Sr. Editor, la concepción ecológica funcionalista de la epidemiología
clásica no parece ser suficiente para abarcar el fenómeno
salud-enfermedad, por ser fundamentalmente biologicista sin historia y
desligado de la cultura que define a la sociedad, por centrarse en el
reduccionismo empírico y cuantitativista, por abrigar las teorías
totalizantes impositivas que sobreponen el conocimiento científico sobre
el popular y por preferir la lógica de los factores de riesgo sobre la
metacrítica y multicultura, de allí la necesidad de generar nuevas
construcciones epistemológicas de la epidemiología en procura de
recuperar y renovar este pensamiento científico clave para el estudio
del complejo proceso salud-enfermedad con base en reflexiones sobre
desigualdad, etnia, género, derechos humanos, justicia social,
privación, exclusión social, subjetividad y en los modos de vida en
lugar de factores de riesgo, entonces nacen la epidemiología social y
crítica1,2.
En el presente escrito se muestran las características principales que a
juicio del autor, definen a la epidemiología social y a la epidemiología
crítica con el fin de intentar develar las respuestas a los siguientes
interrogantes que surgen sobre la última de estas epidemiologías:
¿Tienen la epidemiología crítica el suficiente alcance y complejidad
metodológica para considerarse una especialidad de la epidemiología o un
nuevo paradigma?, ¿Son suficientes los argumentos teóricos que permiten
la diferenciación de esta con la epidemiología social?, ¿Se trata
simplemente de un nuevo modelo de organización metodológica de la
epidemiología en el contexto de lo social?, ¿Se trata de un arreglo de
viejas ideas?, o ¿Es una disciplina no terminada aún en evolución?. El
objetivo no es desvirtuar a la epidemiología crítica sino tratar de
desentrañar los elementos que la hacen diferente de la epidemiología
social1.
La epidemiología social, se centra en el desarrollo teórico de los
determinantes sociales de la salud y en sus significados no explícitos
con trasfondo inter y multicultural, en procura de la tan añorada
justicia social en salud (busca expandir el fundamento teórico de la
epidemiología de factores de riesgo), porque trata de desentrañar las
causas de las causas, tras las abismales brechas sociales (generalmente
debidas a factores económicos) que terminan en marcadas desigualdades,
aspectos sobre los cuales también se diserta en la epidemiología
crítica. Es tal la reciprocidad y el dinamismo de las relaciones
sociales sobre todos los aspectos de la vida y en particular con la
salud que suele señalarse que toda epidemiología es social per
se, por
tanto, se apoya en las teorías de las ciencias sociales para develar el
papel de las desigualdades sociales en la salud y en la búsqueda de la
integración del conocimiento científico con el popular, aspectos también
constitutivos de la epidemiología crítica3-5.
Para la salud colectiva es clave la epidemiología, pero aquella que
permite el entrecruzamiento entre la biología, filosofía, sociología,
antropología y política para el conocimiento de la compleja realidad
socio-sanitaria, en búsqueda (como afirmó Breilh, principal
representante de la epidemiología crítica) “de una conciencia sobre la
subjetividad, como herramienta de impulso colectivo” en el campo de la
demanda social; elementos que conforman la epidemiología crítica, aunque
difícil de diferenciar de la epidemiología social, pues esta última
también pretende la comprensión de la realidad como un todo, quizá marca
los límites entre ambas el mayor acento que se pone en la epidemiología
crítica, como expresara Breilh, sobre la “construcción de una narrativa
meta-crítica o meta-discurso, que comprenda la realidad como totalidad”
y en la defensa de los oprimidos e ignorados por los sistemas
sanitarios, entonces, puede presumirse que lo distintivo entre ambas
epidemiologías es la intensidad con que cada una aborda estos hechos1,7.
En conclusión puede señalarse a la epidemiología crítica, en mayor medida
que a la epidemiología social, como la que estudia las relaciones de
poder que determinan la salud en los pueblos (un paradigma contra la
hegemonía del poder), como un instrumento para recuperar la ética,
aquella fundamentalmente colectiva, de los procesos sociales o del
diario vivir en comunidad, en plena articulación de los esfuerzos
institucionales o académicos con las organizaciones sociales y los
movimientos populares para atender aquello que en materia de salud urge
a la gente, ya que, anticipar o al menos evitar la propagación de lo que
afecta a la salud, es la premisa en la salud colectiva. En definitiva es
delgada o muy solapada la línea de argumentos que permiten distinguir a
la epidemiología crítica de la social, en consecuencia resultan
valederas las reflexiones que se esbocen, como las realizadas en estos
párrafos, un pequeño escrito base para más y profundas reflexiones,
sobre los distintos paradigmas que han surgido sobre el campo de estudio
de la epidemiología, con el fin de delimitarlos y evitar homogeneidad
interpretativa y la duplicidad epistemológica, y en última instancia
facilitar su enseñanza.