La contaminación del aire es una de las principales preocupaciones en
salud pública a nivel mundial, dados sus efectos en la salud humana en
el corto y largo plazo. El Valle de Aburrá es una de las regiones más
contaminadas de las Américas, donde más del 90% de los días presenta
promedios superiores a 25 µg/m328. Según los estudios de fuentes de
emisión, el 80% de esta contaminación del Valle es debida a la quema de
derivados del petróleo, utilizados en el transporte, mientras el 20%
proviene de procesos productivos industriales y fuentes de área15.
Para este estudio se asumió las guías de calidad del aire de la OMS22, que establecen los límites
máximos permisibles, sin embargo, se sabe que Colombia tiene formulados
unos estándares estipulados en la Resolución 2254 del 1º de noviembre de
2017 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible29, que discrepan de los
límites de la OMS y evidentemente son más laxos para el análisis de los
eventos a corto plazo. En los municipios del AMVA, los valores promedios
considerados en los ocho años de estudio excedieron los límites
permisibles en ocho de los diez municipios considerados, destacándose
dicho exceso en todos los de la zona sur.
La topografía compleja de los municipios que conforman el Valle de Aburrá
han modificado el patrón de las nubes y sus efectos meteorológicos. En
horas de la noche, la contracción del forzamiento de la altura de la
capa límite atmosférica sobre la altura de las nubes y la separación de
la capa de fricción, ocasiona que la velocidad del viento horizontal en
las alturas de las montañas y la cantidad de agua promedio ante la
presencia de nubes tengan variadas velocidades. Durante el día, el
contraste entre las condiciones meteorológicas y de estabilidad
atmosférica en presencia y ausencia de nubes bajas, se agudiza por la
disminución en el forzamiento del ciclo diurno sobre las variables
atmosféricas, atribuido a las nubes, lo que favorece la acumulación de
contaminantes en la superficie, en particular en PM2,530.
Las características anteriores indican que el Valle de Aburrá es una
cuenca geográfica estrecha, con desarrollo industrial en todos los
municipios, que tiene gran movilidad urbana, importante transporte
masivo y demanda energética, aspectos que contribuyen a la generación de
PM2,5 de origen antrópico. Lo anterior se manifiesta en el
aporte de los automóviles con un 43,5%, seguido de los camiones con el
16,9% y el combustible de uso industrial, como el carbón mineral, con el
37%31, además de otros
factores como la velocidad y dirección del viento, que en los municipios
del Valle de Aburrá van de norte a sur y que por lo tanto facilitan el
transporte de la contaminación. Asimismo, su geografía adversa en medio
de altas montañas, propicia la inversión térmica, con nubes de baja
altura y ventilación escasa que se aúna a las ondas del oeste, debido a
la intrusión atípica del polvo del Sahara32 por todo el Atlántico, facilitando las
excedencias en PM2,5. Estas características particulares
hacen de los municipios del Valle de Aburrá, receptores de emisión de
PM2,5.
En este estudio se sustentó la relación de los eventos respiratorios por
PM2,5, con la mayor frecuencia de casos a los quince días de
haber ocurrido la exposición en los menores de 5 años, destacándose los
municipios de Medellín y la zona sur con excepción de Sabaneta, siendo
más afectados los municipios de Envigado, Caldas e Itagüí. Cuando se
consideraron los adultos mayores, la ERA fue importante en el municipio
de Medellín, seguida en orden de magnitud por el municipio de Caldas. Es
de resaltar que se reconoce el origen antropogénico del PM2,5
y su contribución para la presentación de la ERA, con factores que
facilitan su presentación en los menores de 5 años como son la edad, la
exposición al aire libre, la inmadurez fisiológica y anatómica, y en las
personas adultas los cambios osteomusculares y la disminución tanto de
los mecanismos para expulsar las secreciones respiratorias como de la
superficie alveolar33. Para
ambos grupos etarios, la presencia de comorbilidades y el cambio de
temporada seca a lluviosa, hacen más difícil el panorama.
Los planes de mitigación y control del PIGECA contienen orientaciones
sobre las contingencias con el fin de reducir los niveles de exposición
de la población, cuando se presentan los episodios críticos de
contaminación del aire, especialmente en los meses de febrero-marzo y
septiembre -octubre. Estas medidas incluyen, entre otras, pico y placa
ambiental y extendido, la revisión tecno mecánica del parque automotor,
las alertas en salud, los días sin carro, la promoción de otros medios
de transporte, los planes de reordenamiento territorial, que tienen como
finalidad prevenir la presentación de eventos que hacen daño a la salud,
como las afecciones respiratorias. Pope et al.34, evidenciaron que una
reducción en la exposición a la contaminación ambiental por partículas
finas, contribuyeron a mejoras significativas en la esperanza de vida en
los Estados Unidos, durante los años 80's y 90's.
Los estudios de la relación ERA y contaminación son relativamente escasos
en el país, por ello este trabajo es un aporte relevante y
metodológicamente innovador porque aborda la ERA de tipo infeccioso en
población vulnerable desde un enfoque multivariable, donde se escogen
como eventos trazadores los respiratorios, de acuerdo con la revisión de
las evidencias clínicas y epidemiológicas y el modelo descriptivo de la
historia natural de la enfermedad35. Es la primera investigación en el país
con un alcance de 8 años, en 10 municipios, con enfoque epidemiológico
de la salud ambiental cuyos resultados se suman a la amplia evidencia
reportada por la literatura internacional9,28,36.
La problemática esbozada sustenta el efecto deletéreo del material
particulado en general y PM2,5 en particular, en la salud por
su capacidad de ocasionar eventos agudos de carácter infeccioso,
especialmente en los grupos vulnerables como los menores de 5 años, los
de 65 y más años, las gestantes y las personas con comorbilidades,
especialmente de tipo respiratorio. Las estrategias de mitigación,
mejoramiento de la calidad del aire se han acogido a través de
diferentes proyectos tales como el de Sistemas de Alertas Tempranas de
Medellín y el Valle de Aburrá (SIATA), que opera la red de monitoreo
atmosférico, el inventario de emisiones y el pacto por el mejoramiento
de la calidad del aire; este sistema ha permitido la implementación de
21 medidas de las cuales se destacan la no emisión de humo en la
industria, la legalización de las actividades de extracción y
disposición de desechos de la construcción, el transporte masivo público
(metrocable, metroplus, tren metropolitano), el pico y placa ambiental,
la renovación del parque automotor público y privado, el plan de
descontaminación, así como la generación, aprovechamiento y
fortalecimiento del conocimiento científico y tecnológico.
Se avizora que el trabajo mancomunado de los entes ambientes del AMVA
tendrá un efecto positivo en la disminución de los eventos adversos a la
salud de la población; el Plan Integral de Gestión de la Calidad del
Aire del Valle de Aburrá (PIGECA)15, en sus directrices ha impulsado
acciones importantes como la obtención del aval de 13 métodos de
medición basados en el Código de Regulaciones Federales de los Estados
Unidos de América US-EPA (Environmental Protection Agency), que
garantizan la obtención de datos en tiempo real del dióxido de azufre,
monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, O3,
PM1,0 y PM2,5. Con ello se prevé avances en la
consolidación y producción de la información cuantitativa, para los
estudios ambientales requeridos por las autoridades afines competentes
de carácter oficial.