La obesidad es considerada un problema de salud pública, presente tanto en países desarrollados como en los de menores ingresos1. Colombia no es ajena a esta situación, la cual se vuelve más compleja cuando afecta a los niños y adolescentes2, en ellos, los principales determinantes de la obesidad son la baja actividad física y la alimentación no saludable3. A su vez, el consumo de alimentos hipercalóricos como pizzas, hamburguesas, perros calientes, fritos, alimentos de paquetes y bebidas azucaradas, entre otros4,5, suelen ser asequibles y baratos, rivalizando con una baja oferta de alimentos que son importantes para mantener el equilibrio energético, como son las frutas y las verduras6.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS)7, se calcula que la ingesta pobre de frutas y verduras es causal en todo el mundo de, aproximadamente 19% de los cánceres gastrointestinales, 31% de las cardiopatías isquémicas y 11% de los accidentes vasculares cerebrales, y alrededor de un 85% de la población mundial atribuye al escaso consumo de frutas y verduras las enfermedades cardiovasculares, y un 15% al cáncer.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)8, recomienda un consumo mínimo de 400 gramos diarios de frutas y verduras, con el fin de prevenir enfermedades crónicas tales como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes o la obesidad. Sin embargo, el consumo actual estimado de frutas y verduras es muy variable en todo el mundo, oscilando entre 100 g/día en los países menos desarrollados y aproximadamente 450 g/día en Europa Occidental9.
En el Departamento del Atlántico, el 80% de las personas consume verduras, la mediana de consumo es baja: 56,5 gr/día; el 50% de las verduras cultivadas corresponden a ahuyama, y las más consumidas son: cebolla de bulbo, tomate y zanahoria. De la misma forma, el 71,2% consume frutas, con una mediana de consumo de 82,5g/día; las principales frutas producidas en el departamento son: limón, mango y guayaba, y dentro de las más consumidas se destacan la naranja, el mango y el melón, con medianas de consumo mayores a 90 gr/día10.
La OMS11 estableció un plan de acción que proporciona una hoja de ruta para establecer, guiar y fortalecer iniciativas de vigilancia, prevención y tratamiento de las enfermedades no transmisibles como la obesidad, a partir de mejoras en la alimentación e incremento en los niveles de actividad física. En Colombia, en el año 2009 se promulgó la Ley 135512, la cual enfatiza la necesidad de promover estilos de vida saludable para contrarrestar la obesidad y sus consecuencias. Tomando en cuenta que en la mayoría de colegios privados y públicos, los estudiantes tienen acceso al almuerzo y alimentos que se venden en tiendas al interior de los centros educativos, esta Ley establece en el artículo 11º, que los colegios deben implementar estrategias tendientes a propiciar ambientes escolares que ofrezcan alimentación balanceada y saludable y fomentar la toma de decisiones adecuadas, que permitan a los estudiantes cualificar sus hábitos de vida, entre otros aspectos. El artículo 4 señala textualmente: “Los establecimientos educativos públicos y privados del país en donde se ofrezcan alimentos para el consumo de los estudiantes, deberán garantizar la disponibilidad de frutas y verduras”.
El entorno infantil tiene una influencia determinante sobre el desarrollo de obesidad. Si en el colegio no se tiene claridad sobre los ambientes alimenticios sanos, eso sin duda puede afectar al menor, y por ello la ley 1355/2009 fijó las estrategias tendientes a promover una alimentación balanceada y saludable. Si la tienda escolar ofrece con la aquiescencia de las directivas de la Institución Educativa (IE), comidas no nutritivas y bebidas azucaradas, eso será lo que predomine en la dieta escolar del menor y fuera de la escuela buscará continuar con esta práctica alimenticia; incluso estos hábitos podrán trasladarse al entorno familiar. La publicidad desempeña un papel clave en este círculo que se puede romper si el menor está rodeado de ambientes nutricionales más sanos.
A través de un estudio previo realizado por el grupo investigador13, se observó que en la mayoría de instituciones educativas del municipio de Soledad (Atlántico - Colombia), la oferta de frutas y verduras es pobre y no es claro el compromiso por parte de los directivos docentes, a pesar de la reglamentación existente en la Ley 1355 de 2009, por lo que se decidió llevar a cabo el presente estudio en el que se indaga por la aplicación de esta ley frente a la oferta de frutas y verduras en instituciones educativas del municipio de Soledad en el Departamento del Atlántico.
Se llevó a cabo un estudio descriptivo, transversal, bajo el paradigma cuantitativo, en el que se aplicó una encuesta estructurada, cuya validez de contenido fue efectuada por consenso de un grupo de 10 expertos en metodología de la investigación, salud pública y nutrición, en el que 100% estuvo de acuerdo con la validez de cada pregunta, a directivos docentes de instituciones educativas públicas con ciclo de estudios secundarios (6° a 11°) del municipio de Soledad, Atlántico, el cual según datos del Plan de Desarrollo Municipal14 posee 30 instituciones con estas características, con 43 sedes distribuidas en 45 predios, 99% de ellas localizadas en el área urbana.
Se escogieron instituciones públicas, por ser estas las que principalmente deben implementar las normativas emanadas por el gobierno nacional, y por la accesibilidad otorgada por la Secretaría municipal de educación, a través de la cual se invitó a participar a los 30 colegios, pero solamente 18 directivos de estas Instituciones accedieron voluntariamente a participar y firmaron consentimiento informado, es decir, la proporción de escuelas participantes fue de 60%.
Como criterio de inclusión, para la institución, se tuvo en cuenta aquellas de carácter público y que aceptaran participar, y como criterio de selección para el informante, se tuvo en cuenta solamente a directores y coordinadores, estos últimos, fueron encuestados si los primeros delegaban al proceso por no encontrarse, o estar ocupados en otras actividades.
La encuesta estuvo conformada por una sección concerniente a los datos de identificación de la escuela y del encuestado; en otra sección se indagó sobre la percepción del conocimiento de los lineamientos de la Ley 1355 de 2009, y aspectos relacionados con promoción de alimentación y estilos de vida saludable. Adicionalmente, para controlar posibles sesgos de información, los datos aportados por los encuestados fueron contrastados por observación directa, con una lista de chequeo, en las tiendas escolares. La información fue recolectada en los meses de febrero y marzo de 2016.
Los datos obtenidos fueron procesados mediante el programa informático SPSS Versión 22. La información es analizada mediante frecuencias relativas (porcentajes) y prueba de Fisher para determinar diferencias entre la proporción de coordinadores y directores.
La investigación fue aprobada por el Comité de ética de la Universidad Metropolitana de Barranquilla, y se desarrolló según la guía de Buenas prácticas clínicas (GCP), la Declaración de Helsinki y la Conferencia Internacional de Armonización (ICH); prevaleció el respeto a la dignidad y a la protección de los derechos y el bienestar de las personas. Según la Resolución 8430 de 1993, se consideró una investigación de “Riesgo inferior al mínimo”. Los informantes participaron voluntariamente y diligenciaron consentimiento informado, previa aplicación de la encuesta.
Participaron 12 coordinadores y 6 rectores. Al preguntarles si conocían los lineamientos de la Ley 1355 de 2009 con respecto a las IE, se encontró que 44,4% respondieron positivamente, y al desagregar esta respuesta según el cargo del encuestado, se observó que asintió una proporción mayor de coordinadores: 6/12 (50%), frente a los directores: 2/6 (33%), pero estas diferencias no fueron significativas (Fisher: 0,638) (Figura 1).
Los encuestados manifestaron que en sus IE se ofrecen alimentos a los estudiantes a través de la modalidad de tienda o de comedor escolar, pero solamente una tercera parte indicó que se lleva a cabo un programa de educación alimentaria a nivel curricular. De la misma forma, la mitad de los encuestados indicó que en el último año se han llevado a cabo campañas para promover el consumo de frutas y verduras en su IE (Tabla 1).
Así mismo, 11/16 (61,1%) de los encuestados indicó que en su IE hay una persona encargada de liderar la promoción de estilos de vida saludable (Tabla 1), que en la mayoría de los casos 7/11 (63,6%) es el psicoorientador o “consejero escolar” cargo que suele ser desempeñado por un profesional en psicología o psicopedagogía (Figura 2).
Finalmente, se preguntó a los directivos participantes si en su IE se ofrecen frutas y/o verduras en las tiendas escolares, y 15/18 (83,3%) respondieron que sí. Sin embargo, al corroborar a través de una lista de chequeo mediante observación directa en el mismo día que se aplicó la encuesta, se encontró que solamente una IE ofrecía frutas para la venta en su tienda escolar, presentándose una enorme discrepancia entre la realidad y lo respondido por los participantes (Figura 3).
No se tiene conocimiento que en el municipio de Soledad haya un programa liderado por las autoridades locales, para poder implementar los lineamientos de la ley 1355, a pesar que, según la un estudio liberado por la FAO en 2012, en la Región Atlántica colombiana, donde se ubica el municipio de Soledad, solamente 36% de las personas consumen las cantidades adecuadas de frutas y verduras, la mediana de consumo es de 82,5 gramos por día15. Sin embargo, en el país se han dado experiencias exitosas, como la de ciudad de Cali16, en la que la alcaldía municipal junto con el apoyo del sector privado, constituyeron las “tiendas escolares saludables”, en donde se brinda una alimentación balanceada y saludable a los niños de la ciudad. De igual manera, en el departamento de Huila17, la gobernación adoptó la política pública de seguridad alimentaria y nutricional, articulando dentro de sus componentes la “promoción de las tiendas saludables en donde se ofrezcan frutas y verduras” para establecer la estrategia “Escuela saludable”.
En el presente estudio, el sesgo de información fue controlado mediante la contrastación entre lo expresado por el encuestado y lo observado por el encuestador. Se encontró que, menos de la mitad de los encuestados informaron que conocían los lineamientos de la Ley 1355 de 2009 con respecto a las IE; esto no quiere decir que el grado de conocimiento sea profundo o sea leve, ya que no se llevó a cabo una evaluación del conocimiento, sino que se asume que las respuestas provistas por los directivos docentes son verdaderas. En todo caso, llama la atención que una mayor proporción de Coordinadores hayan indicado que sí conocían la Ley, pues se esperaba que tanto ellos como los directores tuvieran conocimiento de esta, ya que ambos son responsables de implementar las acciones necesarias para el cumplimiento de la Ley en las instituciones educativas.
Sólo 33% de los encuestados indicaron que en su IE se lleva a cabo un programa de alimentación escolar, con parámetros establecidos en el currículo, situación preocupante ya que todas las escuelas deberían incorporarlo a sus Proyectos Educativos (PEI), puesto que desde estos se genera un marco operativo estableciendo un norte y unas acciones específicas de manera sistemática y organizada para poder abordar efectivamente un programa de alimentación saludable7. Desde el PEI se pueden establecer políticas para el desarrollo de campañas (como lo indicó el 50% de los encuestados), en las que se intensifique la venta de frutas y se restrinja o prohíba el consumo de bebidas gaseosas, su reglamentación desde el PEI permitiría que las acciones no sean mediáticas y puedan generar un impacto a mediano y largo plazo.
Por otro lado, resulta impactante que, aunque la inmensa mayoría de encuestados indicaron que en su IE sí se ofrecen frutas y/o verduras en las tiendas escolares, la realidad fue diferente a esta respuesta, ya que solamente en una IE se pudo constatar que esta afirmación era verídica, es decir, la oferta de frutas y verduras resultó deficitaria, incluso inferior al 70% de escuelas que no disponen adecuadamente de oferta de frutas y verduras, encontrado por Castro et al.18, pero superior al 0% encontrado por Velandia et al.19, en Tunja. sin embargo, hay que tener en cuenta que, posiblemente el día de la visita no hubo oferta de frutas y verduras, ya que la observación hecha en las tiendas escolares por parte de los investigadores, fue de un solo día, y esto sugiere indagar, en una siguiente fase del estudio, por la cantidad, calidad y frecuencia, en la venta y oferta de frutas y verduras, según lo recomendado por Merlo et al.20, quienes a través de un estudio longitudinal encontraron que casi 90% de las escuelas estadounidenses ofrecen frutas y verduras y casi el 80% dos o más tipos diferentes los cinco días de la semana escolar.
Es necesario que se incremente la oferta de frutas y verduras en las IE, puesto que se ha demostrado que trasciende los límites de la escuela y aporta una motivación especial a que los niños y adolescentes consuman esta clase de alimentos en sus casas y en otros ámbitos21, y junto con estrategias encaminadas a mejorar los niveles de actividad física, se disminuya la prevalencia de obesidad.