Según el DANE17, el departamento del Quindío presenta
mayor cantidad de AMs en relación con el número total de habitantes (por cada 100 habitantes el
72,29% son mayores de 65 años), siendo esta población la de mayor impacto en términos de
atención en salud (prevención, uso de los recursos, bienestar social, etc).
Desde el ciclo natural de vida, a medida que aumenta la longevidad de un sujeto, por procesos
naturales de envejecimiento se aumenta el porcentaje de personas viudas18, los resultados de este estudio reflejan que respecto a su
estado civil el 44% de AMs estaban casados, el 47,5% eran viudos y 8,5% solteros, el estudio de
Yang et al.19, en donde participaron 34.440
AMs chinos (≥65 años), también reportó mayor porcentaje de AMs viudos (67,5%) en comparación con
los casados (31,1%) y solteros/divorciados (1,4%), mientras que, en la investigación de
Srivastava et al.20, con 31.464 AMs indios
(≥60 años), el estado civil de casado (61,4%) fue mayor que el de los viudos (36%) y
solteros/divorciados (2,6%), a nivel nacional, el estudio de Castellanos-Ruiz et
al.21, con 391 AMs, reporto porcentajes
similares en cuanto a los casados (32,5%) y viudos (31,5%). Al respecto la viudez se asocia
negativamente con una variedad de resultados, incluida la mortalidad22, deterioro cognitivo23, soledad24, entre
otros.
Este grupo de adulto mayor (AM), en cuanto a las alteraciones de la salud, no estuvieron exentos
de las ECNT, presentándose mayor porcentaje de hipertensos seguido de diabéticos, estos
resultados son similares a los reportados por González et al.25, en 348 AMs, en los cuales prevaleció la hipertensión arterial
(63,8%) seguido de la diabetes (18,1%) y cardiopatía isquémica (14,4%), estos resultados
representan factores que inciden en los cambios asociados a la etapa del envejecimiento como
consecuencia del deterioro secuencial, que, a su vez, están relacionados con la esperanza de
vida. Es así, que la hipertensión arterial es la ECNT que más afecta, según los resultados, la
salud de los AMs, constituyéndose en sí misma una enfermedad y un factor de riesgo para el
desarrollo de enfermedad cerebrovascular, cardiovascular e insuficiencia renal. Es decir, las
características asociadas a la condición sociodemográfica impactan significativamente en la
calidad de vida del AM y están relacionadas con la salud física y mental26. Estos resultados sociodemográficos, pueden favorecer la
atención del AM en futuras intervenciones; el Ministerio de Salud en Colombia27 menciona que las muertes por enfermedades
cardiovasculares en los últimos 30 años han ocupado los cinco primeros puestos en la lista de
las diez principales causas de mortalidad para el país y según la OMS28, las ECNT representan actualmente casi la mitad de la carga
mundial total de morbilidad y las constituyen en un factor de riesgo en todo el mundo. Teniendo
en cuenta los porcentajes de las enfermedades identificadas en esta población, se puede
contribuir en un proceso de envejecimiento saludable desde la creación de propuestas que
atiendan a las especialidades de quienes deseen participar de programas relacionados con la
actividad física, ésta es una estrategia que puede atender a dichas necesidades teniendo en
cuenta que la OMS, recomienda que los adultos de 65 años en adelante dediquen al menos 150
minutos semanales para realizar alguna actividad física. Es importante tener en cuenta que la
inactividad física constituye el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad en todo el
mundo (6% de defunciones a nivel mundial). Sólo la superan la hipertensión (13%), el consumo de
tabaco (9%) y el exceso de glucosa en la sangre (6%). El sobrepeso y la obesidad representan un
5% de la mortalidad mundial29.
Desde la caracterización por rangos de edad cronológica de los AMs, tanto en mujeres como en
hombres, a medida que aumenta la edad disminuye el número de personas pertenecientes a estos
grupos. Con respecto a las variables antropométricas, se encontró que el promedio general de la
EV fue de 154cm (mujeres: 153cm y hombres: 163cm), Borba et al.30 exalta el uso de esta variable como medida de estimación de la
estatura, específicamente con respecto a esta última, en los resultados se aprecia como la
estatura en las mujeres a medida que aumenta la edad, disminuye su promedio, excepto en los
rangos de 85 años y más, esto podría deberse a la cantidad de personas ubicadas allí, además, a
medida que aumenta la longevidad de un sujeto, su estatura por procesos biológicos naturales
tiende a disminuir, según Borba et al.30 de
todas las modificaciones corporales que ocurren durante el proceso de envejecimiento, las
medidas antropométricas son las más afectadas. En ellas destacan la masa corporal y la estatura.
Al parecer en el AM la edad es inversamente proporcional a la estatura, Guede et
al.31 encontraron que la estatura, masa, IMC
y PC se redujeron significativamente con el incremento de quinquenios de manera más acentuada en
mujeres, no con ello se puede asegurar que solo suceda en mujeres, podría deberse a que en este
tipo de grupos predomina el sexo femenino, por ende, la cantidad de esta población es superior
en relación a los hombres.
En el presente estudio los hombres tienen participación hasta el rango de edad de 80-84 años,
con masa promedio oscilando entre 69,17 y 78,29kg. En mujeres esta variable en promedio se
encontró entre 55,08 y 69,46 kg. Al relacionar estos resultados con el IMC, se encontró que, el
promedio, para el total de la población fue de 27,52%, indicando según Camina-Martín et
al.18 que los AM están en sobrepeso, solo el
equivalente al 33,76% (15 hombres y 158 mujeres) del total de sujetos de estudio, fue
clasificado en normo peso. Además, al observar variables como ICC (media: 0,85 en mujeres y 0,94
en hombres), valores similares a los presentados en el estudio de Olivera et al.32, ICT (media: 057 en mujeres y en hombres 0,58) y PC
(media: 89,15 en mujeres y 95,80 en hombres), las cuales según Guede et al.31 son utilizadas para predecir riesgo cardiovascular,
así mismo, la obesidad abdominal se asocia estrechamente con dislipidemia, hipertensión, entre
otras. Sumado a lo anterior se encontró qué %Ad y el %Mu, a nivel del promedio general fue de
42,22% y 27,99% respectivamente, Omron Healthcare33
clasifica ambas variables por porcentajes, bajo, normal, elevado y muy elevado según los rangos
de edad y el sexo del sujeto, con lo anterior según esta clasificación, el %Ad de los adultos
mayores de este estudio es muy elevado, en ese orden de ideas, es importante mencionar que los
trastornos nutricionales como el sobrepeso y la obesidad por mucho tiempo han estado
relacionados con la morbilidad de la población y ello apunta no solo a la estadística de riesgo
de enfermedades cardiovasculares de los AMs, sino también a su mortalidad temprana, discapacidad
y mayor ocurrencia a ECNT18,28,33-35, estos valores hacen más tangible la
posibilidad de alarma para esta población.
Por otra parte, en el AM, la condición física está relacionada a las características y factores
de la vejez concernientes con la salud general y la movilidad. En esta población se debe tener
presente que se encuentran en una etapa de envejecimiento y deterioro secuencial en la
composición funcional. Benavides et al.34 en
su estudio condición física funcional en AMs institucionalizados mencionan que el envejecimiento
es un proceso progresivo, caracterizado por el deterioro gradual acumulativo y generalizado de
las funciones fisiológicas, que puede explicarse por factores genéticos, múltiples morbilidades,
y a su vez factores no genéticos especialmente relacionados con la nutrición, el estilo de vida
y la actividad física; generando, un desgaste muscular y una alteración estructural del sistema
nervioso que limita a los sujetos en su movilidad, presentando una fuerte incidencia en el
deterioro del equilibrio y la marcha.
La CF en el AM, se convierte entonces en la funcionalidad de las actividades diarias, entendidas
éstas como la actividad física que le permite tener un vivir activo de diversas maneras,
contribuyendo en un estilo de vida independiente asociado evidentemente con la calidad de vida
del adulto mayor, teniendo en cuenta que una óptima CF funcional está relacionada con la salud y
una buena condición física desencadena en una buena capacidad funcional, por tanto disminuye el
riesgo de caídas, entre otros eventos35.
En los resultados de la CF es importante resaltar que la cuantificación fue negativa porque los
valores encontrados están por debajo de la escala de los valores de referencia de la batería
SFT, estos se convierten en indicadores importantes para conocer la funcionalidad en el adulto
mayor, especialmente lo relacionado con fuerza, flexibilidad, agilidad, resistencia y
equilibrio, porque en algunos casos limita a los sujetos en su movilidad por la incidencia en el
deterioro físico, así mismo, permite analizar la pérdida gradual de la capacidad funcional,
Boyaro et al.36 en su estudio sobre la
evaluación de la CF en AMs: desafío ineludible para una sociedad que apuesta a la calidad de
vida concluyen que la evaluación de la condición física en la vejez debe servir para establecer
el grado de autonomía, independencia y la calidad de vida de las personas al momento de realizar
tareas cotidianas en el hogar y en su vida social.
En cuanto a los resultados obtenidos en la fuerza del tren inferior tanto hombres como mujeres a
partir de los 65 años se encuentran en un rango normal (con excepción de los rangos de 60-64 y
75-79 años, ubicados por debajo de los valores descritos en la batería SFT). Caso contrario
ocurrió con la fuerza del tren superior, porque el promedio general para ambos sexos se encontró
por debajo de los valores normales, a excepción de las mujeres ubicadas en los rangos de 65-69,
80-84 y 90-94 años. Estos resultados reflejan que las mujeres de este estudio tienen una mejor
capacidad funcional con relación a la fuerza evidenciados en otros hallazgos, como se aprecia en
el trabajo de Benavides et al.35 donde
encontraron que el declive de la CF funcional de las mujeres se ve reflejado en la pérdida de la
fuerza, lo que quiere decir, que las mujeres de armenia presentan menos posibilidades de
aparición de la sarcopenia en comparación al estudio mencionado. Respecto a la fuerza, se puede
decir que cuando un adulto mayor es físicamente activo o realiza actividades ocupacionales o
domésticas, va a requerir de fuerza muscular para obtener una mayor funcionalidad en los
movimientos, así mismo, estas actividades diarias favorecen a un buen estado de la masa muscular
lo cual logra beneficios que contribuyen en la prevención de sarcopenia y osteoporosis35.
En relación a los cambios que se manifiestan durante el proceso de envejecimiento, la limitación
en la ejecución de los movimientos es una de las características funcionales que se presenta en
el AM y se relaciona con la capacidad de la flexibilidad, la cual, afecta considerablemente la
calidad de vida de las personas y se hace evidente en la ejecución de las actividades diarias,
por su estrecha relación con el movimiento muscular, ésta hace que se limiten funciones y se
pierda el rango del movimiento, por consiguiente la autonomía para ejecutar tareas motoras. Esto
pasa por varias razones, como rigidez en los músculos, lesiones, dolor, artritis, entre
otras37. En cuanto a la prueba que evalúa la
flexibilidad en el tren inferior y superior tanto hombres como mujeres, el resultado se encontró
por debajo de los valores de referencia de la batería SFT, sin embargo, las mujeres del rango de
65-69 años, son más flexibles a nivel de tren inferior y para los hombres se evidencia en
promedio un valor normal en el rango de 80 a 84 años. En este sentido, identificar la capacidad
de la flexibilidad en el AM, permite diagnosticar el nivel de independencia de esta población,
que sin duda alguna, afecta la calidad de vida de estas personas, es así como todas las acciones
motrices y funciones cotidianas necesarias para la supervivencia del diario vivir como
agacharse, levantarse, sentarse, entre otras, están relacionadas por la movilidad articular que
favorece la ejecución de estas acciones motrices y son aspectos que están estrechamente
vinculados con el concepto de "envejecimiento exitoso"35. A partir de lo planteado, es importante considerar el
bienestar del AM desde la aplicación de evaluaciones tempranas siendo estas un factor esencial
que determina la funcionalidad en toda su etapa de envejecimiento y así, generar a futuro un
bienestar físico, es importante tener en cuenta que la mejor manera de proteger el rango de
movimiento es seguir moviéndose, incluso cuando sea difícil37.
Además, se observó que, en la prueba de resistencia, los sujetos de este estudio se encontraron
por debajo del nivel de normalidad según la batería SFT y los resultados encontrados en el
estadio de Valdés-Badilla38 en donde registraron un
promedio de 92,5 repeticiones, aunque en los hombres mayores de 70 años su valoración fue
normal. Teniendo en cuenta estos valores y las características del sistema cardiovascular como
soporte fundamental para realizar una tarea como la marcha, ésta se puede ver afectada por
múltiples factores, así como lo mencionan Castellanos et al.21 "Los cambios demográficos acerca del incremento de la población
mayor y el proceso de envejecimiento, el cual genera cambios que no se producen en el mismo
momento y con el mismo ritmo, y si bien, no hace parte de un proceso patológico, pueden producir
algunas modificaciones en la forma de realizar las actividades de tipo funcional de los adultos
mayores, que hacen de la vejez y del mismo envejecimiento, una etapa con exigencias y
requerimientos particulares para favorecer la independencia y autonomía".
Es importante mencionar, que según los resultados de la CF en el AM el proceso fisiológico
eficaz, y de rendimiento para mejorar tanto las funciones neuromusculares como
cardiorrespiratorias, dependen de la edad y de las características individuales en los hábitos
de actividad física y en las condiciones de salud que se ven afectadas por algunas enfermedades
que aparecen con la edad; en este sentido, evaluar las capacidades físicas en esta población14 sirve para establecer el grado de autonomía,
independencia y la calidad de vida que dichas personas manifiestan al realizar tareas cotidianas
en el hogar y en su vida social. En términos funcionales, la prueba de agilidad arrojó como
resultado que los adultos mayores de este estudio en promedio están por debajo de los niveles
normales, a excepción de las mujeres del rango de 80-84 y 90-94 años. La agilidad y el
equilibrio, como capacidades que presentan cambios importantes en la etapa del envejecimiento,
permiten caracterizar la disminución de la funcionalidad, así mismo, analizar el desempeño en
algunas tareas donde se involucren estas características que son importantes en la autonomía del
AM, éstas generan en las personas un estado de energía necesario para dar respuesta a las
actividades diarias con un mayor grado de independencia y con una acción efectiva en los
movimientos realizados, repercutiendo en la calidad de vida, aumentando incluso las expectativas
de la misma. Como lo plantea Feijó et al.38
la agilidad, junto con la potencia muscular y el equilibrio son las variables más importantes
para evaluar el riesgo de caídas en AMs; cabe resaltar que, al contrarrestar los valores y el
nivel reflejado en el presente estudio, permiten percibir las diferencias encontradas y a su vez
caracterizar las mujeres de mayor edad con mejor funcionalidad puesto que se presentan valores
que incrementan en comparación con los resultados de otros estudios ya mencionados.