DOI: https://doi.org/10.22267/rhec.192323.68


Una nueva política sanitaria para la Real Audiencia de Quito y para el Imperio Español: Eugenio Espejo y Francisco Gil

Carlos Paladines1
Fundación Alianza Estratégica, Ecuador

Recepción: 05/02/2019
Evaluación: 21/03/2019
Aprobación: 27/05/2019
Artículo de Investigación-Reflexión

Resumen

Este artículo tiene el propósito de mostrar los aportes de la obra de Eugenio Espejo en el campo de la investigación científica, la medicina y la cultura en la Real Audiencia de Quito. Con ideas progresistas y modernas Espejo se convirtió en un importante crítico y referente en la vida cultural de la Audiencia. La revisión historiográfica de la producción científica de Eugenio Espejo permite evidenciar la brillantez de su formación académica y pensamiento, los aportes a la medicina moderna al enfrentar la epidemia de viruela y el intercambio cultural e ilustrado entre el Imperio Español y la Audiencia. Desde una perspectiva clásica de la medicina, el texto de las “Reflexiones sobre las viruelas”, es reconocido como el fundamento de una política de salud, desconocida y urgente implementar en la ciudad de Quito. Desde una perspectiva moderna, los aportes del científico Eugenio Espejo constituyeron una ruptura en la medicina. Con un enfoque social planteó la revisión de las instituciones, de los recursos, de los objetivos, actividades y servicios, que debían llevarse a cabo para mejorar la salud personal y social, dando origen a los fundamentos científicos de la medicina moderna en la Real Audiencia y el Imperio Español.

Palabras clave: política sanitaria; historia de la ciencia; epidemiología.


A new health policy for the Royal Audience of Quito and for the Spanish Empire: Eugenio Espejo and Francisco Gil

Abstract

This article has the purpose of showing the contributions of Eugenio Espejo's work in the field of scientific research, medicine and culture in the Royal Audience of Quito. With progressive and modern ideas Espejo became an important critic and benchmark in the cultural life of the Audience. The historiographic review of the scientific production of Eugenio Espejo reveals the brilliance of his academic training and thought, the contributions to modern medicine when facing the smallpox epidemic and the cultural and illustrated exchange between the Spanish Empire and the Audience. From a classical perspective of medicine, the text of “Reflexiones sobre las viruelas” is recognized as the foundation of an unknown and urgent health policy to implement in the city of Quito. From a modern perspective, the contributions of the scientist Eugenio Espejo constituted a break in medicine. With a social approach, he proposed the review of institutions, resources, objectives, activities and services that should be carried out to improve personal and social health, giving rise to the scientific foundations of modern medicine in the Royal Audience and the Spanish Empire.

Keywords: health policy; history of science; epidemiology.


Uma nova política de saúde para a Audiência Real de Quito e para o Império Espanhol: Eugenio Espejo e Francisco Gil

Resumo

Este artigo tem o objetivo de mostrar as contribuições do trabalho de Eugenio Espejo no campo da pesquisa científica, medicina e cultura na Audiência Real de Quito. Com idéias progressistas e modernas, Espejo tornou-se um importante crítico e referência na vida cultural da Audiência. A revisão historiográfica da produção científica de Eugenio Espejo revela o brilho de sua formação acadêmica e pensamento, as contribuições para a medicina moderna diante da epidemia de varíola e o intercâmbio cultural e ilustrado entre o Império Espanhol e a Audiência. Do ponto de vista clássico da medicina, o texto de “Reflexiones sobre las viruelas” é reconhecido como o fundamento de uma política de saúde desconhecida e urgente a ser implementada na cidade de Quito. De uma perspectiva moderna, as contribuições do cientista Eugenio Espejo constituíram uma ruptura na medicina. Com foco social, propôs a revisão de instituições, recursos, objetivos, atividades e serviços que deveriam ser realizados para melhorar a saúde pessoal e social, dando origem aos fundamentos científicos da medicina moderna na Audiência Real e no Império Espanhol.

Palavras-chave: polícia da saúde; história da ciencia; epidemiologia.


Figura 1. Grabado dedicado a la Academia de Ciencia de París
Fuente: Charles Marie de La Condamine2
1. Los antecedentes

Hace doscientos cincuenta años, en 1767, Eugenio Espejo obtuvo el título en medicina. Las prácticas médicas las realizó entre 1770 y 1772. Transcurridos cinco años, noviembre del 72, rindió examen de suficiencia y se le extendió la licencia para ejercer la profesión de médico. Días después compareció ante el Cabildo para prestar el juramento de rigor y se le despachó el título respectivo, que hasta el presente no se ha logrado localizar. Entre julio y agosto de 1785 asoló, a la Audiencia de Quito, una epidemia de viruelas que diezmó entre 5.000 y 8.000 quiteños, cifra extraordinaria para una ciudad que no superaba los 65.000 mil habitantes. In illo tempore, la población de los corregimientos en la Sierra norte y centro de la Audiencia de Quito, (1783), era como se muestra en la tabla 1:

Tabla 1. La población de los corregimientos en la Sierra norte y centro, 1783
Fuente: Christian Büschges, Familia, Honor y Poder, la Nobleza de la ciudad de Quito en la época colonial tardía (1765-1822)3

Recuérdese que uno de los mayores estragos que sufrió la población indígena fue a causa de las plagas o epidemias, holocausto que los diezmó por millones. Solo la primera epidemia que padeció el mundo indígena a raíz de la conquista de los españoles determinó la muerte de 3,5 millones de habitantes de Mesoamérica. Al concluir las primeras décadas de la conquista española, la población azteca pasó de 26 millones a solo 1,6’ en el año de 1620. La epidemia de las viruelas fue una de las más mortíferas que padeció la humanidad en aquellos tiempos. Estudios como los de Byron Núñez e Isaías Núñez, 2005, han descrito en forma detallada la gravedad de esta epidemia4 . En Europa, a mediados del siglo XVIII, aproximadamente 400.000 personas perdían la vida, cada año, a causa de las viruelas.

El descomunal flagelo obligó al Cabildo quiteño, en septiembre de 1785, a solicitar a Espejo que retornara a Quito de su “exilio” en Riobamba y formulara un plan para prevenir a la Audiencia del contagio de las viruelas. En forma inmediata, a partir de una propuesta de Francisco Gil, Cirujano del Real Monasterio de San Lorenzo e Individuo de la Real Academia Médica de Madrid, que se distribuyó en alrededor de cuatro mil ejemplares en las poblaciones americanas del dominio español5 , Espejo a los treinta y tres días, a mediados de noviembre tuvo listo su trabajo. Según Juan Pío Montúfar este Informe se hizo de prisa, en tres semanas, sin faltar a las visitas que demandaba su ejercicio profesional ni dejar de recibirlas y lleno de otro tipo de ocupaciones. 6 El Cabildo, con fecha 13 de diciembre de 1785 agradeció por sus Reflexiones acerca de las viruelas y aprobó una resolución a favor, pero también con observaciones al informe de Espejo7 , al respecto se resaltaba el valor del Informe:

Que no siendo dudable el desempeño de dicho doctor Espejo a la confianza que se le cometió, tampoco lo apreciable de los arbitrios políticos que ha propuesto para seguridad de la salud pública, habiéndose hecho por todo digno de que se le den las gracias, teniéndose presente su mérito. Por otra, sin desconocer los méritos del trabajo, se solicitaba reformular algunas partes: “Habiéndose advertido por los escritos que han presentado tanto los religiosos como los médicos, que varias expresiones de los contenidos de dicho papel, se han querido glosar de satíricas e injuriosas: para que quitado del medio este inconveniente y los más que pudieran seguirse (…)se advierta al Dr. Espejo lo que se ha tratado y conferido, a efecto de que separe del expresado papel todas las expresiones que puedan tener querellosos por interpretaciones que se les den (…)8

Otro acontecimiento importante en aquella época, esmeradamente estudiado por Bayron Núñez e Isaías Núñez fue la Expedición Salvany, que arribó a la capital con los “niños héroes” que conducían la vacuna, el 16 de julio de 1805. Fueron recibidos a distancia de una legua de Centro Histórico por el Cabildo, los tribunales y la nobleza”. Posteriormente se delegó a Francisco Rodríguez de Soto para que predicase el Sermón de Acción de Gracias por el Preservativo de la Vacunación del mal de las Viruelas. La expedición permaneció en Quito y realizó una amplia campaña de vacunación en la ciudad y sus alrededores.9 A veinte años del Informe de Espejo y a diez años de su fallecimiento se inauguró en Quito la vacunación como mediación clave para preservar a los pueblos de las viruelas. En la actualidad esta epidemia ha sido derrotada. Gracias a campañas de vacunación masiva la viruela es la única enfermedad humana erradicada de la faz de la Tierra, desde hace cuatro décadas.

2. Las reacciones al Informe de Eugenio Espejo

A finales de 1785 y a lo largo de 1786 se suscitaron diversas reacciones al Informe, al menos tres. De una parte, reclamaciones y reproches de médicos y religiosos que juzgaban habían sido ofendidos: don Bernardo Delgado, don Miguel Morán, Fray José del Rosario y el párroco Sancho de Escobar y Mendoza. No podía ser la reacción de otra manera con críticas como esta:

“¿Cómo se podía tener por médicos a quienes desconocían hasta los prolegómenos de la anatomía? Ante su ignorancia, el médico quiteño llega a abandonar hasta su conciencia. Con estas previas disposiciones tan infelices, es preciso que salgan al público falsos médicos, de los que sería mejor carecer enteramente, que fiar a su irracional conducta la salud pública. Esta es medicina o bobería”.10

A nivel institucional, la crítica se concentró contra el Hospital de la Caridad y la Facultad de Medicina,11 amabas instituciones mal administradas, consideradas por la gente como “trampa de muerte”. La raíz de los males radicaba en la formación de los galenos y en el hospital, mediaciones ambas en estado de obsolescencia.12 La crítica a la medicina en Espejo no era nueva. Seis años antes, en 1779, en El Nuevo Luciano de Qujito, se inmortalizó al Dr. Murillo, médico quiteño, “sujeto estrafalario en el estilo, desatinado en sus pensamientos, y envuelto en una infinidad de especies eruditas, vulgares y colocadas en su cerebro con infinita confusión”.13

Pero una vez más, el estudio minucioso sobre un mal endémico tampoco gustó a los responsables de la salud y los aspectos descriptivos o de diagnóstico e incluso los de carácter teórico o interpretativo que hicieron de esta obra un ejemplo de aporte científico, se receptaron más bien como una denuncia explosiva y exagerada contra la situación imperante en el área de la salud. La epidemiología y la medicina preventiva propuestas por Espejo para la implementación de nuevas políticas de salud pública tardaría en asimilarse.

La obra incluso cayó en el desafecto del presidente Villalengua, por no "habérsela dedicado" y por "haberse remitido a España el citado Papel de Reflexiones sin su venia”. Si a esto se suma la mordaz crítica realizada contra los médicos quiteños “de los que sería mejor carecer enteramente, que fiar a su irracional conducta la salud pública” 14 no se hizo esperar el ataque frontal de los "aludidos", especialmente los médicos y los religiosos encargados del hospital que dirigieron la protesta ante el Ayuntamiento de Quito, que mandó a suprimir o corregir varias secciones del Informe. Por su parte, Villalengua reaccionó con sutileza ante el cúmulo de quejas y presiones, solicitando a Espejo que saliera de la Provincia.

De otra parte, hubo manifestaciones de reconocimiento a los méritos del trabajo. Juan Albán, José de los Ríos, Tomás López, dominico, mercedario y agustino respectivamente, en cartas del 17 y 24 de enero de 1786 y del 1 de noviembre de 91, expresaron su respaldo a Espejo. De igual forma: Juan José Boniche, Pedro Celestino de Salazar, Juan Pío Montúfar, señalaron que las Reflexiones, describían en forma pormenorizada no solo los pasos que debían darse para preservar a la Audiencia de las viruelas y otras plagas, epidemias y enfermedades contagiosas que asolaban a Quito cada cierto tiempo, sino que además delineaban políticas alimenticias, de control de productos y precios, de limpieza local y personal, de reforma de las costumbres sanitarias vigentes, de alimentación que se requería implementar con urgencia. En Acta Capitular consta que “no es dudable el desempeño a la confianza que se le hizo -a Espejo-, ni menos apreciable el sistema de arbitrios políticos que propone; haciéndose por tanto digno de que se le den las gracias y de que se le tenga presente”. En similares expresiones se manifestaron Juan Albán y José de los Ríos.15

Mas fue en el frente externo, en la otra orilla del Atlántico que la obra obtuvo una recepción sorprendente. La 2da. Ed., 1786, a las Reflexiones sobre las Viruelas que escribiera Francisco Gil se hizo con un Adendum: el Informe que realizó Espejo a partir del documento de Francisco Gil, quien juzgó de utilidad adjuntarlo a su texto.16

El mutuo aporte e información que se intercambió entre estos dos autores trascendió las fronteras de la Madre Patria y de las Colonias Iberoamericanas. La historiografía de la medicina en el Ecuador, salvo excepciones que confirman la regla, aún tiene mucho por andar en cuanto al análisis de la rica veta que encierran ambos libros. ¿Apoyó Espejo la tesis central de la propuesta de Francisco Gil?, ¿Se inclinó él, más que Gil, a favor del aislamiento de los enfermos o a la tesis de la inoculación, que pocas décadas después se impuso en el ámbito de la salud a nivel mundial?, Sobre esta pandemia, ¿quién mejor describe su epidemiología: sus causas, estado, historia, forma en que se expande, el control y superación de sus distintos factores?.

En cualquier caso, ambos autores, sintonizaron con los desarrollos de la medicina moderna que ganaban terreno cada vez más en Europa, en la España de los Borbones y en la Audiencia de Quito. Además, brindaron apoyo a la propuesta de generar un sistema basado en la observación y la experimentación científica para el estudio de las enfermedades, cuyas causas ya no se atribuiría ni a fenómenos naturales ni a intervenciones de tipo mágico-religioso. También invitaron a que las autoridades de Madrid como de las Colonias actúen de inmediato con una serie de medidas para la prevención y la cura de la epidemia sean de mujeres, hombres o niños, al igual que para la formación de los médicos necesitados cada vez más del dominio de ciencias como la física, la anatomía, la fisiología, la epidemiología y la clínica.

3. Los aportes para enfrentar la epidemia

Ahora bien, ¿Cuáles fueron los méritos o las limitaciones que la historiografía descubrió en el Informe?, ¿Cuáles fueron sus principales aportes?, ¿Qué transformó a este Informe en obra clave para enfrentar las epidemias que en forma reiterada azotaban a Quito?, algunas de las cuales describe Espejo en forma pormenorizada como la de 1751, 1757, 1764, 1766, 1783 y 1785 sarampión; –en la epidemia del 64 perdió a uno de sus hermanos– 17 ¿Qué méritos tienen sus observaciones respecto a la epidemiología de las viruelas?, ¿Por qué este Informe ha sido visualizado como la puerta de entrada a la medicina moderna, a la docencia universitaria y a la historia de la medicina en la Audiencia? ¿Qué subraya la historiografía ecuatoriana como los hitos que levantó Espejo para trazar nuevos caminos en el territorio de la medicina y de la salud pública?.

Sin pretender responder a todas las preguntas sobre el valor del Informe, ni a los aportes que le permitieron trascender, este recorrido historiográfico se realizará desplegando tres etapas o momentos de la evolución de la ya más que abundante historiografía sobre Espejo, una de las figuras más estudiada y uno de los referentes históricos al cual se recurre permanentemente.

3.1. Primera fase: la perspectiva clásica

La historiografía sobre Espejo, la correspondiente a su primera fase: la clásica, 1910-1940, se inició con la edición de sus obras. La publicación de las Reflexiones sobre las viruelas se debió a los trabajos de Pablo Herrera y a la edición de González Suárez y Viteri Lafronte, en tres volúmenes, a partir de los manuscritos que reposaban en la biblioteca de Jacinto Jijón y Caamaño, actual biblioteca del Banco Central. Fue sobre estos originales que González Suárez trabajó la primera edición de las Reflexiones acerca de las Viruelas, 1912. Luego a esta edición se sumó la de Gualberto Arcos, 1930, a partir de un manuscrito que reposa en el colegio Mejía.

Inicialmente, Reflexiones acerca de las viruelas fue asumida como un Informe solicitado por las autoridades para defender a la Audiencia de las epidemias, particularmente de las viruelas que en 1783 y 1785 diezmaron en alrededor del 10% a la población de Quito. Reflexiones habría descrito y fundamentado los pasos que debían darse para proteger el medio ambiente de la Audiencia –aire popular– afectado por el desaseo; proteger la comida y la bebida en cuanto una y otra perjudicaban la salud por el mal trigo, el mal pan, la confección venenosa de licores espirituosos, la escasez de víveres. De igual modo, la limpieza local de Quito no arrojaba resultados positivos ni en los monasterios ni en el hospital ni en otros lugares sagrados y públicos; tampoco la limpieza personal coadyuvaba a protegerse de todo tipo de enfermedades contagiosas: de las enfermedades venéreas, del sarampión y las viruelas, de la lepra y de los ‘falsos médicos’.

En segundo lugar, se ha reconocido a Reflexiones sobre las viruelas que, ante situación con saldo tan negativo, trazó las políticas de salud que desconocía la ciudad y era urgente implementar para enfrentar tan apremiante problema. Reflexiones no era solo un acertado diagnóstico sino también como un recetario con las más viables recomendaciones para la superación de epidemia tan crítica. La pormenorizada descripción de los remedios y de las batallas que había que enfrentar para desarmar los prejuicios y costumbres vigentes, doble frente de batalla al que se enfrentó Espejo, permitiría iniciar acciones que eran insoslayables: reservar una casa de campo o Ermita para los virolentos –en el Batán de Piedrahita en este entonces alejado del centro de la ciudad– 18 , enfrentar la falta de educación y formación, hacer los entierros de los fieles difuntos fuera de la ciudad19 Sobre la utilidad o valor de las numerosas propuestas de Espejo que se fueron haciendo realidad, no solo en la Audiencia de Quito sino en las numerosas colonias y repúblicas que se conformaron a lo largo del siglo XVIII y gran parte del XIX se dio cuenta el médico del Rey: Francisco Gil, quien manifestó que habiendo leído el trabajo de: “Francisco de Santa Cruz y Espejo, hombre versado en todo género de literatura, y verdaderamente sabio (…) consideré que sería muy útil ponerlas como por Apéndice a mi Disertación, por lo mucho que pueden contribuir a desterrar la preocupación común que hay, y que sirve de obstáculo para que el proyecto sea generalmente adoptado”.20

La publicación que hiciera Francisco Gil del texto de Espejo, en calidad de ‘Apéndice’ es una clara muestra del valor teórico y práctico que le asignó. Hay trabajos en que resultan indispensables los apéndices, que pueden constituir una de las aportaciones más relevantes de todo el libro.21

En tercer lugar, se ha visualizado el Informe como el inicio de reforma de los estudios de medicina. Era urgente la necesidad de reforma tanto de la facultad de medicina como del hospital, lo que implicaba la reestructuración del plan de estudios, la superación de las teorías e interpretaciones que debatía la literatura médica más avanzada de aquella época, la consiguiente actualización de docentes y de bibliografía, el cuidado y prolijidad en el surtimiento de la botica… y más iniciativas en que abunda Reflexiones sobre las viruelas. 22

En cuarto lugar, junto a los aspectos descriptivos e históricos de la epidemia en Europa y América también se concentró la atención en aclarar el objeto, la historia, los efectos y las causas de este tipo de epidemias: viruelas, sarampión, sífilis y lepra, el continente en que habían surgido, las épocas en que sus estragos fueron descomunales aspectos estos y otro más en que seguramente las diferencias entre Francisco Gil y Eugenio Espejo pueden ser notables y la historiografía de la medicina en el Ecuador está llamada a aclarar.

En quinto lugar, la historiografía clásica ha señalado como mérito clave de Reflexiones haber contribuido a una visión diferente de las causas de esta epidemia. La idea de una patología animada, preludio de la futura ‹‹microbiología››, convirtió a Espejo en pionero de la bacteriología en las Américas. Esta apertura a una renovada y visionaria perspectiva, en aquella época, fue González Suárez el primero en resaltarlo: “Muy curiosa nos parece, decía el arzobispo de Quito, “esta observación de nuestro compatriota: en efecto, Espejo presagia, con una previsión admirable, los descubrimientos del célebre Mr. Pasteur, y la teoría médica, hoy en boga, de los microbios, como causa eficiente de las enfermedades, sobre todo contagiosas”.23

Fijar la causa de las enfermedades epidémicas que asolaban a Quito, continuamente,24 en “atomillos vivientes”, “partículas tan imperceptibles”, “cuerpecillos”25 o microbios que “el microscopio ha descubierto (como) un nuevo mundo de vivientes que se anidan proporcionalmente en todas las cosas, 26 supuso una ruptura con las explicaciones y tecnología que se utilizaba por aquel entonces, por un lado; y, por otro, con la práctica médica vigente, con su sistema de estudios, sus actores, sus sistemas de aprobación de exámenes y de graduación27 y más actividades y responsables. Predominaba aún en Quito la creencia de que al paludismo se lo atrapaba por “engullirse aguacate o guayaba o por haber pasado por tierra caliente” sin pegarse un buen “trago”. Algunos creían que se trataba de un castigo divino, con lo cual se robustecían tendencias fatalistas que no servían para reaccionar contra la peste.28

3.2. Segunda Fase: la perspectiva moderna

En una segunda fase: 1.940-2.000, los estudios sobre Espejo en general y sobre su propuesta médica en particular, segunda mitad del siglo XX, condujo un compacto grupo de investigadores y médicos. A riesgo de omitir autores cuyos trabajos resultaron decisivos para la comprensión de la producción y la vida de Espejo, sea por hoy suficiente mencionar a: Roberto Andrade, Augusto Arias, Celín Astudillo, Philip Astuto, Isaac Barrera, Leopoldo Benítez, Rodrigo Fierro, Enrique Garcés, Francisco Huerta Montalvo, Reinaldo Miño, Alberto Muñoz Vernaza, Plutarco Naranjo, Gonzalo Rubio Orbe, Jorge Salvador Lara la atención se concentró en aspectos como la biografía del Precursor, la superación de la teoría y la práctica médica, la reforma de la facultad y del hospital, el nuevo enfoque de los servicios de salud propuestos por él, etc.29 Se resaltó, por ejemplo, el flamante enfoque de los problemas de salud propuesto por Espejo que habría marcado una ruptura histórica, pues desencadenó la revisión de las instituciones, de los recursos, de los objetivos, actividades y servicios que debían llevarse a cabo para mejorar la salud personal y social; como también alteró al sistema de gestión y administración tanto del hospital como de la facultad de medicina. Estos pasos y seguramente algunos más resultaron suficientes para incidir en la mutación del sistema de salud vigente a lo largo de tres siglos de vida colonial. En pocas palabras, nunca antes se había propuesto mutación tan profunda en cuanto a la salud en la Audiencia. Los historiadores han reconocido a la obra de Espejo su carácter renovador y de futuro, pues abrió un camino por el cual habría de transitarse a lo largo de los siguientes siglos, “Cambió el mundo de la salud” de la Audiencia.

Sin embargo, diseñar un sistema de protección de las viruelas resultó complejo, llevó años y condujo a enfrentamientos en una sociedad reacia al cambio.

Nuestro pueblo –señala Espejo– a todo lo que tiene apariencia de novedad manifiesta un terror pánico. Todo le incomoda y asusta; y pasiones como estas tan villanas y propias de corazones abatidos, tienen su raíz en la pobreza, y suma ignorancia de este lugar. Las gentes hábiles e instruidas, ven el mundo, por dentro y por fuera, desde el breve círculo de su aposento, y nada les coge de sorpresa. Al contrario, gentes ignorantes a cada paso político, natural o literario al cual no estaban acostumbradas, que vean dar, se les cae el cielo a plomo sobre sus cabezas.30

Tanto su aporte a una ciencia específica como la medicina, a la cual, Espejo trató de reformular a partir de nuevos parámetros, como su aporte a la fundamentación general de las ciencias contaba con el respaldo acumulado en décadas de trabajo que se plasmaron en varias de sus primeras obras. Fue una exhaustiva labor teórica y práctica lo que permitió construir el marco teórico o epistemológico que todas ellas requerían sea para defenderse del ataque de la ciencia tradicional sea para consolidar los avances alcanzados por el racionalismo y la ilustración en la Audiencia desde mediados del siglo XVIII, en una universidad que se resistía a los procesos de modernización.

Se resaltan al menos tres ámbitos en los que el Informe da muestras de actualización y dominio de la ciencia moderna y de los autores más avanzados en aquella época.31

3.2.1. El principio de la fisiología y medicina moderna europea.
Según Eduardo Estrella, habría Espejo adherido al neo–hipocratismo de Sydenham y Boerhaave, connotados médicos citados en forma reiterada por él. En la edición de la CCE que coordiné en el 2009, en 32 ocasiones se refiere Espejo a Boerhaave, en 23 a Hipócrates, en 13 a James y a Hoffmannn y en 10 a Sydenham, autores que marcaron el principio de la fisiología y más ramas de la medicina moderna en Europa. Sus referencias a la élite médica española son menores. Valga recordar que con ellos se puso en marcha el movimiento de los “novatores”, críticos del atraso científico español e impulsores de la introducción de los métodos y teorías de la ciencia moderna, “quienes propusieron una vuelta a las fuentes de la medicina clásica, para desde allí con una visión empírica, racional y con la aplicación del método científico moderno, encontrar otros fundamentos para sus nuevas concepciones de la enfermedad, superando así la tradición galénica”.32

Citando a James, con quien concuerda Espejo afirmaba:

Hipócrates es la estrella polar de la Medicina, nunca se le pierde de vista, que no sea a riesgo de perderse. Él ha representado las cosas, tales como son. Ni el orgullo, ni el interés le han apartado jamás de la verdad. Es él siempre conciso y siempre claro; sus descripciones son unas imágenes fieles de las enfermedades, gracias, al cuidado que tomó en no oscurecer los síntomas y el suceso con una algarabía ininteligible; pues, que desterró de sus escritos la jeringonza de los sistemas. Con él no es negocio de cualidades primeras, ni de elementos. Él supo penetrar el seno de la naturaleza, prever y pronosticar sus operaciones sin recurrir a los principios originales de la vida. El calor innato y el húmedo radical, términos vacíos de sentido, no manchan la pureza de composición. Él ha caracterizado las enfermedades sin entrar en distinciones inútiles de especies, y en averiguaciones sutiles sobre las causas.33

3.2.2. El recurso de Espejo a la tradición del pensamiento iatromecánico y iatroquímico que buscaba la aplicación de la física para dar respuesta a los interrogantes de la fisiología y patología humana. “Muchas de sus ideas sobre la anatomía, la fisiología, la patología, son de corte iatromecánico, siendo perceptibles las influencias de los grandes sistemáticos a quienes cita: Hermann Boerhaave (1668 – 1738) y Driedrich Hoffmann (1660 – 1742)”.34

3.2.3. La visión mecanicista, de corte cartesiano, puerta de entrada al desarrollo de la Estática, la Mecánica, Hidráulica, Hidrostática, Óptica y Acústica al campo de la medicina. El acercamiento a la realidad bajo el influjo de Descartes y Galileo coadyuvó a pasar de una medicina natural o sensible a una más empírica por basarse en la observación y en la descripción de las enfermedades, con el lujo de detalles con que nuestro autor describió la historia y las más diversas manifestaciones de las viruelas como también la utilización de la variedad de quinas en que era tan rica sobre todo la parte sur de la Audiencia. Además, favoreció u obligó a exigir la mensurabilidad o matematización en el estudio o investigación de la medicina y de los medicamentos, propuesta que ha revolucionado el quehacer de la práctica y la teoría médica y constituye la marca distintiva de la ciencia moderna.35

3.2.4. El recurso a la experiencia y a la observación.36 Valga recordar los esfuerzos y el reiterado llamado de Espejo a superar la lógica escolástica o ergotista, por estar ella presa del “arte de ejercer solamente el ingenio en zancadillas imaginarias, de enervar la razón y tener el juicio ligado a un vergonzoso ocio”. Espejo inaugura un desplazamiento de lo ‘general’ hacia lo ‘particular’, de los ‘principios’ hacia los ‘fenómenos’. Sus escritos se caracterizan por no partir de principios o conceptos generales, como previamente dados, descendiendo luego, a través de procedimientos deductivos hasta el conocimiento de lo particular o fáctico; sino que procura más bien a partir de la plenitud de los fenómenos, de su observación y descripción pormenorizada y mediante inferencias inductivas elevarse a lo universal y necesario, más propio de una ‘lógica de los hechos’. Su lucha por deshacer el argumento de autoridad, clave del edificio escolástico e implantar más bien el argumento de la razón amparada en la observación y la experimentación renovó profundamente el quehacer científico de la época.

Al respecto, el primer párrafo de la Instrucción Previa sobre el Papel Periódico Primicias de la Cultura de Quito, 1791, es de lo más elocuente:

A la primera vista que demos sobre la naturaleza del hombre hallaremos, que él es dotado del talento de observación; y que las necesidades que le cercan: obligan a todos momentos a ponerlo en ejercicio. Si el hombre se ve en la inevitable necesidad de hacer uso de este talento desde los primeros días de la infancia, es visto que de este principio depende el que él vaya sucesivamente llenándose de ideas comparando los objetos, distinguiendo los seres.37

3.2.5. El análisis de los méritos que en España se hizo del Informe, nada menos que de parte del médico del Rey, quien manifestó que habiendo leído el trabajo

“de Francisco de Santa Cruz y Espejo, hombre versado en todo género de literatura, y verdaderamente sabio (…) consideré que sería muy útil ponerlas como por Apéndice a mi Disertación, por lo mucho que pueden contribuir a desterrar la preocupación común que hay, y que sirve de obstáculo para que el proyecto sea generalmente adoptado”. 38

Menor atención se ha prestado tanto a la vinculación de Espejo con la comunidad científica local como a la dimensión social en que estaba envuelta su propuesta para preservar a la Audiencia de las viruelas. Se impuso más bien una perspectiva de antigua data: el culto a la personalidad de caudillos, presidentes, autores considerados como los gestores exclusivos de la historia y los modelos a seguir. No se superó el énfasis en el género biográfico que caracteriza tanto a historiadores como educadores tradicionales y es otra manifestación del individualismo vigente, que en algunas coyunturas acalla la dimensión comunitaria o social. Espejo supera el marco personal, el enfoque restringido a la vida privada, pero en la actualidad sin excluir esa dimensión es hora de reforzar las bases institucionales y sociales de su Informe, tanto más en una coyuntura en que no es dable acallar las limitaciones institucionales tan necesario de develar en el pasado como en presente.

Por supuesto y con razón, en un largo trajinar de más de dos siglos, nuestra elite intelectual: historiadores, políticos, maestros, convirtieron al Precursor de la Independencia de América en una de las personalidades más notable de todos los tiempos, El Precursor de la Independencia de América fue visualizado como figura señera en el campo de la literatura, la retórica y la historia ecuatoriana, y ha sido convertido en un clásico por sus obras sobre la cuestión social, política, educativa, productiva, las mismas que se reeditan hasta el presente. También fue visto como el máximo teórico y crítico de la educación de aquellos tiempos a través de una enciclopédica obra educativa: “El Nuevo Luciano de Quito, 1.779; Marco Porcio Catón y La Ciencia Blancardina, 1780”, y como uno de los primeros que enfrentó a su medio con la palabra escrita y superó la tradición verbalista de ese entonces a través de primer periódico de la Audiencia: “Primicias de la Cultura de Quito”. Tampoco ha faltado una tendencia de interpretación sobre su vida y su obra que ha conducido, en casos extremos, a una exagerada mitificación. Con justa razón González Suárez recordaba que:

Este hijo del pueblo, este hombre de la democracia, tenía ambiciones de conquistador, y en sus venas circulaba sangre de héroes”. (…) “El ecuatoriano más célebre y más extraordinario, sin duda alguna, entre todos cuantos ecuatorianos se han hecho famosos en la política; Espejo fue uno de esos ingenios superiores, cuya visión intelectual se dilata mucho más allá del horizonte de las ideas comunes, creídas y aceptadas como verdades indiscutibles en su tiempo.39

3.2.6. La crítica a las instituciones y a la sociedad de la época. Se resalta la radicalidad y la globalidad de la crítica levantada por Espejo contra todas y cada una de las principales instituciones de la sociedad en vigencia y sus respectivos representantes, en quienes se desencadenaron reacciones y animadversiones de la más variada índole, no solo de los grupos sociales que se sentían aludidos sino incluso de las personas que indirectamente, a través de seudónimos y nombres supuestos que les identificaba con relativa facilidad o directamente con sus nombres y apellidos eran denunciados a lo largo y ancho de sus obras.40

Espejo reconoció este carácter de su obra al indicar que se la debía llamar:

(…) carnicería; porque en ella no se opera: o estatua, o lienzo, o artificio, sino que se descuartiza, a un cuerpo sagrado y venerable, y a un gremio y a otro, y a tanta multitud de miembros nobilísimos, o por su estado o por su sabiduría. Ahora pues, si la imaginación ardiente de Peronchena (E. Espejo), es una sangrienta carnicería, ¿cuál será la obra forjada en el país del espanto, y en la región de la muerte?41

En otros términos, Espejo se granjeó la animadversión de tirios y troyanos y hasta del poder eclesiástico:

De los religiosos y de no pocos eclesiásticos seculares, quienes aborrecían en él al censor implacable de su ignorancia y de sus desarregladas costumbres”. 42 En aquella época, −dice González Suárez−, la reverencia, el acatamiento y la sumisión que se tributaba a los sacerdotes y principalmente a los religiosos era imponderable: viéndose de repente, los regulares atacados, censurados y hasta ridiculizados, su sorpresa fue grande; y, cuando convalecieron de ella, estalló el odio contra el autor de la crítica burlesca inesperada. −Hubo algunos que amenazaron− hacer pedazos su obra; otros la calificaron de un miserable plagio.43

El efecto inmediato fue una soterrada y sostenida campaña contra el Precursor, que además dio pábulo para que también las autoridades que se sentían aludidas dirijan sus dardos contra él. González Suárez, refiriéndose a esta situación decía:

Espejo resultaba un criollo muy sospechoso para los gobernantes coloniales; el Presidente Villalengua lo vigiló, le siguió los pasos, lo redujo a presión y le confiscó todos sus papeles; luego le obligó a trasladarse por tierra desde Quito a Bogotá para que lo juzgara el Virrey de Santa Fe: después Muñoz, inmediato sucesor de Villalengua en la Presidencia de Quito, lo encarceló; y tal vez le habría condenado a Muerte, si un fallecimiento prematuro no lo hubiera liberado de la horca, de la que se lo juzgaba merecedor al desgraciado médico quiteño.44

En fin, la historiografía de la obra de Espejo, en esta su segunda fase, develó una figura polifacética, de geniales dimensiones sea por la visión de futuro que a él y a sus compañeros y discípulos les tocó construir, sea por la protesta que capitaneó no solo contra el sistema político colonial sino incluso contra otras múltiples limitaciones que encerraba la sociedad quiteña de ese entonces en el ámbito de la educación, de la salud, de la producción, etc. Permanente se ha señalado que Espejo fue un “adelantado”, un “precursor”, de los nuevos tiempos; que sembró las semillas del porvenir y levantó sueños diferentes a los vigentes, además de mantenerlos con una voluntad inquebrantable. No habría perdido la esperanza y pese al pesimismo con que se vivió en esas horas, él supo imponer su porfiada voluntad de salir adelante; él inició la construcción de un edificio nuevo, de una visión diferente a la que había predominado.45

3.3. Tercera fase: más allá de la ciencia moderna

En una tercera y última fase, investigadores y médicos: Eduardo Estrella y Jaime Breilh, Bayron Núñez e Isaías Núñez, Germán Ochoa y Paco Fierro, Carlos Freile y Samuel Guerra, Arturo Roig y Ekkehart Keeding, como otros más, han concentrado la atención en la posible trascendencia del Precursor a partir de cuatro aportes de actualidad: de un lado, los ejemplos de una ruptura que puso fin a una etapa de desarrollo de la medicina: la clásica o tradicional; de otro, los primeros pasos y parámetros de construcción de la nueva etapa: la medicina moderna, que aún perdura hasta nuestros días. En tercer lugar, el enfoque social sobre los problemas de la salud individual y pública que se adelantó un siglo a las ideas europeas sobre la determinación social de la salud; y, finalmente, los primeros trabajos sobre la historia de la medicina en la Audiencia.

Cuatro pasos que podrían iluminar hoy en día la construcción del nuevo edificio de la medicina en el Ecuador, reto éste que tendremos por delante, en las próximas décadas. También en esta fase de la investigación se ha avanzado en la edición de algunas obras más y de la correspondencia e informes de Espejo que aún permanecían en el “olvido”.

3.3.1. Primero y segundo aporte: la ruptura entre la medicina clásica o tradicional y la modernización de la medicina. A partir de Espejo, de un sistema de salud predominantemente tradicional que trasmitía su experticia de generación en generación basado en el conocimiento sensible, en la elaboración de medicamentos –remedios– a partir de productos naturales, del arte o éxito alcanzado en la curación de algunas enfermedades e incluso con prácticas chamánicas, mágicas y religiosas46 se comenzó a pasar a un flamante sistema de salud, alejado éste de elementos sobrenaturales a acerca de las causas de las enfermedades y basado más bien en ciencias experimentales, dependientes ellas de la observación minuciosa y de la experimentación como principales criterios de certeza científica. Se puso en marcha la redacción de protocolos con adecuada descripción de las enfermedades, de programación y comprobación para interpretar el diagnóstico de la enfermedad y su tratamiento, mediaciones que alteraron radicalmente e instauraron un distinto sistema de salud a nivel privado y público. Esto presupuso la ruptura y la superación del conocimiento sensible como fuente de verdad y guía de la praxis humana, por la aceptación del conocimiento intelectual y experimental como base de un desarrollo superior, que permitió además no solo romper el encierro conventual sino dar paso a la secularización de las instituciones de salud a cargo de los clérigos y las órdenes religiosas. También se generó una nueva farmacéutica y al mismo tiempo un tratamiento diferente de las enfermedades bajo parámetros o cánones ya de cuño moderno.

Con otros términos, Reflexiones sobre las viruelas descubrió un nuevo mundo y puso en marcha a un sistema basado en la observación y la experimentación científica, primera fase de desarrollo de la ciencia moderna, para el estudio de las enfermedades, cuyas causas ya no se atribuiría ni a fenómenos naturales ni a intervenciones de tipo mágico-religioso. De igual modo, la prevención y la cura de las enfermedades sean de las mujeres, los hombres o los niños, al igual que la formación de los médicos dependería cada vez más del dominio de ciencias como la física, la anatomía, la fisiología y la clínica, la observación de los enfermos y de los cadáveres en anfiteatros construidos para el efecto, la producción de medicamentos desde la experimentación y la química, base de los actuales remedios y farmacéutica para el tratamiento de las enfermedades. En alguna medida, Espejo se habría adelantado a Claude Bernard (1813-1878), médico francés, uno de los más connotados impulsores de la medicina experimental, a quien se le ha reconocido que sentó las bases de la nueva medicina. Gracias a él se habría pasado de la etapa empírica y de inspiración subjetiva y personal a una medicina basada en la experimentación como prueba de evidencia y verdad. En adelante, el método de investigación tan común a las ciencias experimentales habría pasado a aplicarse en la medicina con similares éxitos y serían las pruebas experimentales las que confirmarían o descartarían una hipótesis en el campo de la medicina.

Por esta ruptura tan radical en medicina y salud pública como en otros ámbitos, la historiografía actual juzga que Espejo podría hablar en el presente, abocado éste también a romper con los cánones modernos para inaugurar una praxis posmoderna de la medicina, bajo los cánones de la ultra-ciencia y la meta-tecnología. Algunos trabajos de la historiografía contemporánea nos orientan en esta dirección. Por eso, iluminador puede resultar hoy esclarecer la estructura comunitaria de la ciencia, los nuevos paradigmas que demanda el uso de la tecnología: inteligente, digital y de la robótica, de la biología molecular, de la mundialización de la información y la comunicación en los sistemas de salud, aspectos que hoy la comunidad médica ha convertido en temas claves, de los que no se puede prescindir.

En la actualidad cabe preguntarse si no asistimos a un cuestionamiento similar y a una ruptura parecida a la llevada a cabo por Espejo, pues la ciencia médica moderna en particular y las ciencias modernas en general, en medio de sus innegables virtudes han puesto de manifiesto innumerables limitaciones, especialmente bajo el canon positivista y la racionalidad instrumental como bajo la orientación eurocéntrica y unicultural. Ha sido ya cuestionada y con fundamento la visión de la ciencia como marcha lineal, inexorable y angelical del desarrollo científico hacia lo mejor y superior. Ha llegado la hora de cuestionar a los patrones positivistas de la “Ciencia Occidental” y a los moldes hegemónicos con que se impuso un “discurso único” que excluye a otro tipo de discursos como el de la medicina ancestral, pues solo acepta el suyo: el de la medicina y la salud pública vigente. Tal vez ya sea hora de echar a andar una “anti-lectura” de la historiografía tradicional sobre la medicina, lo que no implica necesariamente el rechazo de la misma sino su crítica y superación (Aufhebung).47

Aún es escaza la investigación y los estudios tendientes a vincular la propuesta de Espejo en cuanto a salud con las transformaciones que el mundo contemporáneo demanda. En cualquier caso, la medicina moderna está herida de muerte y exige comenzar a mirarla desde la crítica a dicha modernidad. La ONU en la actualidad debate la resistencia a los antibióticos, que previsiblemente se cobrará más de 10 millones de vidas en 2050. De igual modo, los costos de la medicina moderna la tornan cada vez más un privilegio que un servicio al común de los mortales. En la obra médica de Espejo se podría rescatar la historia de la medicina en illo tempore, pero también la historia de una ruptura al interior de la comunidad médica, las discontinuidades y diferencias entre unos y otros: los defensores y los críticos de las estructuras vigentes como de los paradigmas de una de las revoluciones científicas más importantes aquí y en la Europa de aquella época: el paso de la física tradicional a la física moderna, en este caso de la medicina tradicional a la medicina moderna.48

Es importante mencionar que, al interior del estudio sobre la historia de la ciencia, sobre la filosofia de las ciencias y epistemología a lo largo del siglo XX, cobró especial fuerza el debate entre dos concepciones de la labor científica: una orientada al análisis de los contenidos, de los aspectos lógicos y formales (vision ad intram); y otra con enfasis en la dimensión histórtica y sociológica en que se ha visto envuelta la génesis de las ciencias (visión ad-extra). Desde mediados del s. XX, gracias especialmente a la obra de Tomas S. Kuhn, Estructura de las revoluciones Científicas,49 se develó cómo las rupturas históricas en el campo cientifico vienen aparejadas no solo por cambios profundos a nivel del contenido de las mismas, sino tambien por cambios que paulatinamente se realizan en cuanto a las practicas en la comunidad científica, a las normas, procedimientos y tecnologías, a la elaboración de sus categorías, etc., como se puede apreciar en la historia de la medicina que narra Espejo en sus Reflexiones sobre las viruelas. Bajo tal perspectiva, las comunidades científicas y los nuevos paradigmas juegan un rol capital. Se ha revisado, por ejemplo, al término paradigma que se lo definía comúnmente como un principio o principios de aceptación general en una comunidad científica correspondiente a un área determinada de las ciencias, y más bien se argumenta que la mayor parte del trabajo científico es un intento por forzar que la naturaleza entre en un paradigma, en lugar de un intento por probar el paradigma en sí mismo, lo cual reduce considerablemente la probabilidad de obtener innovaciones substantivas.50 Ademas, bajo la perspectiva histórica y sociológica, la ciencia como toda actividad productiva que se ha venido dando a lo largo de los siglos, en cada época his´tórica presenta peculiaridades y características propias de su especifico contexto y evolución.

3.3.2. Tercer aporte: el enfoque social de la medicina. La orientación hacia el contexto en que estaba inmerso el ámbito de la salud, también podría ser visualizado como un aporte ejemplar del Precursor, quien apuntó hacia esa dimensión de las epidemias y las enfermedades, con lo que se adelantó, hace ya varios siglos a la hiper-divisón del trabajo y de las ciencias vigente, y a una epistemología que no reconoce que el mundo de las ideas y de las teorías es inseparable y está sujeto a las contradicciones de la realidad social. La medicina como la salud, al igual que la ciencia o la producción se nutren y avanzan en vinculación, a veces en confrontación, con las fuerzas motoras económicas, sociopolíticas, culturales de cada tiempo. El avance en medicina también depende de los medios técnicos y humanos, de los recursos económicos y financieros, de la participación de la sociedad civil.

Más de un estudioso de Espejo se ha preguntado si no sería precisamente esta orientación hacia lo social el mayor aporte de Espejo a la medicina actual. Bajo este telón de fondo, con Reflexiones sobre las viruelas, 1785; Representación de los curas del Distrito de Riobamba, 1786; Voto de un Ministro Togado y Memorias sobre el corte de Quinas, 1792, se habrían perfeccionado los planteamientos que, sobre la salud, lo social, lo económico y la política que sostuvieron los integrantes del movimiento ilustrado. Más aún, con la propuesta de conformación de una Sociedad de Amigos del país se encontró la palanca capaz de mover el mundo, la mediación que posibilitaría concretar lo soñado y, a su vez, diferenciar el quehacer político de una propuesta en que nuevas fuerzas sociales: la aristocracia nativa y los criollos pasaban a exigir su participación en el cambio de rumbo de la Audiencia.

Para el efecto se echó mano de las teorías económicas en boga, de la necesidad de abandonar el mercantilismo y el proteccionismo y pasar más bien hacia el librecambismo que reclamaba el comercio de la quina, sin estanco y las trabas que reclamaba la administración colonial sobre un producto clave de nuestras exportaciones e indispensable para la curación de enfermedades graves en aquellos tiempos, el comercio libre fue visto como condición insoslayable para el despliegue de un producto médico que podía favorecer a una amplia población dedicada a su cultivo.

Consultado Espejo por las Autoridades sobre la conveniencia o las desventajas del estanco de la quina y luego de rectificar sus anteriores opiniones, emitió un informe según el cual no podría alcanzar un porvenir brillante la explotación de la quina de prohibirse su libre comercialización; más aún, de llegarse a estancar la quina la mayor parte de la provincia iría directamente a su última ruina.

Prohíbase la extracción de la cascarilla en los montes de Loja, Cuenca y vastísima extensión de los terrenos que la crían y que dan millares de vasallos de V. M. que habitan estas dos ciudades y la mayor parte de la provincia en su última ruina. (…) No se puede dudar que, entonces vuelvan estas poblaciones a su antigua desdicha, decadencia y obscuridad. Las deudas de sus moradores, contraídas a efecto de poder satisfacerlas en cascarillas, harán recíprocamente perdidos para siempre y acreedores y deudores porque, de qué manera los vecinos de Cuenca y Loja, Alausí y Chimbo, se facilitarán la solución de sus créditos, prohibida la especie sobre que recargan sus esperanzas, y la naturaleza del contrato (p. 185).

En los últimos años, al develarse la vinculación establecida por Espejo entre el contexto social, económico o político con la medicina, se pudo rescatar ese salto cualitativo encerrado en la producción de Espejo, que no sólo superó planteamientos europeos, sino que estableció las semillas de una visión específicamente quiteña, caracterizada por su marcada orientación hacia lo propio. Eran las más graves enfermedades y epidemias en la Audiencia desde lo que debía reorganizarse las prácticas y la teoría de la salud pública y privada. En pocas palabras, desde la periferia del Imperio, desde una América sedienta de justicia y necesitada de sacudirse del dominio español, era inevitable plantearse una medicina contraria a los intereses de los grupos eclesiásticos y de las autoridades virreinales.

3.3.3. Cuarto aporte: el aporte del movimiento ilustrado Este ha sido igualmente importante, al develar a los actores, escenarios, instituciones, procesos, prejuicios, hábitos, costumbres y batallas que se padecían en el ámbito de la salud. Se muestra al rojo vivo las influencias del poder en el desarrollo de las ciencias, su vínculo tanto con las aplicaciones útiles a los intereses de los grupos sociales dominantes, como también a los intereses de los grupos que ascienden en un momento determinado a la arena política, todo ello envuelto no tanto en el culto a la personalidad de unos cuantos caudillos, presidentes, militares, alcaldes,(…) considerados como los gestores de la historia y los modelos a seguir cuanto de las instituciones y movimientos que se enfrascaron en la lucha. En fin, la interpretación histórica de carácter individualista deberá dar paso a la valoración de los actores sociales: movimientos y fuerzas macro-históricas que superan lo individual para dar paso a la historia institucional.

Finalmente, la historiografía tradicional ha dedicado especial atención a los cambios que en el sistema médico y de salud trató de impulsar Espejo y a su corazonada sobre microbiología o la adhesión de Espejo al cartesianismo o al neo–hipocratismo50, menor dedicación ha prestado a la construcción de la modernidad en la Audiencia de Quito-República del Ecuador, como a la ruptura de la matriz cultural hegemónica por siglos y menos aún a las luchas de poder que en forma inmediata se hicieron presente tanto en la facultad de medicina como en el hospital para oponerse en unos casos y para favorecer en otros a esa nueva orientación, a esa inédita “perspectiva” que apuntaló él, junto a innumerables colegas y discípulos suyos, con lo cual marcaron en forma indeleble el terreno y permitieron se acceda al reino de la libertad e igualdad, al menos “formal”, y y a la valentía para pensar por cuenta propia –Sapere Aude–, divisa ilustrada ilustrada que a su vez coadyuvó a desencadenar el proceso de emancipación emancipación política más grande de aquellos tiempos y repercutió también también a lo largo del siglo XIX y buena parte del XX en las batallas y conquistas de la revolución liberal y en las luchas sociales posteriores. Hasta Hasta el presente este giro copernicano constituye una de las rupturas culturales de mayor trascendencia que no ha dejado de latir.

4. El diálogo con España y Europa
Imagen 2. “Inoculación de pus de vaca en el Hospital de Niños Pobres de Barcelona, hacia 1890. Ayto. de Barcelona”
Fuente: Manuel Ansede, “Viruela: En busca del secreto que eliminó la primera enfermedad de la historia”51

Para terminar, es importante resaltar dos descubrimientos más: el uno hace referencia al diálogo sur–norte y norte–sur que se entretejió en aquellos tiempos en el ámbito de las ciencias; el otro en relación con la fundación y el desarrollo de la historiografía de la medicina en la Audiencia. Aportes que, dado su carácter de Precursor en el ámbito político, en el educativo o en el filosófico, dan pruebas contundentes de serlo también en el ámbito de la medicina y hasta en el cultural, pues con todo ello contribuyó a la formación de un ‘nuevo humanismo’, a una nueva visión de la vida y del mundo, de acentuado carácter ‘antropocéntrico’ o secular y a su vez científico, cuyas repercusiones se prolongaron más tarde a lo largo del siglo XIX y gran parte del siglo XX.

En lo referente al dialogo sur–norte y norte–sur, aún poco trabajado por la historiografía, se considera relevante dos acontecimientos académicos. A inicios de la segunda mitad del siglo XVIII, la Academia de Ciencias de París, por iniciativa de La Condamine integró a su comunidad científica a Juan Magnin en calidad de socio honorario. Fue Magnin, profesor de la universidad de los jesuitas en Quito, el primero de estas regiones en integrarse a tan connotada academia de ciencias. Él fue el ‘heraldo’ del cartesianismo y la modernidad en tierras de la Audiencia y fue el ‘primero’ en la doble acepción que encierra dicho término: primero en lo tocante a la historia, al tiempo; pero además primero en cuanto a la excelencia y jerarquía que alcanzó su comprensión de la obra cartesiana y por medio de ella él abrió las puertas al pensamiento moderno en la Audiencia de Quito desde sus múltiples campos de interés y trabajo. Los Geodésicos permanecieron varias semanas en Borja, donde se entrevistaron con Magnin, quien ofreció enviarles el trabajo de crítica a la obra de Milliet: “Mundo Matemático” que estaba por concluir y cuyo título final fue: “Milliet en armonía con Descartes” o “Descartes Reformado”, dedicada a la Academia Real de París y a La Condamine y que por los méritos de esta obra le valió ser aceptado como socio honorario.

En la línea de intercambio científico con Europa, a finales de ese siglo, un segundo sorprendente paso dio Espejo al enviar a Francisco Gil y este a su vez al integrar el trabajo de Espejo, en calidad de Apéndice, a la segunda edición de su Disertación físico médica a cerca de un método seguro para preservar a los pueblos de viruelas. Se dispone ya, gracias al trabajo de Paco Fierro de documentación más que suficiente para comparar y encontrar los puntos de convergencia y de divergencia que se dieron en ambas regiones en este ámbito de la ciencia. La historiografía de la medicina aún no devela esta rica y compleja vinculación. El maestro Plutarco Naranjo dio unos primeros pasos en esta perspectiva.52

Finalmente, en lo referente a la fundación y el desarrollo de la historiografía de la medicina en la Audiencia, la historiografía tradicional ha desconocido el ejercicio docente que a nivel universitario cumplió Espejo. Según un connotado representante de esta historiografía: “Uno de los dolores más profundos de Espejo tuvo que ser su preterición injusta indudablemente: ni fue profesor en la Universidad, ni fue Protomédico. Entre tanto “infelices, ignorantes” fueron lo que quisieron y la sociedad vulgarona y pacata, colmó de honores a toda esa retahíla de semianalfabetos”.53

Por vez primera, gracias al Archivo Nacional se ha podido rescatar tres certificados: el uno suscrito el 16 de noviembre de 1793, por Espejo. Se inicia en la siguiente forma: “yo el infrascrito, Profesor de Medicina y, etc. certifico a petición de parte”; el segundo es un expediente del 31 de diciembre del mismo año, seguido contra Carlos Magros en el que se indica: “(…) que habiéndosele hecho reconocer –un cadáver– con el doctor don Francisco Xavier Eugenio de Santa Cruz y Espejo, Profesor de Medicina expuso este que había fallecido naturalmente (…)”; El tercero es una certificación en que se solicita con “el Pedimento y decreto que antecede al Doctor Don Eugenio Espejo y Don Basilio Leyba, Profesores de Medicina y Cirugía, en sus personas (…)”. Finalmente, al inicio, en la primera página de sus Reflexiones, señala que ellas son “producción dichosa de un profesor celoso de los adelantamientos de su arte y debe llamarse con más propiedad el parto feliz de un filósofo ciudadano o de un físico patriota”.

Es una gloria para la universidad ecuatoriana haber contado en su planta de profesores con Eugenio Espejo.

Conclusiones

En este trabajo se han mostrado los aportes de la obra de Eugenio Espejo en el campo de la investigación científica, la medicina y la cultura en la Real Audiencia de Quito. Su formación académica, las ideas progresistas y modernas y la brillantez de su pensamiento, convirtieron a Espejo en un importante crítico y referente en la vida cultural de la Audiencia.

En medio de las críticas a su obra la producción científica de Espejo puede considerarse un aporte importante a la epidemiologia, la medicina preventiva y a la implementación de nuevas políticas de salud pública.

La ruptura entre la medicina clásica y la modernización de la medicina, los aportes del movimiento ilustrado y el intercambio científico con España y Europa, constituyen, entre otras, las principales contribuciones, de la obra de Eugenio Espejo, a la medicina, sin embargo, el enfoque social de la medicina, al plantear la revisión de las instituciones, de los recursos, de los objetivos, actividades y servicios que debían llevarse a cabo para mejorar la salud personal y social, es un enfoque que no solamente marcó el origen y fundamento de la ciencia de la medicina moderna en la Audiencia , sino que constituye un importante aporte y un reto actual para las políticas de salud pública del Ecuador.


NOTAS A PIE DE PÁGINA

1. Doctor en Filosofía. Líneas de investigación: Pensamiento latinoamericano contemporáneo. Correo electrónico: capaladines@yahoo.es

2. Grabado en Quito, mayo de 1792 en una placa de plata, dedicado a la Academia de Ciencia de París. Se esculpió a Minerva en el centro superior del grabado, acompañada de diez ingenios, que bajo la figura de infantes se entretienen con los instrumentos de las ciencias matemáticas y físicas que de tanta significación fueron para los Académicos: lupa, brújula, compás, telescopio, globo terrestre y más tablas e instrumentos de medición y experimentación. Charles Marie de La Condamine, Diario del viaje al Ecuador, (Quito: Ed. Coordinación General del Coloquio Ecuador, 1986),124.

3. Christian Büschges, Familia, Honor y Poder, la Nobleza de la ciudad de Quito en la época colonial tardía (1765-1822), (Quito: FONSAL, 2007), 53.

4. Bayron Núñez; Isaías Núñez han estudiado de modo pormenorizado. Bayron Núñez, Isaías Núñez, “La expedición de los niños héroes: 16 de julio de 1805 bicentenario de la llegada de la vacuna de la viruela a la Real Audiencia de Quito”, Revista Cambios, Órgano Oficial de Difusión Científica, Vol. IV, No 7, (2005). También puede consultarse: León Carrera Concepción 1995: 8. Estudios últimos señalan “la serie de brotes de una enfermedad desconocida que no tenía nombre ni en español ni en náhuatl y a la que los mexicas llamaron cocoliztli (el mal o pestilencia, en español) mató a entre la mitad y el 90% de los indios. Ahora, un estudio con ADN antiguo cree haber identificado el patógeno: ‘la salmonela’. Ver: Miguel Ángel Criado, El País, 16 de enero del 2018.

5. Una edición tanto con la obra de Eugenio Espejo sobre las Viruelas, con la segunda edición de la Disertación físico-médica en la cual se prescribe un método seguro para preservar a los pueblos de viruelas, autoría de Francisco Gil y con el Apéndice que inserta Francisco Gil de algunas partes del texto de Espejo, así como también la correspondencia, notificaciones, declaraciones y actas directamente vinculadas con aspectos médicos o de salud pública en que intervino Espejo puede verse en: Carlos Paladines, ed., Reflexiones acerca de un método para preservar a los pueblos de las Viruelas: Eugenio Espejo, Obras Completas, Tomo V, (Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2009), 261. Un breve resumen puede verse en Philip Astuto, Eugenio de Santa Cruz y Espejo, Obra educativa, Edición, prólogo, notas y cronología, (Venezuela: Biblioteca Ayacucho, 1981), 508.

6. Entre las fechas oficiales: 8 de septiembre y 11 de noviembre de 1785, transcurrieron treinta y tres días. Juan Pío Montúfar habla de tres semanas. “Carta de Juan Pío Montúfar a su primo N. Montoya”, 18 de noviembre de 1785, Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 383. Otros autores señalan cinco semanas: Francisco Huerta, “Nota Introductoria”, Reflexiones. Ed. Paco Fierro, (Quito: Ed. Consejo Nacional de Salud, 2010), 42.

7. La investigación histórica aún no ha logrado aún esclarecer las diferencias entre el texto presentado al Ayuntamiento y el reformado, Ver Anexo No. 1. Estructura de las obras de Francisco Gil y Eugenio Espejo.

8. Eugenio Espejo, “Acta de recepción suscrita por los ediles”, 13 de diciembre de 1785, Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 377.

9. Bayron Núñez; Isaías Núñez, “La expedición de los niños héroes: 16 de julio de 1805 bicentenario de la llegada de la vacuna de la viruela a la Real Audiencia de Quito”, Revista Cambios, Órgano Oficial de Difusión Científica, Vol. IV, No 7, (2005).

10. Francisco Javier Eugenio Santa Cruz y Espejo, “Escritos del doctor Francisco Javier Eugenio Santa Cruz y Espejo”, T. II, (Quito: Imprenta Municipal, 1912) 498-503. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 151.

11. Acta de recepción suscrita por los ediles del trabajo de Eugenio Espejo sobre las viruelas, 13 de diciembre de 1785, Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 377.

12. Ver Gualberto Arcos, “La medicina durante la Colonia”, Evolución de la medicina en el Ecuador, (Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1979), 73-251; Edmundo Estévez, El Arte de Curar y Enseñar en la Audiencia de Quito: Documentos, Historia y Cronología, (Quito: Imprenta y Editorial Propumed; Publicaciones médicas, 2002), 302.

13. Eugenio Espejo, El Nuevo Luciano de Quito, Vol I. (Quito: Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1779), 55.

14. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 151.

15. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 379-386-388.

16. Francisco Javier Eugenio Santa Cruz y Espejo, “Reflexiones sobre las Viruelas”, (Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2009), 261-308.

17. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 261.

18. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 42.

19. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 19- 96 y 131.

20. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 261, 394.

21. Umberto Eco, Como se hace una tesis, (Barcelona: GEDISA, 1987), 254.

22. Ibid., 393.

23. Enrique Garcés Cabrera, Eugenio Espejo: médico y duende, (Quito: Octavio Páez Eds., 1996), 141. También puede verse: Leoncio López-Ocón, “La medicina en España y sus colonias americanas durante el s. XVIII y primeros años del s. XIX”, en: Plutarco Naranjo y Rodrigo Fierro ed., Eugenio Espejo: su época y su pensamiento, (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, 2008), 88.

24. Especial referencia hace E. Espejo a la epidemia de sarampión y viruelas de 1785 que asoló a la Audiencia

25. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 67-105-65.

26. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 67.

27. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 155.

28. Garcés, “Eugenio Espejo: médico y duende”, 141.

29. Referencias bibliográficas más completas puede verse en Carlos Paladines, ed., Juicio a Eugenio Espejo, (Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2009). Carlos Paladines, Clasificación de los Escritos de Eugenio Espejo, (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, Corporación Editora Nacional, Campaña Nacional Eugenio Espejo por el libro y la lectura, 2007), 170. y “Estudios sobre la obra de Eugenio Espejo”, 96-119. También ver: Germán Rodas, “Revisión y comentarios sobre la más importante bibliografía ecuatoriana del Siglo. XX referente a Espejo”, en: Plutarco Naranjo y Rodrigo Fierro, ed., Eugenio Espejo: su época y su pensamiento, (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, 2008), 323-336.

30. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 304.

31. Fernando Sempertegui ha profundizado y ha actualizado esta faceta de Espejo, ver: Fernando Sempertegui, Análisis de las Reflexiones sobre las Viruelas, desde el punto de vista de la infectología, (Quito: Universidad Central del Ecuador, 2017).

32. Eugenio Espejo, Reflexiones acerca de un método para preservar a los pueblos de viruelas, Edición Facsimilar, Eduardo Estrella ed., (Quito: Comisión Nacional Permanente de Conmemoraciones Cívicas, 1993), 12; Jaime Breilh, Eugenio Espejo: La Otra Memoria (Nueva lectura de la Historia de las Ideas Científicas), (Cuenca: Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca, 2001).

33. Eugenio Espejo, Reflexiones acerca de un método para preservar, 12.

34. Eugenio Espejo, Reflexiones acerca de un método para preservar, 14.

35. Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 139.

36. Carlos Paladines, Espejo: Conciencia crítica de su época, El pensamiento social, económico y político de Espejo, (Quito: Universidad Católica, 1978), 133.

37. Primicias de la Cultura de Quito, Ed. Facsimilar, (Quito: Archivo Municipal, Instrucción Previa)

38. Primicias de la Cultura de Quito, 261 y 394.

39. Federico, González Suárez, Historia General de la Republica del Ecuador, (Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1970), 377.

40. En el campo de la medicina los enfrentamientos con Fray José del Rosario y con Sancho de Escobar y Mendoza puede verse en: Paladines, “Reflexiones acerca de un método”, 331-368.

41. Santa Cruz y Espejo, “Escritos”, T. III, 251.

42. Santa Cruz y Espejo, “Escritos”, T.I. XVI.

43. Santa Cruz y Espejo, “Escritos”, T. I, XLV.

44. Santa Cruz y Espejo, “Escritos”, T. I, XV y XVI.

45. Se resalta el carácter dicotómico, de polarización y hasta de querella entre “antiguos” y “modernos”, “escolásticos” e “ilustrados”, entre “ciencia” y “religión”. En cualquier caso, la realidad fue más rica que la reducción al enfrentamiento y los conflictos bipolares. Más allá de los momentos y manifestaciones de rupturas, el saldo final fue un diálogo que permitió depurar puntos de vista y avanzar. El carácter bipolar que en determinados momentos ofrece esta exposición más que un sentido ontológico no tiene más pretensiones que las de carácter didáctico.

46. Paladines, “Eugenio Espejo, Reflexiones sobre las viruelas”, 286.

47. Jaime Breilh, “Espejo epidemiólogo: nueva lectura de sus ideas científicas”, Plutarco Naranjo ed., y Rodrigo Fierro, ed., Eugenio Espejo: su época y su pensamiento, (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, 2008), 169-186. http://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/3561/3/Breilh%2c%20J-CON-196-Espejo.pdf

48. Ver Anexo No. II. Modelo alternativo en ciencias.

49. Tomas S Kuhn, Estructura de las Revoluciones Cientificas (España: Fondo de Cultura Económica, 2006)

50. Paladines, E. "El paradigma de la Maximización del Bienestar Social en la Teoría Utilitarista Moderna de la Imposicion Optima". (Tesis del Master "Historia del Pnesamiento Económico". Maison des Sciences. Economiques: Universidades Sorbonne, Paris Ouest y Evry. Francia, 2009)

51. Manuel Ansede, “Viruela: En busca del secreto que eliminó la primera enfermedad de la historia”, El País (31, ago, 2017), https://images.app.goo.gl/PDkz31nw7tahskKRA

52. Plutarco Naranjo, “Tergiversar las ideas”, Diario el Comercio, Sección editorial, (13 de julio del 2010).

53. Garcés, “Eugenio Espejo: médico y duende”, 249.

54. Cuadro elaborado a partir del trabajo de Ricardo Gómez, Ecosofía: una apertura filosófica hacia el futuro, (Los Ángeles: California State University, 2009). Carlos Paladines, “Ciencia y humanismo en el pensamiento post moderno”, (México: Federación Internacional de Sociedades Científicas, 2009).


Referencias

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Citar este artículo
Paladines, Carlos. “Una nueva política sanitaria para la Real Audiencia de Quito y para el Imperio Español: Eugenio Espejo y Francisco Gil”. Revista Historia de la Educación Colombiana. Vol. 23 No 23 (2019):
DOI: https:// doi.org/10.22267/rhec.192323.68

Anexo No. 1

Anexo No. 2
Anexo No. 2. Modelo alternativo en ciencias54
Ciencia moderna: paradigmas dominantes Ultra-ciencia –saberes-: paradigmas alternativos
El crecimiento económico per se, es una medida de progreso. Rechazo del dilema “crecer o morir” como dinámica del desarrollo económico.
El estándar de calidad de vida se mide por la posesión de bienes. Superación de la imagen dicotómica humanos/entorno a favor de una imagen relacional totalizadora.
La naturaleza es solo y básicamente un nuevo depósito de recursos. Rechazo de actividades que involucran la eliminación de formas de vida y defensa de la bio-diversidad y de la simbiosis.
La obsolescencia planeada es un fin en sí. La producción sometida tanto al control de la polución como de la conservación de los recursos.
El mercado es el locus paradigmático de la racionalidad científica. Creación de economías alternativas, orientadas a la producción ecológicamente sustentable.
La prioridad de lo nuevo sobre lo viejo, y lo presente sobre lo pasado y futuro. Respeto por todas las formas y tiempos de la vida, en oposición al antropomorfismo dominante.
La tecnología puede resolver todos los problemas. Principio de complejidad; estatuye la subordinación de las economías a criterios ético-políticos y defiende la variedad integrada de modos de vida agrícola, industrial, intelectual y manual.
Las relaciones sociales jerárquicas garantizan mayor eficiencia. Enfatiza la autonomía local, la descentralización y la participación ciudadana.
La causa eficiente es suficiente. No se reduce la causalidad a una sola de sus dimensiones.
Impone la especialización y división del trabajo (integración forzosa a un sistema-mundo indiferenciado) en todos los órdenes: productivo, educativo, político, Establece interdependencias e integra equipos de trabajo de distintas disciplinas, especialistas y ciudadanía.
Responde a un sistema productivo proveedor de materias primas y agro – exportador. Responde a un diferente sistema productivo orientado a la generación de valor agregado o de servicios y a la fortificación de nuevas cadenas y agrupaciones productivas complementarias o similares (clusters).
Asume a la técnica, a la política y al trabajo como neutros e independientes de la ética. Establece una nueva y fuerte prioridad ética.
Presupone una cultura única: la “Occidental” Presupone una realidad y un diálogo intercultural y multi-étnico.

Rev. His. Educ. Colomb-Vol. 23 N° 23, julio–diciembre 2019-San Juan de Pasto-Colombia-ISSN 0123-7756-ISSN (Versión online) 2422-2348-pp