espuesto a costearlo todo de la mezada de sesenta ps. qe apenas serian
suficientes p.a subsistir quieto en un lugar de abundancia. Asi es qe he tenido
que vender hasta mis libros p.a proveerme de medico y botica en el asalto de
una fiebre qe despues de haberme devorado, me quedo substutuida en unas
terciarias qe me duraron mas de un año; y aunque al fin se me han quitado
me han dejado el vientre en un estado de relajacion que nada me para y una
yngle en el de rotura qe no puedo andar, sino al favor de un elastico de azero
y constituido en la ruina de salud qe acreditan los facultativos.
...
Sebastian Mora Berbeo.59
Asimismo, en Loja se festejó con alborozo la apertura de su primera Escuela Normal:
Discurso que pronuncio el presbitero Sebastián Mora Director del establecimiento
de enseñanza mutua en la apertura de la Escuela de la Ciudad de Loja
el 30 de marzo de 1826.
¿Quid leges sine moribus?60
Señores que se han plantado en los confines australes de la Republica. La piedra
angular de una educacion verdaderamente savia, liveral y comun. La teneis
pues delante de buestros ojos la escuela de enseñanza mutua, fruto digno de
los cuidados del Supremo Gobierno y de los paternales desvelos, zelos y afanes
de los Ilustres Gefes de la Provincia y Municipalidad. En medio del dolor qe
me asiste viendo qe por todas partes a proporcion que difundo, y empiezan a
disfrutar, y conocer sus bentajas no faltan gentes qe sin saber manejar la critica
han hecho crer a otras qe semejante establecimiento tiende a la impiedad y
depravacion, tengo al mismo tiempo a inesplicable satisfaccion de precentar
este primer certamen en ella para qe todo el que quiera analise sus leccion.s,
y el modo inocente con qe se reunen a aprenderlas los niños.
Mirad ochenta y tantos qe sin embargo de estar contados en ocho clases son
tan armoniosos sus movimientos en la operación de sus tareas qe no parecen
otra cosa todos ellos sino qe son hermanos hijos de unos mismos padres y
hasta los esclavos disfrutan de este veneficio; Cuando jamas se oyo aquí el
ruido de asotes, ferula, pescosadas, ni de castigos rusticos, o desviados de
una util correccion con ninguno de ellos Y por qe a la verdad estos por si han
formado mas serviles y malvados qe hombres buenos aca viendo con aquella
noble pacion qe hace tener al hombre desde tierno tanta estimación por la
inmunidad de una persona. Un selebre politico dijo qe en la epoca del Evangelio
se acavo la esclavitud, sin duda porque maxima fundamental qe es la caridad
no fingida nos buelbe todos unos según se nota en esta escuela qe mesclados indistintamente individuos de ella seran en la sociedad humanos, dociles,
veneficos y del desorden [sic] como la libertad. Ella reune a los hombres para
qe vivan [fol. r] Tranquilos y felices en sociedad no en una furia decenfrenada
que ollando las leyes forma partidos para destruir al projimo. La libertad es el
frondoso arbol de la vida que cubre a todos los hombres con sus ojas y alimenta
con su fruto y es al mismo tiempo en fruto santo qe revosa todos vicios, es el
pacto sagrado detraz qe dicipa todo germen de discordia y disencion entre los
mortales. Y solamente voz, ó enseñanza mutua sois la unica qe volviendoos
tutora de ellos desde su infancia los conduce de la mano a tan sublimes fines
por unos tramites y graduacion prodigiosos prescriptos en nuestro metodo.
En esta Clase 1ª trasan sobre la mesa de arena y luego leen el alfaveto impreso,
en la 2ª ya escriven sobre pizarra en la correspondiente mesa y len en esos
semicirculos silabas de dos letras. Lo mismo ejecutan en la 3ª, 4ª, 5ª y 6ª clases
sin mas diferencia que irlos hacendiendo en silabas, y disponde en palabras
largas y de dificil pronunciacion con lo cual se predisponen para comensar a
escrivir y leer decorado siendo de advertir qe las lecturas de todas las clases
se hace por tres modos pero tan admirablemente que a cada niño en su turno
le toca su silava, su letra, o su frase que si no acierta a decirlas bien le corrije el
siguiente y le quita el puesto. Y bed aquellos la frente del comprometimiento,
y emulacio en qe los niños sin desordenarce lidian las potencias del Alma de
los unos para mantener su puesto contra los de los otros por quitarselo y salir
trunfantes con él premio al fin de la lección, en la Septima y octava clases len ya
frases cortas, ya la constitucion de la Republica, ya apotecmas, ya el Catecismo
de Fleuri y ultimamente los Evangelios de N. S. J. C.
La arismetica se enseña con igual celebridad de metodo, en la primera clase
escriben en la mesa de arena y despues en el semicirculo las cifras, ó numeros
sencillos. En la 2ª escriven en la pizarra y en segunda en el semicirculo
la numeracion desde lo 1º hasta millones en la 3ª se escriven y leen en 12
tablas cuyas conbinaciones presentan mejor utilidad que los calculos de la
pitagorica. Dispuestos de esta suerte los educandos aprenden facilmente en las
cinco clases restantes a escrivir y leer las reglas de sumar, restar, multiplicar,
partir quebrados, regla de tres de compañía y de otros calculos que se quiera
aplicar a tan interesante [ ].
En cada clase hay un monitor para qe dirija sus operaciones y un monitor
general. Solo sugeto al preceptor que vele sobre todos ellos Que tiene esto de
provechoso al docma, ni a las costumbres evangelicas? Jesucristo nos dio la
idea de escribir sobre la arena. El mismo dijo lo que yo pudiera deciros ahora
dejad venir a mi los Niños.
Esos miserables ciegos instrumentos del despotismo decidme, que tiene de
malo esta escuela? Yo no veo otra cosa en ella que el sepulcro de la ignorancia
de vil preocupacion y de su fanatismo qe os enseñaron por princiopios los
antiguos proceres de la tirania el embolismo de vuestro entendimiento era la
trava oculta con que el Gavinete de Madrid nos dividia hasta en Varas, como
animales nos uncia a su carro y nos dominava a su salvo. Estamos en el caso
de remover todos estos obstaculos para dar curso y entablar la armonia de
un Govierno representativo arruinando los errores y esta escuela que acava
de llegar vi [ ] a los terminos de la Republica es la unica que puede resolver
este grande problema; Quid Legis sine moribus? En sus evoluciones verdaderamente marciales uniformes y magestuosas se mescla lo dulce con lo util y
a escribir de todos al mismo tiempo formados en lineas paralelas marchando
en un cuadrilongo ya quedando en semicirculos ya leyendo ya callando ¿Que
ideas de subordinacion y de moral no deveran esperarse de tan complicada
como exacta y agradable diciplina? Quando aquí un niño inquieto a otro salio
de la linea levanto mas la voz, hablo introdujo el desorden ó hiso perder a
ninguno un momento de tiempo? Aqui todos estan comprometidos a llenar
sus deveres por el estimulo del honor, p.r la hemulacion por la esperanza del
premio, o por la vergüenza de la correccion...61
Al estar en Cuenca, el 14 de septiembre de 1826, dio cuenta de haber concluido su misión, acompañando certificación al intendente del Azuay.62 La Gaceta de Colombia, en noviembre, informó sobre el hecho, acompañando una nota que menciona sus logros en el sur:
El presbítero Fray Sebastián Mora Berbeo, del orden de regulares observantes, comisionado por el gobierno para el establecimiento de la escuela normal en los departamentos del sur, ha acreditado al poder ejecutivo los esfuerzos que ha hecho para dejar montadas en todas las provincias dichas escuelas; y ha manifestado tener concluida su comisión, dejando en los cantones, donde se le han facilitado los recursos, para el efecto maestros para su propagación.63
El legado de Mora en Ecuador permitió que el gobierno, mediante Decreto 1°, del 3 de octubre de 1826, ordenara el establecimiento de escuelas “en todas las parroquias de las capitales de provincia”, dando un plazo para abrirlas igualmente en los cantones y en las parroquias. Un comunicado de la Junta Provincial del Ecuador, del 5 de noviembre de 1828, anunciaba: “Cuando las leyes de la Republica han aventajado a las españolas en sus conatos por propagar si es posible hasta lo infinito la ilustración publica y educación de la jubentud, se adbierte que estara tocando en una notable decadencia”, cuyas razones son que “Los regulares han cerrado repentinamente aquellas escuelas de primeras letras”, con el pretexto de la supresión de los Conventos Menores; a pesar de ya se había derogado el susodicho decreto, la Junta solicitó al Intendente que se obligara a los religiosos a hacer “reposicion de sus escuelas, ordenando tambien que en los monasterios, a ecepcion de los Carmenes, se dedique una religiosa a la enseñanza de las niñas”64.
Más tarde, en noticias que ofrecieron los preceptores del Cantón, se conocen importantes datos. En nota de mayo de 1839, de José Corral, Director de la Escuela del Convento de la Merced, se asentó el número de alumnos a su cargo. En la Escuela de San Agustín se contaba cincuenta y uno. Las niñas que había en la Escuela de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora eran noventa y cuatro. La Escuela Pública del Convento Máximo de San Francisco de Quito consignó expresamente su método lancasteriano y, de este modo, detalló sus alumnos. La Escuela Pública lancasteriana, por su parte, sumó doscientos veintidós niños. De la Escuela de la Esquina de la Concepción, más los niños que allí asistían y a la de la Esquina del Hospital eran cincuenta estudiantes, etc. etc.; todo esto se detalló en una Tabla, bajo el título de “Rason de las escuelas y carceles que han dado los tenientes de las parroqs rurales y el método de enseñanza”65. La sumatoria de los estudiantes de las escuelas de primeras letras quiteñas dio un guarismo total, para los niños, de quinientos quince, y para las niñas noventa y cuatro, lo que establece un total de seiscientos nueve.
Este fue el desarrollo que se presentó en la educación infantil en Ecuador tras la apertura de escuelas. Fray Sebastián, después de entregar su obra, retornó a Popayán, donde se lo encuentra en septiembre de 1832, mes en que el Cabildo se preocupó por refaccionar la escuelita que él había fundado en 1823 y, unos meses después, en enero de 1833, el Cabildo lo nombró, de nuevo, maestro de primeras letras. No se sabe si en esa ciudad fray Sebastián terminó sus días o decidió regresar a su natal Timaná.
Se ha visto el aporte del Mora Berbeo como introductor de la enseñanza mutua en la Gran Colombia. A través de este seguimiento, de la corriente lancasteriana que asumió, se puede establecer que tuvo la línea de influencia francesa, a través de la práctica que, desde esta vertiente, se había ponderado en Cádiz, desde 1818. Al haber aprendido la práctica del método lancasteriano en dicho entorno, replicó el modelo, que reafirmaron posteriormente y, desde su experiencia, Requena, quien estuvo en Francia y luego en Bogotá, gestionó la publicación del manual de 1826; el profesor Commetant, invitado por Requena, y un poco más tarde José María Triana.