En la revisión sistemática se evidenció la predominancia del riesgo
químico y sus afecciones en la salud desde una perspectiva más
biologicista y unicausal de la enfermedad, así como también, los
factores ergonómicos y de las condiciones de trabajo, que tienen
implicaciones en la calidad de vida de las personas. Sin embargo, no
emergieron con la misma intensidad, los aspectos psicosociales en el
trabajo y en la vida de las personas88,89.
Consecuentemente al amplio número de estudios en relación a la
manipulación y exposición a plaguicidas en el sector agrícola, se
evidenció múltiples afectaciones a la salud de los trabajadores como:
dolor de cabeza, náuseas, vómito, erupciones, desorientación, efectos
dermatológicos, gastrointestinales, carcinógenos, respiratorios,
neurológicos, entre otros; similar a lo reportado en otros
estudios14,90,91, situación
que devela la
necesidad de control
sanitario y la revisión de tecnologías empleadas para la producción en
la agricultura92 para
disminuir la exposición
al riesgo en salud, en
contraposición de las prácticas convencionales64,93.
Adicional a lo anterior, se evidencia que se reporta una baja percepción
con respecto a la severidad y susceptibilidad frente al riesgo, al
respecto autores como Kim, et al.94, mencionan
que los trabajadores
perciben estos síntomas como aspectos que hacen parte del trabajo
agrícola y no como un riesgo ocupacional, por lo tanto, se naturalizan
los síntomas asociados a la intoxicación. Esta misma situación coincide
con Palacio y Paz, quienes registraron en el 2011 que el 70% de
aplicadores de plaguicidas no contaban con EPP, el 54% refirió ingerir
sus alimentos en el mismo lugar de la aplicación -cultivos- y la gran
mayoría afirmó bañarse entre 30 minutos y dos horas después de la
jornada de trabajo, mientras que una quinta parte lo hacía en el canal
del agua junto a los sembrados90,95, reflejo
de una subestimación del
riesgo que puede provocar su apatía u optimismo irracional96.
Dicha sobrestimación del riesgo, no solo se debe al bajo nivel de
escolaridad de los trabajadores agrícolas lo cual se reporta en
diferentes estudios36,44,47,59,63,66,67, sino
también se evidenció que
se relaciona con aspectos culturales y procesos de capacitación frente
al manejo y exposición de los mismos; con respecto al primero, autores
como Damalas y Koutroubas97,
y Jin, et al.98
coinciden en que la
toma de decisiones frente al uso de plaguicidas que enfrentan los
trabajadores agrícolas así como el uso de EPP, están determinadas no
sólo por el conocimiento de las consecuencias hacia la salud y sino
también de los aspectos culturales, económicos y políticos
estableciéndose en el sector agrícola marcos de acción aprendidos y
moldeados en el tiempo, los cuales definen umbrales aceptables de
riesgo.
Con respecto al segundo, se evidenció baja asesoría, asistencia técnica,
capacitación y formación por parte de casas proveedoras de insumos y
autoridades municipales tanto sanitarias como ambientales, por lo tanto,
resulta una prioridad el establecimiento de estrategias de prevención
primaria y secundaria en la zona rural63,99,
que involucre diferentes
actores intersectoriales15,91,100,101.
Adicional, Mendes y
Roncalli24, expresan que el
bajo de los
fumigadores, puede presentarse
por el interés de lucro del sistema productivo y comercial, quedando en
segundo plano las estrategias de educación y prevención, hecho que a su
vez incrementa la vulnerabilidad de la exposición.
Díaz y Rentería6 mencionan
que las concepciones
de salud en el trabajo
han transformado su enfoque, pasando de los accidentes de trabajo, las
lesiones y afectaciones físicas, a la integración de elementos
relacionados con la forma de trabajo y la salud mental. Al respecto,
Sotomayor9 manifiesta que
las investigaciones
en temas psicosociales
son menos reconocidas en el contexto de agricultores, no obstante,
refiere la existencia de casos de diagnóstico de depresión y reporte de
suicidio en el sector agrícola, que pueden desencadenarse por la
interrupción en la producción laboral y consecuente pérdida del
sustento.
Así mismo, Faria, et al.102,
manifiestan que
las causas externas de
mayor mortalidad para los agricultores están relacionadas con accidentes
laborales y el suicidio, este último, fue prevalente en relación a la
ingesta de plaguicidas103,
sin embargo, existe
la necesidad de
profundizar en estudios que determinen la multicausalidad de conducta
suicida en este sector104-106.
Perió y Prieto107 expresan
que los contextos de
trabajo están
integrados por las condiciones ambientales, temporales, de demanda,
carga de trabajo y condiciones sociales, que deben caracterizarse en el
marco de empleo estable, desempleo, empleo precario, trabajo informal,
entre otros, para determinar así, la exposiciones a riesgo (posibilidad
de daño) en el lugar de trabajo y el modo como están organizadas, tanto
en la gestión como en el control del trabajo, las tareas y la
tecnología108. Asimismo,
plantea la
importancia de reconocer la
influencia de las condiciones de trabajo materiales y psicosociales, de
manera individual o conjunta.
Con respecto al trabajo rural90, es relevante
tener en cuenta que
aspectos de tiempo y espacialidad varían dependiendo del sector
productivo (caña, arroz, tabaco, papa, floricultura, entre otros), los
cuales demandan diferentes ritmos según la etapa de producción en que se
encuentre109, así como
también, prevalece el
trabajo manual110 y en
algunas regiones existen diferencias de actividades según el sexo, por
ejemplo, Ferreira et al.31,
reportan una
sobrecarga de trabajo en
mujeres al integrar labores domésticas y del campo (cría animales,
cultivo de hortalizas, artesanías); organización de trabajo en elementos
como contratos a destajo, exposiciones a altas temperaturas, radiación
solar, extensas jornadas laborales111; baja
afiliación al sistema de
riesgos laborales, seguridad social63,111,112,
índices de pobreza, que
conjuntamente con los bajos ingresos113
obstaculizan la compra de
EPP78.
Estudios han realizado avances con respecto a indagar y promover
alternativas para la agricultura sostenible y así reducir la exposición
a plaguicidas desde diferentes opciones ecológicas, que permita no solo
la sostenibilidad ambiental sino también el bienestar social,
considerando la salud humana como un aspecto esencial y de prioridad,
requiriendo así el apoyo gubernamental para la
transición91,101,114-116.
Algunas poblaciones latinoamericanas se encuentran en un estado de
vulnerabilidad hacia su salud en relación a determinantes sociales dado
el bajo nivel de educación, bajo ingreso económico, bajo acceso a
servicios de salud y protección social, bajo desarrollo, implementación
y seguimiento de políticas que promuevan aspectos de protección integral
a la seguridad y salud en el sector agrícola, así como aspectos de
trabajo informal y precario. Por ejemplo, el acceso a salud es una
dimensión desigual entre las zonas rurales y urbanas113,117,118, así
como el saneamiento básico y electricidad en algunas áreas119; siendo
necesario, realizar un seguimiento a las condiciones de trabajo y la
calidad de vida, en específico profundizar en las condiciones
psicosociales108.
Las condiciones psicosociales, son aquellas que repercuten en la vida a
través de procesos de estrés que "superan los límites soportables […]
cuando se producen cambios fisiopatológicos y de conducta"108, lo cual
se relaciona con las condiciones de empleo y trabajo; ellas no son
directamente mesurables. Estas condiciones abarcan exigencias
relacionadas con la organización (ritmo de trabajo, complejidad del
trabajo, carga mental y emocional, autonomía, relaciones
interpersonales, apoyo social, recompensas, incertidumbre, toma de
decisiones, justicia, seguridad laboral, atención, entre otras)120 y
para finalizar Ruiz et al.121, mencionan que
las trayectorias
ocupacionales de las personas se entrecruzan con las trayectorias
vitales, así la calidad de vida y trabajo compromete no sólo el presente
y sino también el futuro de las sociedades.
Recomendaciones
Es importante incluir una mirada desde los determinantes sociales
en función del contexto y país; así como estudios empíricos que
den cuenta de las condiciones de trabajo en contexto de
emergencia sanitaria por COVID-19, desde una perspectiva
multifactorial y dinámica del proceso salud-enfermedad. Por
último, es necesario profundizar es la comprensión psicosocial
en el contexto laboral y la incidencia en la salud ocupacional
en el sector agrícola.