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ALAS PARA VOLAR
Por: Carlos Patiño Bucheli*
En 1984 se estrenó la película Birdy1, Alas de Libertad, del famoso productor Británico Alan Parker, que contaba la historia de un adolescente de Philadelfia quien tenía unos deseos irresistibles de volar. Traigo a mi mente este filme porque recuerdo vagamente varias de las cosas que el protagonista hacía, en su intento de volar, aún poniendo su vida en peligro. La película, la universidad y la vida me han dejado enseñanzas que nos dan la fuerza para “volar” y las quiero compartir a través de este escrito. Primero miremos porqué no podemos volar, no en el sen- tido físico sino en lo metafórico, hacia unas metas, hacia unos sueños: Como dice Borja Vilasec2, escritor español, en su fascinante libro El sinsentido común, desde nuestro nacimiento ya venimos predestinados a no volar debido al determinismo y condicionamiento social que nos dice que “no podemos”, que “no somos capaces”, que “no debemos”, que hacen que nuestra zona de confort vaya creciendo fuerte como una caparazón que nos acompaña en la vida con la creencia que todo lo que pensemos y hagamos debe tener la garantía de darnos seguridad y no avanzar más allá de esta zona. Dice Vilasec: “… Al no saber quienes somos, nuestra forma de pensar y de comportarnos se asemeja mucho al del grupo social y cultural al que pertenecemos. No tenemos identidad propia, vivimos tiranizados por el miedo y la inseguridad, y además nos infravaloramos.
Debido a esta falta de autoestima, somos obedientes y sumisos, conformándonos con el modo de vivir establecido por el statu quo…”. Padres, educadores, vecinos, amigos, se encargan de ir moldeando esa zona de seguridad y de confort, y nos sentimos “bien” y vamos caminando en la misma marcha de miles, millones de personas, asegurándonos de no salirnos de todo aquello que nos brinda seguridad y confort, sin volar. Cuando llegamos a la empresa seguimos persiguiendo seguridad que nos brinda la compañía, el salario, los horarios, las órdenes de los superiores, perpetuándose la dependencia de factores externos que nos impiden volar. Todas las creencias y experiencias nos han formado una cultura de seguridad dependiente de factores externos a nosotros mismos. William F.Bohan3, en su libro El poder Oculto de la Productividad, expresa que hay tres factores principales por los cuales las personas en las empresas no pueden desarrollar todo su potencial, léase volar: El temor al fracaso, creer que no puede y los procesos y procedimientos deficientes y si a esto le sumamos que desde hace siglos, la empresa nació con dos actores diametralmente opuestos que a lo largo del tiempo han tomado diversos nombres y connotaciones diferentes: amo y esclavo, siervo y señor, jefe y subordinado, tra- bajador y empleador y, últimamente, gerente y colaborador, todas ellas guardando una profunda distancia debido a que el paradigma reinante es que unos piensan y los demás hacen lo que los otros piensan. A esta dialéctica Malcolm Gladwell4, en su libro David y Goliat llama “nosotros”, refiriéndose a los jefes, supervisores o gerentes, y “los otros” a los trabajadores, quienes solo deben ocuparse de cumplir con unas órdenes impartidas previamente programadas por quienes se suponen pueden hacerlo, limitando el potencial de las personas, la creatividad; es decir, limitando la facultad de volar.
¿Qué necesitamos hacer para romper estas cadenas que nos atan y nos impiden desplegar nuestras alas para volar? Jalil Gibrán dijo: “La mayoría de las personas que ansían la libertad no quieren renunciar a sus cadenas”. De la revisión de va- rios autores ocupados por encontrar la mejor forma de hacer crecer a las personas, puedo compartir algunos conceptos: Brian Tracy5, en su libro Plan de Vuelo, nos orienta en cómo lograr nuestras metas más rápido de lo que pensamos, a través de definir metas específicas y de ejecutar todas las acciones necesarias sobre la base que tenemos el potencial para ello. ¿Cómo fortalecer ese potencial? Teniendo plena conciencia que la posibilidad de fracaso siempre estará presente, y una de las for- mas para disminuirlo es la formación continua, el estudio permanente. Capacitarse es la mejor forma para vencer el temor, pero también siendo persistente. Hoy ya no es una ventaja haber cursado una carrera profesional, se necesita capacitarse a nivel de especialización, maestría y doctorado, y hablar dos o más idiomas. Sin embargo, es el conocimiento y fortalecimiento interior, como lo propuso Jesús, Sócrates, Aristóteles, lo que nos permitirá desarrollar nuestro potencial y nuestra capacidad para volar. Sun Tzu, 250 A.C, escribió su famoso escrito El Arte de la Guerra6, en donde se destacan las cualidades que toda persona que quiera volar debe tener: Disciplina, conocimiento, sabiduría, coraje, humildad y benevolencia. Esto hará que salgamos de nuestra zona de seguridad o de confort y el premio será la conquista de nuevos espacios, nuevas experiencias, el crecimiento personal.
Son precisamente estos factores los que han hecho que países aún más peque- ños y con menos recursos naturales que Colombia como Japón, Israel, Corea del Sur, se muestren hoy como países innovadores y con gran desarrollo tecnológico; Son países que aprendieron a volar porque sus habitantes desplegaron sus alas. Andrés Oppenheimer7, escritor argentino, en su libro Crear o morir destaca que infortunadamente América latina se encuentra atrasada en innovación y creatividad porque el temor al fracaso es más fuerte que la satisfacción de lograr un empren- dimiento. Destaca en su libro como los innovadores de Silicon Valley hacen del fracaso una verdadera oportunidad para triunfar y lograr la excelencia. Malcolm Gladwell8, en su libro Outliers - Fuera de Serie, resalta la persistencia y disciplina como dos variables importantes para lograr el éxito, citando como ejemplo a Bill Gates o Steve Jobs quienes fracasaron en varias oportunidades y aún así dedica- ron más de 10.000 horas de aprendizaje hasta lograr lo que hoy el mundo conoce. Aquí también cabe preguntarse ¿por qué los europeos, principalmente los jóvenes, hablan dos, tres, cuatro, cinco y hasta seis idiomas? Puedo decir, porque lo obser- vé, que la disciplina, la persistencia y el uso óptimo del tiempo, son las causas principales. Alguien podría decir que los europeos tienen una ventaja geográfica al tener varios países de idiomas diferentes muy cercanos como Francia, Italia, Alemania, entre otros. Si este fuera el argumento, entonces ¿por qué en Colombia no hablamos portugués e inglés? Si bien el coraje, la disciplina, la persistencia, el conocimiento, la humildad, la sabiduría, la benevolencia, el creer que podemos y el no temerle al fracaso, moldean un nuevo paradigma que nos fortalece nuestro ser interior y nos facilita volar, no olvidemos que lo más importante para volar es tener un sentido, en lo que Viktor E. Frankl9, en su libro El hombre en busca del sentido último, llama a la reflexión de “¿cuál es el sentido de mi vida?”. Todo esto es lo que en definitiva nos impulsa a volar. Ahora la pregunta final será: ¿Qué tan alto tú volarás? parodiando a John C. Maxwell10, en su libro How High Will You Climb” ¡Sólo tú lo decides!
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* Médico, Jefe Convenios Docencia Servicio y Sistema de Seguridad y Salud en el Trabajo de la Fundación Hospital San Pedro; Docente de la Universidad de Nariño.
REFERENCIAS
1. PARKER, Alan (1984). Film Birdy, Internet
2. VILASEC, Borja. (2014) El sinsentido común. Editorial Planeta Colombiana S.A, Bogotá,
3. BOHAN, William F. (2008) El poder oculto de la productividad. Editorial Norma, Bogotá,
4. GLADWELL, Malcolm. David y Goliat. (2013) Editora Tauros, Bogotá.
5. TRACY, Brian. (2011) Plan de Vuelo. Editorial Taller del Éxito, FL, USA.
6. SUN, Tzu. (2012) El Arte de la Guerra. Editorial Hidalgo Ltda., Bogotá,
7. OPPENHEIMER, Andrés. (2014). CrearoMorir. Editorial, Penguin Random House Group Editorial, S.A.S, Bogotá.
8. GLADWELL, Malcolm. (2012) Fuera de Serie (Outliers). Punto de Lectura, Bogotá,
9. FRANKL, Víctor E. (2010). El Hombre en Busca del Sentido último. Espasa Libros, S.L.U, Madrid.
10. MAXWELL, John C. (2014). How High Will You Climb? New American Standard Bible, USA.