http://dx.doi.org/10.22267/rtend.151601.36

 

EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO EN LOS DISCURSOS DE LOS CULTIVADORES DE TRIGO EN YACUANQUER-NARIÑO

THE FREE TRADE AGREEMENT IN THE DISCOURSES OF WHEAT GROWERS IN YACUANQUER-NARIÑO


Por: Luis Felipe Burbano Huertas1César Mauricio Ortega Vera2

1Egresado de la Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales de la Universidad de Nariño, perteneciente al grupo de investigación Edu-Multiverso, en el marco de los semilleros de investigación establecidos en el departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Nariño; felipe10_bh@hotmail.com
2 Egresado de la Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales de la Universidad de Nariño, perteneciente al grupo de investigación Edu-Multiverso, en el marco de los semilleros de investigación establecidos en el departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Nariño; mauricioortega84@gmail.com

Artículo recibido: 14 de abril de 2014. Aprobación definitiva: 26 de octubre de 2014.


Resumen

A finales del siglo XX Colombia ha ingresado paulatinamente en los procesos de libre comercialización con otros países, derivados de las dinámicas del mercado a nivel internacional; entre estos se encuentran el de la apertura económica en la década de los noventa y en la actualidad, el Tratado de Libre Comercio (TLC). El TLC, ha sido objeto de una serie de inconformidades planteadas por parte de algunos sectores económicos, como es el caso de los cultivadores de trigo en todo el país y particularmente, quienes habitan en el departamento de Nariño. Tal inconformidad, va más allá del simple desacuerdo por la firma del tratado y radica en las características de su discurso, que se argumentan desde el gobierno nacional. El artículo analiza dichas características discursivas con relación al papel que han desempeñado los cultivadores de trigo. Para ello y a partir de las herramientas teórico-metodológicas ofrecidas por el análisis social del discurso, se busca determinar las cualidades de la “estructura social discursiva” derivada del mencionado proceso. Se encontró que al interior de dicha estructura, los campesinos cultivadores de trigo, irrumpen y develan lo oculto del discurso oficial del tratado, a través de un proceso de resistencia en contra de su implementación y, dando a conocer las consecuencias negativas que el mismo produciría en su contexto social.

Palabras Clave: Tratado de Libre Comercio, discurso, Estructura social discursiva, Conveniencia, Trigo.

Clasificación JEL: R58; N5; Z10.


Abstract

Since the late twentieth century, Colombia has been gradually involved in the processes of free trading with other countries on account of the marketing dynamics at an international level. These processes include the economic opening in the decade of 1990, and the Free Trade Agreement (FTA) at present. The FTA has been the subject of a series of unconformities established by some economic sectors, such as the wheat growers throughout the country, particularly, those who inhabit the Department of Nariño. These unconformities go beyond the simple disagreement caused by the signing of the treaty, and lies in the characteristics of the FTA discourses argued by the national government. The present study analyzes the discursive features in relation to the role that wheat growers play; for this reason, and based on the theoretical and methodological foundations offered from the social analysis of the discourse, it intends to determine the characteristics of the “discursive social structure” derived from this process. The data showed that, inside the referred structure, the wheat farmers gained access and unveiled the hidden side of the official discourse of the treaty, through a process of resistance against its implementation, and revealing the negative consequences it would produce in its social context.

Keywords: “Free Trade Agreement”, discourse, “discursive social structure”, power, order, convenience, wheat.

JEL classification: R58; N5; Z10.


Introducción

El presente trabajo, pretende determinar las distintas interacciones discursivas que se entrelazan entre los discursos producidos por los cultivadores de trigo del Municipio de Yacuanquer3, y las disposiciones del gobierno colombiano con respecto al Tratado de Libre Comercio (en adelante TLC); se debe tener en cuenta que el TLC es un acuerdo económico que se implementó en Colombia desde el año 2012, como parte de la política de desarrollo económico mundial; esto permite plantear que los países involucrados en esta tendencia, no están en una contienda equilibrada o equitativa, pues las ayudas que reciben los cultivadores norteamericanos son muy distintas a los subsidios que el gobierno colombiano direcciona hacia sus cultivadores. En promedio un cultivador norteamericano recibe grandes sumas de dinero en contribución por sus productos, evitando el déficit de perdida, contrario a las subvenciones de los cultivadores colombianos, que no alcanza para subsanar dicha situación.

Se debe tener en cuenta, que el trigo es el producto que permitió al municipio de Yacuanquer, establecerse como una comunidad con una economía muy estable durante varios años; esta característica cambió en el momento en que el gobierno colombiano, en su afán de insertarse en las políticas económicas mundiales, acudió a la apertura económica, la cual beneficio a unos pocos, y perjudicó a miles de campesinos, entre ellos los cultivadores de trigo

Esta problemática, es posible comprenderla a partir de las herramientas que ofrece el análisis del discurso, puesto que la podemos establecer al margen de un orden social dentro del plano discursivo, bajo el poder de un grupo dominante, que genera discursos también dominantes, sobre un grupo general que tan solo asume dichas pretensiones, como un discurso que se debe cumplir sin un análisis de lo que pueda tener de trasfondo. Desde este punto de vista, se verá como un tercer grupo emerge y hace presencia dentro de aquello que se denominará como estructura social discursiva4, en la cual dicho grupo inicia un proceso que genera discursos en contra del discurso del grupo dominante; es decir, en contra de lo oculto que devela del discurso dominante, de la conveniencia5 que implica ocultar lo no dicho.

En este sentido, se evidencia que el poder y el orden van de la mano; es así como el grupo dominante elabora una estructura social donde establece las categorías que debe tener la sociedad y los discursos legítimos que funcionan en dichas categorías, aquellos que pueden ser escuchados, los que tienen rasgos científicos o institucionales. Para el caso, son los discursos que se producen desde el Estado, y los cuales se legitiman en una verdad que ellos la determinan.

En este orden de ideas, el presente trabajo pretende develar ¿cómo se establece el discurso de los cultivadores de trigo de Yacuanquer en una estructura social discursiva?, desde la cual se plantea un discurso opuesto al discurso dominante; de igual manera, establecer un esquema sobre la base del orden y el poder, desde la cual se construye un discurso legítimo y dominante. El elemento, que para el caso promoverá los discursos dominantes y el contra discurso o discurso de resistencia, es el TLC, el que al generarse producirá un discurso oculto, al que se plantea como conveniencia, y se entiende como el beneficio del discurso dominante.

Desde lo anterior, se pretende analizar ¿Qué es la conveniencia en los marcos discursivos? y como esa conveniencia se descubre por parte de un grupo, llevándola a criticar como lo oculto en los matices discursivos.

1. Una reseña de Yacuanquer en los procesos históricos regionales y nacionales

El Municipio de Yacuanquer, se ha caracterizado por tener entre sus amplios cultivos al trigo como cereal base de su economía, que en algún momento la llevó a los más altos puntos de estabilidad agraria, contando con la existencia de un mercado seguro para la producción y venta de dicho grano. Pero no solo la agricultura hace referencia al proceso de crecimiento de municipio; diferentes acontecimientos históricos envuelven al territorio mencionado, haciendo parte de ellos varios personajes como Lorenzo de Aldana y Sebastián de Benalcázar, a quienes se les atribuye la fundación de la que en aquel entonces se denominaba como Villaviciosa de la Concepción, Villaviciosa de Pasto, o Pasto únicamente.

Desde tiempos de la colonia, el Municipio de Yacuanquer ha significado un espacio importante al momento de habitarlo, puesto que sus suelos siempre han sido fértiles gracias a la actividad volcánica que ayuda a que los mismos sean más prósperos al momento de sus cosechas.

En este lugar, previo al proceso de colonización, habitaba el pueblo de Guancanquer, perteneciente a los Quillasingas, siendo parte estratégica entre su comunidad y el pueblo de los Pastos; por lo anterior, este territorio se ha convertido en un lugar importante en la arqueología de la región, encontrando vestigios de estas comunidades.

Ya en la colonia, el pueblo de Guancanquer, paso a denominarse Yacuanquer, el cual es un nombre auténticamente autóctono que según Herrera (2007: 21) acorde con la antigua escritura de “Huacanquer”-“Huaca” es palabra quechua y significa ídolo, tesoro, sepulcro. De igual manera, la lengua de los pastos fue de la familia tucano, siendo frecuente para los topónimos de esta región, llevar la forma gramática “Quer”. Según el mismo autor “Quero” en tucano significa pueblo; siendo así se tendría que el significado de la palabra “Huacanquer” podría ser: “pueblo de los sepulcros o de los ídolos”.

El pueblo conocido en la actualidad como Yacuanquer, ha sido protagonista, en la fundación de la Ciudad de Pasto. Dentro de este proceso, Rivas (2009:100) afirma que la Villaviciosa de la Concepción fue fundada inicialmente en 1536 en la región actual de Yacuanquer, desecha por Benalcázar en 1537, cuasi reconstruida por obra espontánea de algunos antiguos vecinos de ella, moradores de Quito y, finalmente, refundada y repoblada por disposición de Lorenzo de Aldana (quien al parecer realizó esto en asociación con Gonzalo Díaz de Pineda), hacia finales del mes de octubre de 1539. Esto demuestra que el Municipio de Yacuanquer en la historia de la región, ha desempeñado un papel importante, debido a que en la colonia este territorio fue inicialmente visto como apropiado para establecer una ciudad, dadas sus características geográficas.

A ciencia cierta, no se conoce la fecha exacta de la fundación de Pasto en el Municipio de Yacuanquer, sin embargo en 1541 la ciudad fue trasladada al Valle de Atriz y fue ahí donde se estableció la Ciudad de Pasto; esto lo afirma un documento del 22 de mayo de 1541, firmado por Benalcázar y dirigido al siempre presente Rodrigo de Ocampo (Rivas, 2009: 100).

1.1 El trigo como base de la agricultura para varias comunidades en el mundo

Las comunidades y culturas, siempre han girado en torno a alimentos básicos dentro de su proceso de formación, encontrando así los productos agrícolas como principales en los ejes de sus economías. Ejemplo de ello, son las diferentes culturas en Asia, las cuales históricamente, han aprovechado el arroz y sus derivados como componentes básicos de su dieta alimentaria en América, previo al proceso de colonización español, se determinó que para muchas culturas el maíz fue uno de los productos fundamentales en su alimentación, y en Europa las culturas tenían como base el trigo, teniendo en cuenta que este producto se consumía en todos los sectores sociales (Trujillo, 1990: 13).

Especificando para América Latina, la llegada del trigo se hace por México, pero posteriormente hace un salto considerable para ser introducido al Ecuador, con un paso previo por el Perú; a la región sur de Colombia, hace su entrada por el Departamento de Nariño, estableciéndose en Yacuanquer como uno de los lugares donde mejor adaptación tuvo este cereal.

Se habla del trigo como un producto agrícola fundamental para una comunidad, en este caso para el Municipio de Yacuanquer, el cual hace algunos años, se ha visto inmerso en un debate nacional por la paulatina eliminación de este cereal, en las dinámicas de producción agrícolas de esta zona del país. Para analizar esta problemática, es necesario conocer un poco de la historia del trigo, teniendo en cuenta que se ha establecido como un producto de primera mano para la producción de alimentos básicos.

El trigo, es un cereal cuyos orígenes son desconocidos a ciencia cierta; algunos investigadores lo localizan por primera vez en el Suroeste Asiático, en las regiones montañosas y áridas que tienen una temperatura muy variable. De igual manera, se han encontrado algunos vestigios de grano de trigo carbonizado en barro cocido en Irak (Duran, 1993: 1).

En este hallazgo, se puede analizar que su cronología se establece desde hace unos 8000 años A.C., pero podría ser mucho más antiguo en otros sitios, como en el Monte Carmelo y Jericó (Israel y Cisjordania respectivamente), donde el trigo crece de manera silvestre; esto se concluyó después de analizar herramientas con las que se machacaba el grano. Desde estas investigaciones, es casi seguro que el producto inició entre los años 8000 y 6000 A.C., extendiéndose de Asia Occidental al cercano Oriente y a Europa. De éste último lugar se pensó sería su confín, pero se extendió a América con los primeros colonizadores y exploradores (Duran, 1993: 2).

En la confrontación histórica de la colonización europea, el trigo entró a América como un cereal que se obligó a los indígenas a adoptar en su agricultura y como parte indispensable de su dieta, mientras el español asimiló nuevos productos, sin dejar de lado el pan de trigo (Trujillo, 1990: 13).

Plantea Durán (1993: 3), que existe una prueba que determina la llegada del trigo a América en el año de 1528, mencionando la autorización a García Lerma, explorador portugués, quien solicitó el traslado de una colonia de agricultores junto con semillas de cereales tales como trigo, centeno, cebada y otros.

Es muy posible que las primeras plantaciones de trigo en Colombia, hayan tenido lugar en las tierras santandereanas, por los lados de la población de Vélez; de ahí en adelante ha seguido cubriendo las zonas frías aptas para tal cultivo. Ya en 1540, en los departamentos de Nariño y Boyacá, se establecieron algunos molinos de trigo, los cuales simbolizaron la cultura española (Trujillo, 1990: 14).

En 1893, se introdujeron algunas máquinas de trillar, que sustituyeron el primitivo sistema de los cascos de las bestias. En Pasto, se establecieron varios molinos extranjeros y se reformaron otros antiguos; en dicha fecha funcionaban cinco molinos a saber: dos del Señor Bernardo de la Espriella, capaces de moler veinte cargas diarias (día y noche), es decir 320 arrobas; uno del señor Juan Reyes, capaz de moler quince cargas diarias, es decir 120 arrobas; uno del señor Miguel Santacruz, capaz de moler nueve cargas diarias, es decir 72 arrobas y, uno del señor Alejandro Santacruz, capaz de moler cinco cargas diarias, es decir 40 arrobas (Álvarez, 2007: 89-90).

Con lo anterior, se puede precisar que la ciudad de Pasto se beneficiaba con la producción de trigo de los municipios cercanos, entre ellos Yacuanquer. Cabe resaltar, que ante la demanda de este cereal, las zonas trigueras establecieron una economía sólida beneficiando a sus campesinos.

Tal es la fuerza económica con la que se encontraba el cultivo del trigo, que para el año de 1871 ya se había fundado la Asociación de Agricultores de Colombia en la ciudad de Bogotá. Miranda (2000: 256), afirma que en el año de 1937, el agrónomo Antonio Otálora después de estudiar y hacer una enumeración de las distintas clases de trigo a nivel mundial, establece que en el país se reconoce al “bola” de origen sabanero (Bogotá), el cual describe como un grano con espiga barbada y con un ciclo vegetativo de 148 días y, especifica que en el Departamento de Nariño, se produce un trigo conocido como “el barba negra”, de color amarillo ámbar y lo caracteriza por ser muy resistente a las infecciones.

A inicios del siglo XX, en el departamento de Nariño se establecieron una mayor cantidad de molinos que hicieron del trigo un negocio rentable para los agricultores; los molinos existentes en la ciudad de Pasto para aquel entonces eran: Molinos América, Harinera Diana, Molinos San Nicolás, Molinos Nariño, Molinos Galeras Ltda., Harinera del Valle S.A., Molinos Colombia y Cía. Ltda., Sociedad Harinera del Sur Ltda. y Molinos Trigalia (Miranda, 2000: 173); de estos en la actualidad, se encuentran en funcionamiento: Molinos Nariño, Molinos San Nicolás, Harinera del Valle S.A. y Molinos Imperial; este último creado tiempo después por la gran demanda que existió.

El trigo ayudó a la economía colombiana a tener una estabilidad en el sector agrario; según un informe presentado por el Instituto de Investigaciones Tecnológicas al Instituto de Fomento Industrial en el año de 1971, en la segunda mitad del siglo XX, la producción de trigo ha venido disminuyendo aceleradamente a partir de 1962, cuando llegó a su máximo nivel de 162.000 toneladas en los últimos 13 años; de igual manera, afirma que la producción total que en 1966 fue de 125.000 toneladas llegó a solo 63.000 en 1969 y se supone que fue de unas 50.000 toneladas en 1970 (Instituto de investigaciones de Colombia, 1971: 1).

1.2 El camino del trigo hacia la economía de Yacuanquer.

La alimentación para el ser humano, ha sido vital en su desarrollo a través del tiempo, y ha encontrado en algunos productos facilidad de producción y consumo, aspecto que lo llevó a establecer en sus pueblos una economía prospera; uno de los principales cultivos que el hombre ha explotado a gran escala es el trigo, siendo hoy el primero entre los once cultivos de cereales y leguminosas de mayor demanda a nivel mundial, alcanzando en 1983 un área de cultivo de 203.000.000 de hectáreas y un rendimiento promedio de 1.350 kilos por hectárea (Zarama, 1999: 498).

Uno de los planteamientos acerca de la llegada del trigo al continente americano, afirma que:

Los españoles en su ansia de implantar lo suyo al nuevo mundo, trajeron en una planificada gesta, en la que se daba prelación a lo esencial, las semillas y los animales propios de su tierra… en 1520 el trigo llegó a México, de ahí pasó al Perú y luego al Ecuador, gracias al inquieto Francisco Fray Jodoco Ricki, quien lo sembró en una parcela frente a su convento en Quito. Fue este flamenco el que enseñó a los indios el cultivo de la tierra según la usanza europea, al instruirlos en la construcción de los arados y el uso de los bueyes para elaborar la tierra (Zarama, 1999: 499).

Por las condiciones de los suelos y la mano de obra en este territorio, los colonizadores españoles vieron rentable la producción de trigo dando paso a una gran demanda, y fue por estos aspectos que este cereal prosperó rápidamente y se convirtió en un negocio; posteriormente se consolidó en una economía estable para el productor, quien satisfacía las necesidades de pueblos cercanos a las zonas cultivadas.

El trigo tuvo su llegada a Colombia por el sector de Vélez, ya mencionado anteriormente; sin embargo, es importante aclarar que en enero de 1540, se establecieron los franciscanos quienes llegaron de Quito, contándose entre ellos a Fray Jodoco como uno de los primeros en experimentar la siembra del trigo. El cabildo de Quito, les entregó unos solares en el sector de Rumipamba donde el padre Ricki sembró por primera vez trigo en Nariño; ante esta información, Garcilaso (citado por Zarama, 1999) afirma que esta versión está equivocada, pues probablemente el trigo ingresó a Colombia, llegando inicialmente a Pasto desde Lima, a donde lo llevó doña María de Escobar. Estas versiones permiten establecer la llegada del trigo al sur de Colombia.

Se discute quien fue el que trajo la primera semilla de trigo a este territorio, Zarama (1999: 502) plantea otra hipótesis, dice que fue el primer teniente gobernador que tuvo Pasto, el Capitán Rodrigo de Ocampo, quien instaló y puso en funcionamiento el primer molino; esto aconteció en 1540.

Si bien existen diferentes versiones acerca de quién pudo haber traído el trigo a esta región, lo importante a resaltar, es que este cereal se adaptó de la mejor manera para su producción; es por esto que en 1560, el visitador López ordenó que se sembraran 148 fanegas de trigo, en predios ubicados en Pandiaco, Botana, Catambuco, y Obonuco, ampliándose más tarde a Genoy, Aranda, Yacuanquer, Funes y las inmediaciones del río Guáitara (Zarama, 1999: 504). Ya con esta masiva producción de trigo, los agricultores abandonaron otros cultivos para aprovechar la gran demanda que el trigo generó.

Un ejemplo de ello, demuestra que en 1573, Esteban Hernández Guerrero sembró ocho fanegas6 en Funes, Luis de Chávez y Gomes de Chávez tenían cultivadas en Aranda ocho fanegas de trigo y maíz, lo mismo que Leonor de Orense en Pandiaco, Alonso del Valle en Botana, Juan Rosero y Diego de Esquivel en Genoy, Bartolomé Vega en Yacuanquer y Juan de Riberos en Chapacual (Zarama, 1999: 504). Esta producción de trigo, daba paso a que se establecieran molinos para el proceso de transformación y su posterior comercialización.

A finales del siglo XVI, se radicaron molinos en la ciudad de Pasto, que ayudaban al triguero a transformar su producto y generar mayor demanda; fue por esto que Alonso Santander estableció un molino en el Ejido, conocido más tarde como “el de la panadería”, y Pedro de Ahumada inicio otro llamado “de la Merced” (Zarama, 1999: 506). Con esto, el agricultor encontró un aliado para fortificar su economía, vendiendo el cereal a los molineros que derivaban el producto y lo comercializaban a gran escala.

Con el trigo, no solo se beneficiaron los cultivadores de este cereal, sino también las comunidades religiosas que llegaron a radicarse a Pasto, como por ejemplo, los Frailes Dominicos, Agustinos y Mercedarios, a quienes el Cabildo de Pasto les entregó tierras para que sembraran dicho cereal para su sustento (Zarama, 1999: 506).

1.3 Yacuanquer: con el trigo floreció su economía

Inicialmente, el trigo tuvo gran acogida en nuestra región para el consumo local, más tarde este producto consiguió un mercado estable con el resto del país, debido a la gran calidad que esta tenia y a los molinos que podían transformar el producto facilitando su comercialización. Frente a estos factores, existe un elemento determinante, que contribuyó a que este cereal producido en Nariño, tuviera comercio con el resto del país, y fue que el gobierno nacional impulsó la construcción de una carretera entre Popayán, Pasto y Putumayo. Esta vía facilitó el comercio con el norte del país, hallando las harinas del suroccidente del país un fácil mercado, que fomentó el cultivo de trigo (Zarama, 1999: 525).

En 1948 el trigo ocupó el primer lugar en la producción agrícola del departamento de Nariño; a nivel nacional tuvo su mayor esplendor en el año de 1960, debido a que salió al mercado la variedad “Nariño”, que superó los rendimientos de las variedades hasta entonces cultivadas en el resto del país, logrando en poco tiempo gran aceptación y un gran mercado que afianzó al cultivador y molinero nariñense (Zarama, 1999: 525).

En el municipio de Yacuanquer, se encuentra que el cultivo del trigo se afianzó de la misma manera en el periodo mencionado; fue así que muchas familias de este municipio, asumieron la producción de este cereal como un sustento seguro para la economía familiar; es el caso de la familia Portilla, cuyos miembros, por tradición, se caracterizaron por ser grandes cultivadores de trigo; en su punto económico más alto, cosechaban de 2.000 a 3.000 bultos de trigo (Zarama, 1999: 526).

Los cultivadores de trigo, conscientes que la siembra de este producto tenía un gran mercado a nivel nacional, buscaron proteger sus derechos como agricultores; fue así como el 30 de Junio de 1960, los productores de cereales de Nariño, Boyacá y Cundinamarca se asociaron, creando la Federación Nacional de Cereales (en adelante Fenalce); uno de los primeros logros fue obtener la abolición de la discriminatoria disposición que el Instituto Nacional de Abastecimientos (INA), imponía en Colombia, la cual era que el trigo de Nariño se pagaba a menor precio que el trigo cultivado en el resto del país (Zarama, 1999: 525). Fue por la creación de Fenalce, que el cultivador de trigo miró segura su inversión, ya que esta entidad los protegería ante las políticas económicas gubernamentales que podrían afectar el cultivo de cereales en Colombia.

Debido a esto, los cultivadores de trigo de Nariño buscaron asociarse, con el fin de tener mayores reconocimientos como tal, pero esto no ha dado ningún fruto, ya que el cultivador de trigo y especialmente el de Yacuanquer, ha sido ajeno a estas opciones de asociación; el ingeniero Muriel, argumenta, que los cultivadores de trigo de Yacuanquer no miran necesario asociarse, opción errada, ya que si estos se asociaran, las políticas gubernamentales los acogería como asociación, puesto que es más factible tener voz y voto a través de una asociación que es respaldada con sus representantes (Burbano, 2013).

Es así como los cultivadores de trigo de Yacuanquer- Nariño, en la actualidad no se conforman como asociación, sino que manifiestan sus dudas a Fenalce; siendo este el que manifiesta su problemáticas a los diferentes entes gubernamentales.

2. TLC en Colombia: lo oculto en su discurso oficial

El Tratado de Libre Comercio (TLC) es un acuerdo, que busca afianzar economías de distintos países, reduciendo aranceles7 y aumentando la importación y exportación en distintos sectores de la producción. Los diferentes mandatarios colombianos en el transcurso de sus administraciones, han buscado establecer la economía colombiana en el mercado capitalista mundial; un ejemplo de ello es la solicitud que estableció el ex presidente Álvaro Uribe en el año 2003 al entonces presidente Estadounidense George W. Bush, dando continuidad al fortalecimiento de las relaciones precedidas por el ex presidente Andrés Pastrana, pidiendo formalmente iniciar las negociaciones para la suscripción de un TLC entre ambos países, ya sea bilateralmente o en conjunto con otros países miembros de la comunidad Andina (Tangarife, 2004: 178).

Cabe resaltar que para posibilitar estos cambios económicos, han intervenido instituciones como, el Fondo Monetario, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, quienes ayudan a acelerar los procesos económicos de los países involucrados en los tratados de libre comercio (Merherg, 2006: 22).

El Tratado de Libre Comercio que involucra a Colombia con estados Unidos, inicio oficialmente con la firma de la ley 1143 del 4 de julio del 2007, mediante la cual se entra en un estado de promoción del acuerdo económico. El tratado fue aprobado en el año 2012 en la cumbre de las Américas realizada en Cartagena, y entró en vigencia el 15 de mayo del mismo año.

Estas negociaciones internacionales, no son nuevas para Colombia, puesto que desde la década de los noventa, se estableció en nuestro país la apertura económica8 con el gobierno de César Gaviria Trujillo; con esta política la economía nacional sufrió la peor crisis de su historia, con pérdidas incalculables e irreparables para distintos sectores, entre ellos la industria y el agro. Esta crisis fue causada principalmente por el aumento en las importaciones, las cuales lesionaron la producción interna y generaron desempleo y pobreza (Robledo, 2006: 23-24). Con esta apertura económica, productos como el trigo, la cebada, el frijol y el sorgo, se vieron especialmente afectados en departamentos de clima frío como Nariño y Boyacá, viendo disminuida su producción entre un 60 y 400 por ciento (Moreno, 2007: 179).

Ya firmado el TLC, los dos gobiernos involucrados, no darían a conocer el impacto negativo que tendría el agro colombiano con la firma e implementación de éste acuerdo, debido a que el agricultor nacional no podría entrar a competir con los agricultores extranjeros, puesto que estos reciben en subsidios 16 veces más que un agricultor nacional, generando una competencia desleal y falta de equidad entre estas dos economías (Merheg, 2005: 74). Entre los productos más afectados se encuentra el trigo y la cebada, los cuales quedaron en la canasta A9, es decir, sin protección desde el primer día de vigencia del tratado.

Este acuerdo económico que involucra al agro y a otras economías en un mundo competitivo, no puede determinarse en una competencia justa, puesto que según Robledo (2005: 26), el PIB de Estados Unidos es 129 veces mayor que el de Colombia, por lo que poner a los colombianos a competir con los estadounidenses es tanto como enfrentar a una persona corriente con un gigante de 54 pisos.

Dentro de los productos cerealeros, el más afectado con la apertura económica y posteriormente con el TLC es el trigo, puesto que en Colombia ha disminuido drásticamente sus hectáreas cultivadas a partir de la implementación de estos acuerdos; en 1993 existían 52.377 hectáreas de trigo y en el 2005 solamente 23.570 hectáreas, lo que permite evidenciar una reducción considerable en el cultivo. Con la implementación del TLC la problemática se agravó debido a que el trigo tendría un arancel base del 13% en un periodo de desgravación inmediata y sin salvaguardia10 (Moreno, 2007: 183).

El trigo es uno de los productos con mayor problemática económica dada la firma del TLC por lo anteriormente mencionado; pero es de suma importancia enfatizar en las características que al respecto se han generado en el municipio de Yacuanquer, debido a que el mismo se ha caracterizado por ser un municipio triguero. Es innegable la crisis agraria con relación a este cereal en dicho municipio, pues es en este producto, donde la economía yacuanquereña se ha sustentado por varias décadas.

2.1 El trigo: un producto afectado por el TLC en el municipio de Yacuanquer

El trigo en la región nariñense y en el resto del país, fue hasta hace unas décadas un negocio rentable, hasta que las políticas gubernamentales desde su afán de involucrar al país al mercado internacional, hicieron que este cereal cayera drásticamente. El gobierno de Gaviria, con su política neoliberal, abolió las diversas entidades de fomento de la agricultura, dando un duro golpe al campo, promoviendo la masiva importación de alimentos y exigiendo al productor colombiano que compita con los agricultores de los países con una economía mucho más estable, quienes gozan de subsidios generosos y de técnicas avanzadas que permiten una alta producción a bajo costo (Zarama, 1999: 526).

Por esas políticas de Estado, el cultivo de trigo comenzó con una crisis, de la cual no ha podido recuperarse, ya que la competencia entre cultivadores colombianos con extranjeros es desigual por las condiciones que cada gobierno maneja con sus agricultores. En el caso colombiano, las ayudas por parte del gobierno nacional son pocas, lo que impide que estos puedan entrar en un mercado competitivo con sus productos.

Por lo anterior, los cultivadores de trigo de Nariño entraron en esa crisis que también afectó al municipio de Yacuanquer, por ser un municipio triguero. Al respecto, Jesús Muriel, ingeniero agrónomo y representante de Fenalce en Nariño afirma que:

En Nariño hasta el 2005, se reportaban alrededor de 9 municipios trigueros, dentro de los cuales Yacuanquer ocupaba el 3er. lugar, por área y por producción, con 1.200 hectáreas de siembra; del año 2010 hasta la fecha, la cosecha no llega a las 200 hectáreas. En este municipio existían cerca de 3.000 familias trigueras (Muriel, 2013).

Estas familias, debido a la adversidad frente a los nuevos mercados, fueron dejando de lado el cultivo del grano; hoy en día, se encuentra un promedio de edad de 56 años en los cultivadores de trigo de Yacuanquer, evidenciando que el cultivo de este cereal no tiene la misma demanda ni la misma acogida que tres décadas atrás, puesto que paulatinamente se fue dejándolo de lado por su poca rentabilidad.

Ya con la apertura económica en la década del noventa, con el gobierno de César Gaviria, el trigo tuvo una decadencia que se fue incrementando con el paso del tiempo y con la firma de diferentes convenios económicos que el gobierno colombiano realizó; uno de estos convenios fue firmado en el año 2006 con Mercosur, donde entró Argentina a jugar un papel muy importante en la importación de trigo desde el punto de vista para la exportación para ese país, puesto que el producto llegaba con un valor de 550 pesos kilo, mientras el trigo nacional tenía un costo más elevado que el mencionado (Muriel, 2013).

Desde esta fecha, están llegando los volúmenes más grandes en la importación de trigo, entonces el impacto fue directo para los agricultores puesto que el precio se redujo considerablemente, “ya en el año 2007, el valor del trigo importado llegó a 607 pesos kilo, y el agricultor nariñense debía venderlo a 640 pesos kilo para poder generar una mínima ganancia” (Muriel, 2013). A pesar de esto, el agricultor no podía competir con el precio del trigo importado, debido a los altos costos en la inversión del cultivo.

Con la llegada del TLC, el Municipio de Yacuanquer se vio sumido en una crisis agraria, y sobre todo en el sector cerealero, pues la importación del trigo llevó a los cultivadores a contemplar otras opciones de cultivos como método de necesidad, puesto que el cultivo que les daba el sustento económico había llegado prácticamente a su final.

Se acabaron los Institutos de Mercadeo Agrario (Idemas), que eran los lugares donde les compraba el trigo para pasarlos a tratamiento. Ante esto, se puede afirmar que el TLC solo beneficia al sector industrial, porque el pequeño cultivador, no puede competir con los agricultores de otros países, y así podemos establecer que el cultivador de trigo se encuentra descapitalizado, pues no cuentan con un subsidio agrario que los respalde…fue tan amplia la problemática, que para el año 2008, se implementó por parte del SENA y la alcaldía de Yacuanquer, una propuesta que a la postre, no sería la más conveniente para este sector campesino, y fue sustituir el trigo por el cultivo de uchuva, sin embargo, por tradición no se acoplaron al nuevo cultivo, y además las consecuencias que trajo la siembra de uchuva fueron significativas, como por ejemplo, enfermedades por los fertilizantes utilizados en la siembra y daños en cultivos vecinos (Muriel, 2013).

Otro aspecto de impacto para la decadencia del trigo, y de mucha importancia es la no tecnificación del cultivo de este cereal; Fenalce ha intentado de varias maneras implementar las ayudas a este sector, pero las negativas son igualmente variadas; es decir, los cultivadores querían continuar con el arado tradicional, promoviendo la calidad del cereal, el cual no pudo competir con el precio del trigo importado; la gente prefirió comprar barato y no darle importancia a la calidad de trigo. En estos términos, se debe explorar el apoyo gubernamental, que en este caso es nulo:

…debido a que el gobierno colombiano manifiesta que en Nariño ya no existe trigo, dejando a un lado al minifundista, al pequeño cultivador, asegurando que el trigo en Nariño no se encuentra en una cadena productiva, la que consta de producción y comercialización; esta última, no se puede lograr con los cultivadores, debido a la falta de una industria en la ciudad que compre este producto (Muriel, 2013).

Ante esto, se debe enviar el trigo al centro del país; situación que se evidencia en los gastos, puesto que son mayores que las ganancias;

…el trigo tiene costos directos e indirectos. Los costos directos son la mano de obra, fertilizantes e insumos, los cuales pertenecen al 52% de gastos, y trasporte. Y los costos indirectos son la administración, mano de obra familiar y costos varios de caja menor, por estas circunstancias el sector privado también ha hecho caso omiso a esta dificultad campesina (Muriel, 2013).

Un argumento al que acude el Gobierno Nacional, y por el que el apoyo financiero es mínimo hacia los cultivadores de cereales en Nariño, es que estos no se han constituido como una sociedad, la cual los identifique y les permita tener representantes que tengan voz y voto ante el Estado, es por esto que no son vistos como una problemática o una crisis agraria.

Debemos tener en cuenta, que el gobierno colombiano distingue a una asociación, cuando ésta es productiva, pero el minifundista no es rentable para la economía del gobierno; como requisito indispensable, el Estado colombiano exige a dicha asociación para poder estar dentro de las políticas de ayuda, que debe producir como mínimo 120 toneladas del cereal (Muriel, 2013).

Algunos municipios del departamento de Nariño como: Imués, Guaitarilla, Pasto, Túquerres y Yacuanquer, aún siguen siendo municipios cerealeros, teniendo en cuenta que Imués era el principal productor de trigo. Es importante saber, que Yacuanquer tiene un impacto mayor al de los demás municipios, debido a que éste se caracterizó porque sus agricultores son minifundistas, lo que dio paso a la casi total disminución de los cultivos de trigo, ahora los terrenos, son arrendados a paperos. En algunos sectores, las pequeñas hectáreas donde se cultivaba trigo, ahora son utilizadas para la ganadería de baja producción; esto genera otra problemática para la región, la cual se acentúa en el campo, debido a que la ganadería deteriora los suelos generando una crisis ambiental.

Por los anteriores motivos, se deduce que el trigo en el municipio de Yacuanquer, tiende a desaparecer en su totalidad; se podría decir que las pequeñas hectáreas que sobreviven, lo hacen porque en la actualidad, aún funcionan 4 molinos en la ciudad de Pasto, que responden a la pequeña demanda de los cultivadores para poder vender su producto; entre estos molinos encontramos a: Molinos Nariño, Molinos San Nicolás, Molinos Imperial y Harinera del Valle S.A.

Es por eso, que se ha producido un declive hacia la economía de los cultivadores de trigo de Nariño, ya que la poca industria molinera que en tiempos pasados era de gran demanda, hoy en día es escasa; se evidencia que esa gran industria ha ido desapareciendo por causa de los tratados comerciales que han firmado el gobierno colombiano desde la década de los noventa, y el problema central es que nuestro cereal no puede competir en precio con el cereal importado. El dato más reciente, es que el valor del trigo por kilo es de 800 pesos, y el del trigo importado es de 670 pesos kilo, una diferencia en precio que acentúa más la crisis económica del cultivador.

3. El discurso como herramienta de prohibición y resistencia

En el proceso evolutivo del ser humano y sus sociedades, éste ha visto la necesidad de comunicarse de una u otra manera, con el fin de establecer relaciones personales y dar a conocer sentimientos, deseos, pensamientos, entre otros; es así como el ser humano, fue evolucionando hasta desarrollar el lenguaje, el cual facilitó la interacción entre los miembros de una misma comunidad. Es importante tener en cuenta, que el hombre aprovechó esta comunicación para generar conceptos que más tarde se acumularían, generando discursos con el fin de establecer actos de habla más complejos e inmersos en un propósito; es decir, las comunidades en sus interrelaciones, crearon e intercambiaron conceptos, los cuales fueron construyendo ideas, para después generar discursos, los que llevarían una prioridad, o un propósito de quien produce el discurso.

Según la Real Academia de la Lengua Española (1998: 551), el discurso debe entenderse como la facultad racional con que se infiere unas cosas de otras, sacándolas por consecuencia de sus principios o conociéndolas por indicios y señales. De igual manera, el discurso es definido como una serie de las palabras y frases empleadas para manifestar lo que se piensa o siente.

El discurso tiene una definición ambigua en la real academia de la lengua, esto no quiere decir que se condicione o se aferre a esa definición como tal, ya que el discurso tiene unos matices que lo caracterizan para manejarlo desde diferentes perspectivas y distintos propósitos. En este caso, se analizará algunas categorías de discurso según las perspectivas de Michelle Foucault y Teun Van Dijk, que ayudarán a determinar las características del discurso empleado y producido por la elite colombiana, y aquel construido por los cultivadores de trigo en Yacuanquer, con respecto al TLC.

Según Foucault (1968: 97), el discurso se compone de la proposición, que se determina en el lenguaje, y la representación que se refleja en el pensamiento; cuando estas dos se descomponen, no se encuentra ya el discurso, sino solo sus elementos dispersos, puesto que para este autor, la proposición y la representación, deben ir ligadas para formar el discurso.

Asimismo, Foucault (1981: 32) plantea que todo discurso tiene algo oculto, algo reprimido, lo no dicho, lo que permite obtener un discurso de lucha, que no se opone al inconsciente sino al secreto, a todo lo que tiene de fondo el discurso planteado por el emisor, y que lleva consigo por lo general un interés o una conveniencia sobre el receptor; se debe tener en cuenta, que aquello a lo cual se ha denominado como conveniencia, no es más que el interés desde el cual se construye el discurso, y que busca beneficios únicos, por lo general para quien emite el discurso. Entre tanto, Van Dijk (1980: 108), plantea que el contexto social donde se produce el discurso, se lo entenderá como una abstracción de la situación social real en la que la gente habla, conteniendo las propiedades socialmente pertinentes de la interacción, lo que permite entender, que lo oculto del discurso, y por lo tanto la conveniencia de quien lo emite, estará permeado por el contexto social desde donde se fabrica el discurso.

Ante la emisión del discurso y la participación del sujeto en esta interacción, Foucault (1981: 147) plantea que en el verbo se encuentra el umbral del lenguaje, pues es ahí donde se plasma todo lo que el sujeto dice y lo que es dicho; presenta al verbo como un ser mixto, que juega entre las palabras y las acciones dirigidas desde el discurso, en el cual se trata de ver como se producen efectos de verdad en su interior y que al final estos discursos, no son en sí mismos, ni verdaderos ni falsos, aludiendo que en la gran cantidad de discursos, todos tiene una meta, la cual es dada a conocer al público, y que es relacionada con el propósito de cada uno, ante lo cual acepta la variedad de pensamientos de las partes que elaboran el discurso.

Por lo tanto, es diferente contar una historia a contar una mentira, hacer una aserción a dar consejos, especialmente porque los compromisos, los derechos, los deberes y las esperanzas de todos los participantes del discurso son distintos (Van Dijk, 1980: 112).

3.1 Poder y orden: una estructura social discursiva

Dentro de la sociedad, existe una estructura establecida desde la cual se reflexiona y se piensa sobre los modos de su funcionamiento, y sobre la manera cómo la producción de discursos ayuda a cambiar poco a poco su fisionomía y así lograr acciones distintas que reubiquen o reposicionen dicha estructura. Van Dijk (1980: 108) manifiesta que un marco social es un marco cognoscitivo, debido a que este es conocido por todos los miembros de una sociedad; este marco es una red de orden de acciones sociales que operan como un todo unificado. En este orden, la característica más importante de cada marco es el tipo de contexto donde pueda ocurrir, pues ese contexto nos dirá qué rasgos tendrá dicho discurso.

De igual manera, Van Dijk (1980: 109) clasifica este contexto en públicos o privados, formales o informales, institucionales o no institucionales, cerrado o abierto; sin dejar de lado a los participantes de esta interacción que se involucran en el marco social desempeñando unos papeles específicos.

Por otra parte, Foucault (1968: 60) plantea un esquema distinto, donde afirma que en efecto hay un orden entre A y B, y no considera algo externo a estos dos términos; en este caso, son dos grupos, donde A es quien emite el discurso, y B es quien hace de receptor de dicho discurso; por consiguiente, el poder que genera A sobre B es fundamental, siendo este un poder esencialmente negativo que supone por un lado un soberano11 cuyo papel es prohibir, y por el otro, un sujeto que debe de algún modo decir sí a esta prohibición. En esta caracterización del esquema que platea Foucault, el grupo B se encarga de recibir el discurso, asimilarlo, y obedecerlo, ajustándose a las reglas que plantea A, siendo B un sumiso y manejable grupo social.

Para contemplar este argumento, se puede acudir a Van Dijk (1980: 110-111) quien ratifica que cada acto de habla12 determina las acciones siguientes. Así, un hablante expresa significados adecuados, e intenta realizar, mediante esta producción discursiva un acto de habla que quiere que el receptor comprenda para que actúe de cierta manera, que cambie su conocimiento, que haga o no haga algo; es decir, que mediante este el acto de habla, el receptor cambiaría su forma de pensar, y accione según dicho pensamiento, bajo los lineamientos del acto de habla del emisor.

Foucault (1981: 34), establece a aquellos sobre quienes se ejerce el poder como abuso13, todos aquellos que lo reconocen como intolerable, ellos pueden emprender la lucha donde se hallan y a partir de su propia actividad. Al emprender esta lucha, cuyo blanco conocen perfectamente y cuyo método pueden determinar, entran en el proceso revolucionario. Este grupo, a pesar de su oposición, siguen siendo parte de B, como lo manifiesta Foucault; sin embargo, no se ratificaría esta posición en su totalidad, ya que se cree que al iniciar el proceso revolucionario contra el discurso oculto de A, automáticamente un grupo se desliga de B para convertirse en C, y emprender la lucha contra lo oculto del discurso de A.

Hasta este planteamiento, la sociedad se esquematiza en tres grupos, A, B y C; el grupo A es quien genera el discurso dominante, se debe tener en cuenta que el generar un discurso dominante no determina la cantidad de emisores que lo producen, es decir, no depende el discurso dominante de una gran cantidad de personas para tener esta posición. Entre tanto, se puede enfatizar en el grupo C, afirmando que éste grupo se desliga de B, produciendo un discurso que visualiza lo oculto del discurso de A; con esto se puede cuestionar el planteamiento de Foucault, y afirmar que la estructura social no solo se compone desde A y B, sino que surge C, el cual juega un papel fundamental en contra de los discursos de A como grupo que determina el discurso dominante.

Se debe pensar que C, al no aceptar lo oculto del discurso de A, está generando un discurso, el cual radica desde su posición principal, en manifestar su inconformismo con lo no dicho del grupo A hacia el grupo B, y es por esto que al generar este discurso pretende que el grupo B se conviertan en C; ante esto, el discurso generado por C, no tiene nada que ocultar, pues pretende demostrar algo oculto del discurso ya dicho, en este caso por parte de A.

Hasta el momento, el papel que desempeña B, no es más que darle legitimidad al discurso de A al aceptarlo, sin pretender conocer el trasfondo de éste, ya que el poder que genera A se sostiene y hace que sea aceptado sencillamente porque no solo dice no, sino que produce cosas, induce placer, forma saber y produce discurso; B lo considera como una red productiva, que pasa a través de toda la sociedad, en lugar de una instancia negativa que tiene por función reprimir (Foucault, 1981: 148).

Con lo anterior, se debe aclarar: ¿Qué es lo oculto? ¿Por qué hay algo oculto?, ¿Qué beneficios genera lo oculto para quien emite el discurso?; desde Foucault, lo oculto hace referencia a lo no dicho por quien produce el discurso, y se establece en una conveniencia que busca el grupo A para su propio beneficio; esto no se da a conocer, debido a que no tiene un bien común, en el cual se beneficie B. Ésta pretensión, genera ganancias que ayudan a legitimar un estatus de poder de A en la estructura social planteada. Es así como A, siempre va a tener algo oculto en sus discursos que involucran a B, para poder mantener vigente su poder.

Como plantea Foucault (1981: 154-155) toda sociedad tiene un régimen de verdad que se constituye en su política general, haciendo de esta política un discurso que acoge y hace funcionar como verdaderos o falsos los modos de sancionar a los unos y a los otros. Es así como el discurso dominante, pretende que de entrada se deba asimilarlo como una verdad, pues para quien no lo acepte estaría fuera de la estructura social discursiva, argumentando que sus proposiciones están direccionadas desde las determinaciones de cientificidad e institucionalidad, con lo que pretenden legitimar su discurso, y por el contrario deslegitimar los discursos opuestos.

3.2 El discurso del TLC: el soberano que oculta, la masa que acepta, el campesino se manifiesta

El discurso del TLC, está producido desde el gobierno colombiano y el gobierno norteamericano, quienes se convierten en el denominado grupo A, dentro de la estructura social discursiva; este discurso va dirigido hacia el pueblo colombiano, quienes a su vez pasarían a ser el grupo B; ellos lo aceptan según la conveniencia de A. No hay que olvidar, que el discurso generado por el gobierno colombiano, al tener esos intereses, posee algo oculto, algo que no es dicho, y que ocasiona inconformidad en algún sector de B, es decir del pueblo colombiano.

Dicha inconformidad de lo oculto, lo descubre el campesino, el agricultor, o en este caso el cultivador de trigo, ya que son estos los que se verán afectados por las disposiciones del tratado planteado por A; cabe resaltar, que los anteriormente mencionados (cultivadores de trigo) hacen parte de B, pero al rechazar el discurso del TLC generado por el grupo A, se convierten en grupo C, produciendo un discurso que ratifica la inconformidad de lo oculto del discurso de A; sin embargo, C a pesar de su inconformidad, no tiene un peso en su discurso significativo debido a que A no reconoce su discurso.

Es importante recalcar, que el discurso generado por C hacia el discurso de A, es un discurso que no tiene nada que ocultar, debido a que va en contra de lo oculto del discurso de A, en este caso del discurso del TLC. El TLC es un enunciado, se convierte en discurso cuando es implementado por el gobierno colombiano y el gobierno norteamericano. Este grupo dominante, es quien por ende establece el discurso dominante; dicho discurso tiene una legitimidad debido a que está formulado desde el Estado, y es quien por consiguiente determina por ley los acuerdos que se deben aceptar. Se debe tener en cuenta, que dentro del tratado económico, se encuentra la conveniencia enmarcada por un contexto social determinado, en este caso el contexto de las familias más pudientes del país que hacen parte del congreso colombiano, que influyen y constituyen una minoría con respecto a la población del territorio colombiano;

En esta ocasión –y en contraste con otras negociaciones de libre comercio que ha adelantado Colombia los congresistas colombianos han puesto sus ojos sobre el tema… muchos senadores y representantes tiene intereses en el agro colombiano, ya que buena parte de sus patrimonios personales provienen de actividades ganaderas y agrícolas (La Nota Económica, 2004: 36).

Esto permite evidenciar que el discurso dominante no está ligado a la cantidad de sujetos emisores que le den fuerza al discurso. Estas familias están detrás de dicho acuerdo económico, y buscan un beneficio particular, a costa en este caso del perjuicio del cultivador de trigo.

El discurso generado por el Gobierno Nacional con respecto al TLC, que va dirigido hacia el pueblo colombiano, se lo difunde desde unas perspectivas que ocultan la realidad de éste como tal, ya que el discurso oficial manifiesta lo aparentemente bueno que tendría para la economía colombiana; sin embargo, este discurso tiene algo oculto que no es dado a conocer por conveniencia del grupo dominante. En estos términos la población colombiana en general que acepta las determinaciones del grupo dominante, es decir el Gobierno Nacional, son el grupo B; este acepta las directrices formuladas por el Estado.

En la estructura social discursiva, aparece el grupo C que en este caso son los campesinos cultivadores de trigo, quienes se manifiestan en contra del discurso oculto del TLC del grupo dominante. Este grupo de resistencia que entra en el proceso revolucionario como plantea Foucault, genera un discurso contra lo oculto del TLC; el gobierno los reconoce como tal, como inconformes, pero su discurso no es aceptado debido a que pondrían en inestabilidad la fisionomía social predominada por el grupo A.

El gobierno Nacional, al observar que lo oculto de su discurso salió a la luz pública, y que se hacen evidentes en las manifestaciones, pretende apaciguar los ánimos con propuestas de ayudas hacia los sectores que se han convertido en C, el grupo de resistencia; pero estas ayudas están regidas bajo las directrices que determina el gobierno. Para el caso de los cultivadores de trigo de Yacuanquer, las ayudas no son las más óptimas, debido a que, con el tratado no podrán entrar en ese mundo competitivo de mercado, y su producto tiende a desaparecer, como se manifestó anteriormente.

Las ayudas que propone el Gobierno Nacional para minimizar la crisis en este sector, es que deben constituirse legalmente en asociación para poder generar una cantidad de producción que no podrían cumplir, debido a los altos costos de insumo y principalmente la baja oferta en el mercado, debido a la importación del mismo producto contemplada en el TLC.

Es por ello que el discurso del TLC, aún después de ser descubierto lo oculto de éste, trata de apaciguar de algún modo, pero esa estrategia que pretende dicho discurso, sigue con los mismos matices de discurso de poder, y por lo tanto ocultando algo, es decir, se descubre lo oculto por parte de C, pero A realiza un discurso con el mismo enunciado desmintiendo lo que C ha encontrado. El discurso de A tiene tanto poder, que trata de que el discurso de C sobre lo oculto de A no tenga credibilidad en B.

En este orden de ideas, A sigue realizando un discurso que pretenda desmentir lo que C manifiesta de B, determinando el poder del discurso de A, que a pesar de ser descubierto, sigue con el mismo poder, tratando de generar un discurso más contundente, que ayude a combatir con mayor fuerza lo argumentado por C, por lo tanto, que ayude a legitimar su poder en el discurso.

Conclusiones

En una sociedad como la colombiana, es difícil que todos entiendan el trasfondo de los discursos emitidos por el gobierno nacional hacia su pueblo, debido a que estos llevan matices de intelectualidad, que no son comprendidos fácilmente. El hacer estos discursos con propósitos ajenos, hacen que no se comprendan, como deberían comprenderse.

Aquello que esos discursos buscan es anunciar lo que les conviene; sin embargo, como se ha analizado, existe una minoría que descubre el trasfondo de los discursos emitidos por el gobierno, y ese descubrir hace que tal minoría, cambie la interpretación de los esquemas discursivos, al convertirse en aquellos que descubren lo no dicho del discurso dominante.

Es el caso de los cultivadores de trigo de Yacuanquer, y de otras partes de Colombia, quienes al descubrir lo no dicho del discurso del TLC, entran en un proceso de resistencia hacia quien emite ese discurso, y llegan a convertirse en resistentes, creando discursos tan fuertes que dentro de su grupo tienen los matices de importancia que debe llevar un Discurso considerado como legítimo.

Pero es importante aclarar que a pesar de lo fuerte que puede llegar a ser este discurso, el mismo necesita el carácter de legitimidad que puede dar el gobierno nacional, para darle fuerza e importancia ante el pueblo en general respecto de aquello que pretende desenmascarar; más la conveniencia, al venir desde el gobierno, implica comprender que sería una ilusión pensar que el grupo dominante aceptaría el discurso de quien le genera resistencia.

Claro ejemplo de ello, son los cultivadores de trigo de Yacuanquer, quienes reclaman de manera vehemente, la falta de apoyo del gobierno colombiano ante la crisis agraria que vive su comunidad, y quienes son reconocidos como un sector en dificultades por parte del Estado; este les exige que para poder retribuirles con ayudas, deben consolidarse nuevamente como una asociación triguera que sea capaz de competir en el mercado nacional con una determinada cantidad de producto. Ante esto, los cultivadores de trigo argumentan que estas medidas son nefastas al igual que las promulgadas por el TLC. Por consiguiente, es posible comprender el camino de lucha o, como lo afirma Foucault, el proceso revolucionario que han emprendido los cultivadores de trigo, al develar lo oculto de un tratado económico y tratar de sobrevivir a un poder social que los deslegitima.

Seria utópico, que el discurso de C llegue a tener el mismo poder que los discursos emitidos por A; y que así este discurso combata lo oculto de A, que lo único que pretende es una conveniencia para sus fines. Por ello, es difícil que el grupo C, el grupo que descubre lo oculto de tantos discursos emitidos por A, llegue con su discurso de revolución al grupo B, quienes son estos con sus aprobaciones los que le dan mayor poder a los discursos emitidos por A.

Pero de las utopías nacen los cambios, si en estos momentos los discursos que emite A, desde su posición de poder, tienen esa legitimación como verdaderos, es posible que los discursos que emite C lleguen a tener el mismo poder, ya que poco a poco los discursos de C, llegan a B, para que estos en mayor número vayan mermando el poder de los discursos de A, ya que al convencer C a B serian dos grupos, con un poder importante ante las conveniencias que A pretende sobre estos. Y así, estos dos juntos dejarían de estar por separado y convertirse en un Grupo C con gran poder.


Notas al pie de página

3 “El Municipio de Yacuanquer, está ubicado en el Departamento de Nariño, Colombia, y hace parte de la región Andina. Su posición astronómica es: 1° 6’ 27’’ latitud Norte, y 3° 20’ 21’’ de longitud al Oeste del meridiano de Bogotá. Los límites del municipio en cuestión son: al norte con el Municipio de San Juan de Pasto, Consacá, Volcán Galeras y parte de la quebrada de Zaragoza. Por el sur con los municipios de Funes, Imués, el Río Bobo y Guáitara. Por el oriente, Tangua, la quebrada Magdalena y por el occidente con Guaitarilla y Consacá” (Rivas, 2009: 9).

4 Este concepto es una propuesta que se plantea en este articulo; para su construcción, se parte del esquema social que plantea Foucault (1968: 60), al cual se le inserta un grupo más; el autor plantea que la sociedad está determinada por A y B, donde A como grupo dominante genera discursos sobre el grupo B, quien a la vez hace de receptor y sujeto obediente ante dichas determinaciones; en este caso, la estructura social discursiva que se propone, hace referencia al momento en que del grupo B se desliga un grupo que aquí se ha denominado C, el cual aparece porque evidencia lo oculto del discurso del grupo dominante, el cual también genera un discurso. Es así, como la estructura se equilibra a razón de tres grupos: dominante, obediente y resistente; a este último, los grupos A y B lo reconocen como grupo, pero su discurso no es legitimado, bajo la razón de que el discurso dominante, en este caso un discurso producido desde el Estado, ha establecido un lineamiento y una verdad como parte del discurso legítimo.

5 Elemento desde el cual se elabora el discurso de un grupo dominante, buscando de ante mano el beneficio colectivo desde donde se produce dicho discurso. Respecto de lo anterior, se realizará un análisis con mayor profundidad en la tercera parte de este trabajo titulada: El discurso como herramienta de prohibición y resistencia.

6 Según la Real Academia de la Lengua Española (2001), fanega es una medida de masa, utilizada antiguamente en España; en medidas convencionales tiene un a equivalente 43,247 kilogramos.

7 El arancel es el cobro (impuesto) que hace el Estado para permitir el ingreso de productos extranjeros al mercado local. Sirven para recaudar dinero y para proteger la producción nacional.

8 Acuerdos planteados desde el neoliberalismo, que pretendieron la libre competencia en el mercado, argumentando ésta, como salida al estancamiento económico de América Latina, basado en el proteccionismo del Estado, que en el caso de Colombia se llevó a cabo sin tener en cuenta sus particularidades, llevando a una desestabilización de la economía nacional, dejando como una de las consecuencias una gran crisis agraria (Garay, 2000).

9 De acuerdo con la Oficina para el aprovechamiento del TLC con EEUU (2012), la canasta A en el TLC, hace referencia a los productos que entrarían con cero arancel en la fecha de entrada en vigencia del tratado, de igual manera podría variar la letra con que se designe las distintas canastas, determinando en la mayoría de los casos el tiempo en el que llegarían los productos a arancel cero, como por ejemplo Canasta B, arancel cero a 5 años, Canasta C, arancel cero a 10 años; el tiempo y los productos de cada canasta varían según cada tratado.

10 Según la Organización Mundial del Comercio (2011), las medidas de salvaguardia se definen como medidas “de urgencia” con respecto al aumento de las importaciones de determinados productos cuando esas importaciones hayan causado o amenacen causar un daño grave a la rama de producción nacional del miembro importador

11 Desde la Real Academia de la Lengua (2001), soberano es quien ejerce o posee la autoridad suprema e independiente; para el caso, quien ejerce el poder como grupo dominante, ante ello ejerce de igual manera discursos dominantes.

12 Por la misma línea, Van Dijk (1987:179) hace referencia al acto de habla como la función básica para hacer cambiar de opinión a un oyente, desde la interpretación de un enunciado, teniendo como fin el cambio en el conocimiento con acciones mentales y sociales específicas.

13 Dicho término alude, a la acción de quien comete en exceso en el ejercicio de sus atribuciones con perjuicio a un inferior.

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