Los anticonceptivos de emergencia (AE), son un método simple, seguro y efectivo para la planificación familiar que pueden utilizar las mujeres para prevenir un embarazo no planeado1. Los AE se usan días después de un relación sexual no protegida, es decir, cuando no se usó un anticonceptivo de barrera, cuando este falló o fue usado incorrectamente y en el caso extremo de una violación sexual; este disminuye el porcentaje de jóvenes en embarazo y de abortos, permitiendo ejercer a las mujeres el derecho a controlar su fertilidad2.
Desde la década de los 70´s, se desarrolló un mecanismo que evitaba el embarazo después de la relación sexual a través del denominado método Yuzpe, posteriores investigaciones hicieron que este método fuera reemplazado por la administración de levonorgestrel por cuanto no presentaba los efectos adversos del Yuzpe y tenía mayor efectividad3. Existen varios métodos AE y cada uno de ellos es efectivo si se usa dentro de un rango de tiempo específico, así el método Yuzpe debe administrarse antes de las 72 horas, el consumo de progestinas o de acetato de ulipristal debe realizarse dentro de las 120 horas posteriores al coito, al igual que el uso del Dispositivo Intrauterino (DIU); después de este tiempo su efectividad disminuye4.
China lidera el uso de AE con un 44%, seguido de Suecia 40%, Suiza 20%, México 16% y Estados Unidos 14% y en regiones de Brasil oscila entre el 13% y el 32%. Esto se ve reflejado en el apoyo del país a los jóvenes y en su asequibilidad; sin embargo, también influyen aspectos individuales como no vivir en un núcleo familiar, condiciones socioeconómicas y otros factores relacionados a su entorno social5.
Según el Ministerio de Salud, en Colombia el 99% de los abortos se realizan de manera clandestina, estimando así, unos 400.000 abortos cada año, por esta razón es considerado como un problema de salud pública; solo 3.400 fueron legales para el año 2015. En la ciudad de Bogotá la tasa de abortos fue de 66 por cada 1000 mujeres y en la región oriental de 18 por cada 1000 mujeres6. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Guttmacher de 2010 a 2014 se realizaron 25 millones de abortos peligrosos en todo el mundo (45% del total); la mayoría de abortos peligrosos (97%) se produjo en países en desarrollo de África, Asia y América Latina. En Latinoamérica solo 1 de cada 4 abortos se realizó de manera segura, estos representan un bajo riesgo de mortalidad para la madre gestante7.
Según la encuesta nacional de demografía y salud de 2010 podemos analizar un aumento del embarazo adolescente: 1 de cada 5 adolescentes colombianas de 15 a 19 años ha estado en embarazo en algún momento, 16% ya son madres y 4% están esperando su primer hijo, actualmente las cifras son demasiado altas y siguen siendo de interés social y político8.
Según OMS, cuando una mujer no utiliza métodos anticonceptivos y tiene relaciones durante la etapa fértil de su ciclo menstrual, existe un 8% de probabilidad de quedar en embarazo; disminuyendo a 1% si consume progestágeno y al 2% si utiliza AE que contiene estrógenos9. Por lo anterior, el objetivo de este estudio es establecer el nivel de conocimiento y el uso de los métodos anticonceptivos de emergencia utilizados en estudiantes universitarios, de una institución de educación superior en el municipio de Pereira, Colombia, con el fin de orientar políticas en salud pública desde el nivel local, especialmente en el ámbito educativo universitario.
Estudio observacional, descriptivo y transversal. Se incluyeron adolescentes de 18 a 25 años con vida sexual activa, estudiantes de una institución de educación superior en el municipio de Pereira, Colombia.
La población estuvo conformada por 2.300 estudiantes universitarios mayores de 18 años, de la cual se obtuvo una muestra de 364 estudiantes. Los criterios de inclusión fueron: estudiantes matriculados legal y financieramente en el periodo del año estudiado, mayores de 18 años y aceptación voluntaria de participación en el estudio. Se consideró criterio de exclusión, el no haber tenido relaciones sexuales, puesto que este es un factor primordial para el cumplimiento del objetivo del estudio. Con base en estos criterios la muestra final fue de 127 estudiantes.
Para la recolección de la información se utilizó un cuestionario de conocimientos, actitudes y prácticas de los estudiantes universitarios frente al consumo de métodos de planificación de emergencia. Validado por expertos en el área de psicología de bienestar universitario, consta de 19 preguntas sobre datos sociodemográficos de los participantes y variables de estudio del conocimiento acerca de métodos anticonceptivos, anticonceptivos de emergencia, su uso y aplicación.
La información fue recolectada mediante Google Forms y tabulada en Excel 2015® y analizadas con el software estadístico SPSS versión 23. Para las variables cualitativas se realizó un análisis de frecuencias y para las cuantitativas se utilizaron medidas de tendencia central y dispersión. Se realizó un análisis bivariado, para la relación entre conocimiento y uso de métodos anticonceptivos de emergencia con prueba Chi-cuadrado y un valor de significancia de p<0,05.
Esta investigación fue aprobada por el Comité de Investigación de la Facultad de Salud de la Fundación Universitaria del Área Andina y considerada como un estudio sin riesgo según la Resolución Nº 8430 de 1993 del Ministerio de Salud de Colombia, que establece las normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación en salud. La participación fue voluntaria y posterior a la firma de consentimiento informado se realizó el diligenciamiento de la encuesta.
Se analizó la información de 127 participantes, de estos el 73,2% correspondieron al sexo femenino; la edad presentó con una mediana de 20 años y un rango intercuartílico de 4; no se encontró diferencias significativas entre la edad y el haber consumido píldoras anticonceptivas de emergencia (p=0,633). La población de sexo masculino presentó una mediana de 21 años con un rango intercuartílico de 5, las mujeres presentaron una mediana de 19 años con un rango intercuartílico de 3. Se encontró diferencias significativas (p=0,013), entre las medianas de las edades entre hombres y mujeres.
El condón es el método anticonceptivo más utilizado por los encuestados con un 35,4%, seguido de las píldoras con un 26,8%. El consumo de métodos anticonceptivos de describe en la Tabla 1. Al momento indagar sobre el conocimiento de los AE, El 76,4% de las personas encuestadas respondieron que se debe utilizar antes de las 24 horas después del coito, seguido del 7,1% que respondieron que debía utilizarse antes de las 72 horas. El 30,2% había utilizado el AE luego de consumir alcohol y realizar prácticas sexuales sin protección.
La frecuencia de uso de AE entre 1 y 2 veces en el último año es de 52,3%, evidenciando que más de la mitad de los encuestados ha utilizado este método, la causa más frecuente para usar esta alternativa fue el no uso de método anticonceptivo durante la relación sexual (19,7%), seguido de la ruptura o fallo del condón (17,3%). Por otra parte, el 63,8% recibió apoyo de la pareja para hacer uso de AE y en un 59% de los casos fue un amigo(a) quien recomendó el uso de AE (Tabla 2).
Al realizar el análisis por género, se pudo evidenciar que el 26,5% de las parejas de los hombres entrevistados utilizaron el método AE debido a que no utilizaron ningún método anticonceptivo, seguido por el 20,6% que lo usaron por falla del condón. En el grupo de las mujeres entrevistadas el 17,2% lo utilizaron por no haber usado ningún método anticonceptivo, 16,1% por ruptura o fallo del condón, 8,6% por olvidar tomar la píldora y el 5,4% debido al mal uso del calendario del ritmo. Se encontraron diferencias significativas entre el género y las causas para haber usado el método AE (p=0,002) (Tabla 3).
Se pudo evidenciar que un gran porcentaje de estudiantes utilizan anticoncepción de emergencia de una manera inadecuada (45%) y además desconocen la forma de utilización, este desconocimiento del adecuado uso, impide beneficiarse del método anticonceptivo para su correcta función, asociado a un consumo desmedido de AE relacionado a su fácil adquisición, como se plantea en el estudio de Sánchez, et al.1, el uso de estos métodos anticonceptivos se asocia al consumo excesivo de alcohol y a relaciones sexuales de forma recreativa, cabe esto resaltar que el desconocimiento también se asocia al no trabajar temas de sexualidad en las aulas en su escolaridad y al no tratarlos en sus hogares, esto conlleva a una maternidad y paternidad prematura que conducen a estos jóvenes a una precaria vida adulta a la cual no están preparados, además de poner la vida en riesgo de la madre gestante y él bebe como lo plantean Sam, et al.10, y Chofakian, et al.5.
Dado que los AE son métodos utilizados para evitar un embarazo no planeado, es importante tener en cuenta que cada uno debe usarse dentro de un plazo estipulado para que sus efectos sean los deseados5. Estos son considerados métodos de planificación legales, sin embargo es importante resaltar que una adecuada educación sexual en los adolescentes, es de gran importancia para evitar embarazos prematuros11.
Un estudio realizado por Lapeira, et al., acerca de conocimientos, creencias y prácticas en anticoncepción de los adolescentes de la cultura Caribe, encontró que estos iniciaron tenían relaciones a temprana edad con más de un compañero sexual, un 35% tenían relaciones sexuales sin protección, revelando que el hombre tiene una mayor influencia sobre la mujer al momento de utilizar métodos anticonceptivos y que tres de cada cinco menores de 25 años aseguraron que les falta más educación sexual en los ámbitos educativos y familiares12.
En un estudio realizado por Sili-Francisco, et al., en 2018 se pudo evidenciar que el 45% de los estudiantes encuestados de un total 244, manifestaron tener bajo conocimiento sobre estos métodos de planificación y los utilizaban de manera incorrecta, donde el 44,4% de las mujeres tenía un bajo nivel de conocimiento13, similar a lo encontrado en el presente estudio donde las mujeres tuvieron un mayor conocimiento frente al uso de los AE que los hombres. Por su parte, Tapia, et al., plantea que las mujeres continúan siendo las responsables culturalmente de la planificación, existiendo una doble moral frente a la sexualidad, por cuanto existe mayor permisividad para los hombres, coincidiendo con este estudio donde el 20,4% del consumo de AE no fue consentido por la pareja14.
Con respecto a los conocimientos y prácticas de anticoncepción se encontró que Moreno, et al., en el año 2015 obtuvo 148 encuestas, de las cuales el 9% de los estudiantes de enfermería y el 35,7% de los estudiantes de medicina, tienen conocimiento sobre el método de anticoncepción de emergencia15; en nuestro el presente estudio se evidenció que existe un alto consumo de AE relacionado a prácticas sexuales riesgosas e inadecuadas y el 52,3% de los estudiantes encuestados lo han utilizado.
Algunas jóvenes que utilizan de manera inadecuada los AE no tienen conocimiento previo y asertivo de cuáles son las posibles complicaciones y riesgos, por ello es importante implementar programas de prevención sobre embarazo no deseado y anticoncepción de emergencia, donde el uso de algunos medios informativos serían de gran ayuda para convalidar la importancia del buen manejo de los métodos de anticoncepción de emergencia, por cuanto como se plantea en algunos estudios, existe una amplia disponibilidad y eficacia, pero como intervención de salud pública resulta una experiencia “decepcionante”16. Cárdenas-García, et al., en un estudio sobre el uso de la anticoncepción de emergencia en un grupo de 107 estudiantes universitarias, el 76,6% usaron el condón17. Gogna, et al., en su estudio de anticoncepción y maternidad en el año 2017 encontraron que los métodos más utilizados fueron la píldora (40,7%) y el preservativo (37,0%) y de menor uso el inyectable (8,2%)18, resultado similar al de este estudio donde el preservativo tuvo un 35,4% de uso entre la población encuestada.
Se observó que para el uso de los métodos AE el 63,8% recibió apoyo de su pareja, algo similar a lo reportado por Covarrubias, et al., en su estudio sobre la utilización de métodos anticonceptivos en estudiantes de enfermería en el año 2016, donde el 56% de los hombres manifestaron haber comprado la píldora “del día después” para su pareja, y de ellos el 34% había recurrido a ella en más de una ocasión en el último año19.
Es necesario que previamente al uso de algún método anticonceptivo se reciba la información clara y veraz por parte de personal capacitado, a fin de prevenir embarazos no deseados y reducir la tasa de embarazos tempranos; al respecto el estudio de Guerrero, et al., con estudiantes de la Facultad de Medicina, encontró que un 60% de los encuestados refirió que la primera fuente a la cual acudiría en busca de información sobre métodos anticonceptivos, sería el personal de salud20; resultados similares se obtuvieron en la investigación realizada en mujeres que utilizaron la píldora anticonceptiva de emergencia en Honduras, el 38% de ellas recibió información en los centros de salud o en el hospital y 21% recibió instrucción en los centros educativos21. Sin embargo, en este estudio se evidenció que el 59% recibió orientación del uso de AE por un amigo(a), coincidiendo con el estudio de Mandujano, et al., donde el 81% de las jóvenes encuestadas utilizaron AE, debido a la recomendación del farmacéutico o de un amigo(a)22.
Existe un alto consumo de anticonceptivos de emergencia atribuible entre otras cosas al desconocimiento de sus indicaciones, riesgos y contraindicaciones; por ello se sigue considerando un método de anticoncepción de rutina, aumentando el riesgo de embarazo no deseado. De esta manera se convierte en una prioridad, la educación sexual en estudiantes universitarios, por cuanto carecen de un adecuado nivel de conocimiento sobre anticoncepción de emergencia.
La población universitaria participante cuenta con características sociodemográficas y de consumo similar a las reportadas por la literatura, sin embargo, la selección aleatoria de población y los criterios de inclusión redujo significativamente la muestra, hecho que podría representar una limitación del estudio. Para mejorar este aspecto se recomienda en un futuro realizar estudios discriminados por género o incluir únicamente el género femenino.
Como citar: German Oved Acevedo-Osorio, Ramírez García N, Cardona-Osorio JD, Oliveros-Ruiz CA. Conocimiento y uso de método anticonceptivo de emergencia en estudiantes universitarios, Pereira, Colombia 2017. Univ. Salud. 2019;21(2):159-165. DOI: http://dx.doi.org/10.22267/rus.192102.150