A nivel mundial se ha evidenciado un fenómeno que se consideró la
"primera pandemia global de la historia"1, que
surgió a raíz del
COVID-19, esto llevó a que los gobiernos de todos los países del mundo
adoptaran medidas y normas de excepción con el fin de afrontar la
situación de la forma menos lesiva y contrarrestar los impactos
negativos, para ello implementaron estrategias de aislamiento que
llevaron a modificar a muchas personas sus comportamientos y a las
organizaciones las dinámicas y condiciones en el trabajo2.
Colombia no fue la excepción. Esta contingencia hizo que varios sectores
económicos movilizaran su fuerza laboral a la no presencialidad, sin
previa planificación de las condiciones físicas, tecnológicas y
organizacionales3. Dentro de
este marco, las
empresas adoptaron una
modalidad de teletrabajo4 o
"trabajo en casa",
como medida
transitoria5 para evitar
pérdidas masivas del
empleo y mantener la
"economía activa del país" 6-9.
En la legislación colombiana, según el artículo 2 de la Ley 1221 de
200810 se define el
teletrabajo como: "Una
forma de organización de
trabajo, que consiste en el desempeño de actividades remuneradas,
utilizando las tecnologías de la información y comunicación (TIC´s) sin
requerirse de la presencia del colaborador en el puesto"11. En este
sentido, se han identificado tres formas de realizar teletrabajo: En
primer lugar, los autónomos son aquellas personas que hacen uso de su
propio domicilio para desarrollar la actividad profesional y acuden
ocasionalmente a la oficina. En segundo lugar, se encuentran los
móviles, las personas que no tienen un lugar de trabajo establecido para
desarrollar sus actividades profesionales y lo hacen desde cualquier
lugar donde se encuentren. En tercer lugar, los suplementarios son
aquellos teletrabajadores que trabajan dos o tres días a la semana en su
casa y el tiempo de labor restante lo realizan en la oficina4,11.
A partir de esta última modalidad de teletrabajo se incluyó el trabajo en
casa, empleo provisional o alternativo, en la que el colaborador realiza
las principales actividades de su trabajo mientras permanece en su hogar
haciendo uso de las TIC's5,12. Según la
Circular 0041 de 202013, se
especifica que el trabajo en casa se da cuando una persona realiza sus
labores desde su domicilio, conservando las mismas condiciones de su
contrato laboral, como si las estuvieran ejecutando de manera
presencial. De igual forma, es preciso aclarar que esta figura, se hizo
aún más visible como una medida para la protección del empleo frente a
la emergencia sanitaria por COVID-19.
Esta modalidad de trabajo se implementó como una solución inmediata y
acelerada por parte de las empresas, que en su mayoría no se encontraban
preparadas para asumir el desafío que representaba el que sus
colaboradores trabajaran en casa14. Al
enfrentar este fenómeno se
presentaron limitaciones, consecuencias inconmensurables y
manifestaciones desagradables en la salud de muchos trabajadores 15.
Se evidenciaron pérdidas e interrupción de hábitos y rutinas, así como
la instauración de otros hábitos pocos saludables (sedentarismo, malos
hábitos alimenticios, patrones de sueño irregulares y un mayor uso de
pantallas), lo que generó problemas físicos 16,17.
El uso de las nuevas tecnologías para los trabajadores significó la
pérdida de la libertad, un limitado desarrollo personal, aislamiento
social, efectos indeseables como el estrés18,
sentimientos de
desprotección y ocasionalmente confusión emocional19. Según estudios,
esta modalidad de teletrabajo, trajo consigo más fatiga, la cual está
relacionada directamente con las características de este nuevo entorno
laboral19 tales como estar
conectados muchas
horas, y por ende
prolongar las jornadas, responder a múltiples exigencias relacionadas
con las demandas de la tarea, extensas llamadas por videoconferencia, un
ritmo rápido y toma decisiones complejas en tiempo récord, así como
asumir otros roles simultáneos en el hogar y constantes distracciones en
casa20.
Este panorama puede vincularse a daños o consecuencias en la salud física
y mental de los trabajadores21, generando y
exacerbando respuestas
negativas frente al estrés22,
ansiedad, miedo,
agobio, irritabilidad,
inseguridad, dificultad para concentrarse, incertidumbre y alteraciones
de tipo psicofisiológicos23-26.
Igualmente, se ha demostrado que el uso continuo de las TIC's puede
llegar a producir estrés tecnológico27,17. Por
tanto, es fundamental
reconocer que esta pandemia implicó no sólo un alto costo de tipo
económico, social y educativo, sino también impacto en la calidad de
vida de los trabajadores, sin contar el elevado número de pérdidas
humanas8,28,29.
En consecuencia, los expertos precisan que la fatiga laboral debe
abordarse como un riesgo psicosocial, que se relaciona directamente con
las condiciones del entorno de trabajo, que lleva a la aparición del
estrés y tiene el potencial de generar efectos negativos en la salud
mental, social y física de la persona30-33.
Es importante señalar que la fatiga tiene una naturaleza multicausal,
definida como "un fenómeno de desgaste, con pérdida de capacidad
funcional y sensación de malestar que afecta la salud, producido por
exceso de trabajo o falta de descanso…"34. Por
tanto, la fatiga
laboral puede tener un impacto negativo en la seguridad, la
productividad, la salud y el bienestar del colaborador35.
Las consecuencias asociadas a la fatiga están relacionadas con aspectos
de carga mental y carga física20,36. En lo
concerniente a carga mental
está estrechamente relacionada con aspectos de tipo cognitivo o esfuerzo
mental que el colaborador realiza, con la cantidad de información y el
nivel demandado en cuanto a análisis y procesamiento de la misma20.
Igualmente, al estar inmersos en extensos períodos de tiempos que la
nueva tecnología les impone, puede provocar fatiga cognitiva, afectando
significativamente la concentración, la atención, la memoria y llegar a
cometer errores, pues podría estar sobrepasando la propia capacidad
humana.
La carga física se presenta cuando la persona está expuesta por un tiempo
prolongado a tareas de tipo estática, dinámica, repetitiva, o a una
tensión excesiva de todo el organismo, a esfuerzos desmesurados del
sistema psicomotor, lo que llevaría a la disminución de la capacidad y
alta tensión muscular37.
Estos aspectos, se
convierten en exigencias
que, al sobrepasar la facultad del individuo, pueden llevar a fatiga
muscular, que afecta y supone graves repercusiones de carácter general
para la persona38. En
general, la fatiga
laboral puede producir
alteraciones en los distintos sistemas (circulatorio, nerviosos,
digestivo, respiratorio, muscular), al igual que impactos muy marcados a
nivel sensorial que incluye la fatiga visual y auditiva17.
Los anteriores elementos llaman poderosamente la atención, los cuales se
convierten en aspectos relevantes y pertinentes en la presente
investigación, en especial en tiempos de confinamiento en trabajadores
que han experimentado una transición a trabajo en casa, así como las
posibles consecuencias asociadas a éste, los múltiples desafíos,
oportunidades y experiencias favorables6 al
enfrentar dicho fenómeno.
Por tal razón, el estudio tuvo como objetivo identificar síntomas
relacionados a la fatiga laboral en personas que se encontraban
realizando trabajo desde casa en tiempos de confinamiento por COVID-19.