De acuerdo con el listado recibido de 1688 historias clínicas, la apendicitis fue la primera causa de dolor
            abdominal en niños en el Hospital Universitario del Valle, con una prevalencia del 40 %, por ser un centro
            de atención de alta complejidad. De este listado, se seleccionaron 451 historias de manera aleatoria y
            sistemática para este estudio. De estos 451 niños, 326 fueron llevados a cirugía, encontrando una
            descripción macroscópica de apendicitis aguda en 323. En este grupo predominó el sexo masculino (60,1 %),
            hallazgo que concuerda con el reporte de la literatura de tres veces más común la apendicitis en hombres que
            en mujeres3,10. Un estudio realizado por
            Atehortúa et al. en esta institución en el 2013 (no publicado todavía), también encontró una
            prevalencia de apendicitis del 43 % y predominio del sexo masculino del 61,7 %.
          
          
            De los 323 niños con apendicitis aguda, se encontraron 12 (1,8%) menores de 4 años con este diagnóstico, muy
            cercano al 2 % reportado por Abad5 en neonatos y lactantes. El
            hallazgo de perforación en 8 de estos 12 niños menores de cuatro años (66,6 %), fue mayor al 26 % de
            perforación en todo el grupo de 323 niños con apendicitis, lo cual corrobora la dificultad para hacer su
            diagnóstico en niños pequeños, lo que lleva al retardo en el diagnóstico durante las primeras 24 horas de
            evolución de los síntomas, aumentando de forma significativa la frecuencia de perforación y sus
            complicaciones2,6-9,14. Además, en los niños pequeños se presenta una mayor peritonitis difusa por
            tener un epiplón menos desarrollado que en los niños mayores, donde el epiplón bien desarrollado contiene la
            perforación en plastrón o absceso9.
          
          
            Rassi et al.6 comentan que los signos y síntomas clásicos
            de la apendicitis aguda tienen poco valor en los niños menores de 4 años. Además, ninguna de las tres
            escalas: EA, AIR o PAS, tienen suficiente valor predictivo para confirmar o descartar en estos niños menores
            de 4 años la presencia de apendicitis, por lo que se desarrolló una nueva escala predictiva de apendicitis
            para menores de 4 años (EPA-4), que tiene el signo de Blumberg presente, la proteína C reactiva mayor a 7
            mg/dl, la ecografía abdominal positiva y el índice neutrófilos:linfocitos mayor a 2,8, alcanzando una
            capacidad de discriminación de 0,96 contra 0,73 de la EA, 0,79 de escala AIR y 0,69 del PAS.
          
          
            En los niños menores de 4 años que presentan más frecuentemente perforación, peritonitis generalizada y en
            quienes las tres escalas tienen menos utilidad, probablemente por presentar menores puntajes que los niños
            en la edad escolar, la literatura también recomienda tener una mayor sospecha clínica para un reconocimiento
            temprano, realizarles evaluaciones más frecuentes y una ultrasonografía abdominal en forma temprana2,7,9,10,14,15. Camacho et al.9 comentan que la tasa de errores diagnósticos oscila entre el 28 % y el 57 % en
            niños de 2 a 12 años y se eleva al 100 % en niños menores de 2 años.
          
          
            El tiempo de evolución de la enfermedad no fue diferente entre los niños con y sin apendicitis, pero sí fue
            significativamente mayor en los niños que presentaban perforación y plastrón apendicular, con una mediana de
            48 horas (RIC 40-72) contra 24 horas (RIC 24-48) en el grupo de niños sin perforación, hallazgo acorde con
            lo comentado anteriormente, si la duración del comienzo de los síntomas hasta el diagnóstico y la cirugía es
            mayor de 24 horas, entonces es mayor el riesgo de perforación2,7-9,14. No se encontraron diferencias en el
            tiempo de evolución entre los niños con posición del apéndice retrocecal y pélvico ni entre los operados por
            laparoscopia o vía abierta.
          
          
            Rassi et al.6, consideran que las tres escalas, EA, AIR y
            PAS, son una ayuda para el diagnóstico de apendicitis en niños mayores de 4 años; por su parte, Macco et
              al.16, en un estudio retrospectivo con niños entre 1 y 17
            años, evaluaron las tres escalas con el área bajo la curva ROC y los diferentes puntos de corte, concluyendo
            que la escala AIR tuvo un poder más alto de discriminación para predecir apendicitis aguda en niños, con un
            área bajo la curva de 0,90 contra 0,87 de la EA y 0,82 de la PAS; mientras que Pogorelic et al.17, en un estudio prospectivo, compararon la EA y la PAS, sin
            encontrar diferencias en sensibilidad o especificidad entre las dos escalas, concluyendo que ninguna tiene
            un valor predictivo adecuado y que no pueden ser usadas como un estándar exclusivo para hacer el diagnóstico
            de apendicitis en niños.
          
          
            En nuestro grupo de 451 niños que ingresaron entre los años 2017 y 2018 por dolor abdominal, la EA
            diferenció muy bien a los niños con y sin apendicitis aguda. En los 323 niños con apendicitis, el promedio
            del puntaje obtenido en la escala (6,45±2,23) y la clasificación de riesgo elevado (37,3 %) fue
            significativamente mayor que en el grupo de niños sin apendicitis, 4,45±1,96 puntos y 4 %, respectivamente.
            De esta manera, la escala con el punto de corte mayor de 7 mostró ser una prueba con alta especificidad (96
            %), muy útil para descartar apendicitis más que para diagnosticarla, por la poca presencia de falsos
            positivos (4 %)7,10. Estos resultados
            concuerdan con los de Ramírez et al.18, quienes
            reportaron un promedio del puntaje de la escala de 6,91±2,08 puntos en los niños con apendicitis, con
            especificidad del 90 % y sensibilidad del 62 %, pero no están de acuerdo con los resultados de Pogorelic
            et al.17, quienes encontraron un promedio mayor de la EA
            en niños con apendicitis de 8,2 vs. 6,7 en los sin apendicitis y con 7 o más puntos, encontraron una mayor
            sensibilidad (89 %) y una menor especificidad (59 %) que nuestro estudio, ni con los resultados de Rassi
            et al.6, quienes también encontraron una mayor
            sensibilidad (98,9 %) y una menor especificidad (30 %) a la EA.
          
          
            En este estudio, los hallazgos con la curva ROC mostraron un área bajo la curva de 0,764 y de 7,5 como el
            punto de corte en la EA que mejor discriminó entre apendicitis y no apendicitis aguda, lo cual está acorde
            con el área bajo la curva de 0,73 encontrado por Rassi et al.6, pero menor al 0,87 encontrado por Macco et al.16. Con respecto a 7,5 como el mejor punto de corte, está acorde con lo reportado
            en la literatura. La Guía de Práctica Clínica de la Sociedad Mundial de Cirugía de Emergencia 20207 y otros autores3,15,19 reportaron que un puntaje mayor a 7 es una "estrategia
            única" que indica intervención quirúrgica. Igualmente, concluyen que al aplicar esta escala en niños mayores
            de 4 años e identificar pacientes de bajo riesgo (0-4 puntos), se disminuye la necesidad de realizar
            imágenes diagnósticas y la frecuencia de apendicetomías negativas (se descarta apendicitis), y en el caso de
            identificar pacientes con riesgo intermedio (5-7 puntos), se procede con la solicitud de imágenes, siendo la
            ultrasonografía de abdomen la imagen inicial de elección en pediatría, eventualmente la tomografía, y así
            mantener al niño en observación3,7,15,19.
          
          
            La literatura reciente recomienda no usar las escalas EA, AIR y PAS como únicas estrategias diagnósticas,
            sino que deberían realizarse junto con una imagen como la ultrasonografía abdominal para aumentar su
            especificidad. La ecografía de abdomen es la elección por ser relativamente barata, no requiere sedación,
            medios de contraste, ni produce radiación ionizante. Además, reduce u obvia la necesidad de otra imagen sin
            aumentar las complicaciones ni la estancia, reduce la frecuencia de apendicetomías negativas y ha mostrado
            alta sensibilidad y especificidad para diagnosticar apendicitis en niños con sensibilidad del 96 % (83-99 %)
            y especificidad del 100 % (87-100 %)3-10,20. Malia et al.4 comentan que
            en niños entre recién nacidos y los 18 años, con sospecha de apendicitis y en quienes se visualice el
            apéndice, la probabilidad de apendicitis aguda fue más alta si se encontraba un diámetro de 7 mm o más,
            presencia de apendicolito, cambios inflamatorios y un conteo de leucocitos de 10.000; mientras que la
            ausencia de un diámetro de 7 mm o más, los cambios inflamatorios y un conteo de leucocitos de 10.000,
            aumentó el valor predictivo negativo de la ecografía a un 100 % y se debería disminuir la sospecha de
            apendicitis aguda.
          
          
            En nuestros 451 niños evaluados, la ultrasonografía abdominal se realizó al 35 %, comportándose también como
            una buena prueba diagnóstica para apendicitis aguda, con una especificidad del 91,3 % y sensibilidad del
            83,3 %. Además de la ecografía abdominal, la literatura reciente también recomienda adicionar un biomarcador
            inflamatorio como la proteína C reactiva (PCR)4,6-8,10,20,21. Sobre ello,
            Malia et al.4, adicionan un conteo de leucocitos de
            10.000, donde las nuevas escalas para diagnóstico de apendicitis agudas han introducido en sus parámetros el
            nivel de la PCR. La escala AIR tiene entre sus parámetros el nivel de PCR con mayor poder de discriminar, al
            ser altamente sensible y específica para apendicitis (99 %)7,8,10.
          
          
            Delgado-Miguel et al.21 encontraron un nivel de PCR más
            alto en los niños con apendicitis aguda: 18,6 versus 2,6 en los niños sin apendicitis. Igualmente,
            encontraron un índice de neutrófilos: leucocitos mayor en los niños con apendicitis, siendo este parámetro
            el que obtuvo mayor valor para discriminar (0,879) en el área bajo la curva ROC, con un punto de corte de
            2,65 para la máxima sensibilidad del 84,2 % y especificidad del 83,8 %. Rassi et al.6, en su nueva escala EPA-4 para niños menores de 4 años, tienen el
            nivel de PCR mayor a 7, el índice neutrófilos: leucocitos mayor a 2,8 y la ecografía abdominal positiva,
            además, también tienen la presencia del signo de Blumberg, que fue el parámetro de la EA con las mejores
            características operativas, alta especificidad (95 %) y una sensibilidad del 73 % cuando se aplicó en
            nuestros 451 niños.
          
          
            En el grupo de niños operados del presente estudio (326), solamente se encontraron tres (0,92 %) con
            apéndices de aspecto normal, lo cual refleja un descenso marcado en la prevalencia de apendicectomías
            negativas, con respecto al 17,5 % encontrado por Atehortúa et al. en nuestra institución (no
            publicado). También es inferior a lo reportado en la literatura mundial: 5,4 % por Fujiwara8, 8,7 % por Hernández et al.13, 9 % por Juanes de Toledo et al.15, 9,5% por Alhamdani et al.22, 20 % por Do Nascimento3 y 32 % por
            Téoule10.
          
          
            Además del criterio clínico de los cirujanos pediatras y las ayudas diagnósticas iniciales como la
            ultrasonografía y la radiografía simple de abdomen, una posible razón puede ser la aplicación de la EA en la
            clasificación de todos los pacientes que ingresan con dolor abdominal al Hospital Universitario del Valle,
            definiendo quiénes deben ser llevados a cirugía con la disminución de laparotomías negativas, costos,
            complicaciones quirúrgicas y de exposición a anestésicos. Posiblemente también fue la causa del menor uso de
            tomografía abdominal (2,4 %), con su potencial radiación ionizante3,6,7,13,17,19,20.
          
          
            En las niñas preadolescentes (12-16 años) que inician su maduración sexual y etapa reproductiva, en quienes
            se reporta un riesgo más alto de ser llevadas a apendicetomía que los hombres (23,1 % versus 12 %) y de
            apendicectomías negativas, la literatura recomienda realizar tempranamente ultrasonografía abdominal-pélvica
            y solicitar valoración por el servicio de ginecología y obstetricia9,10,13,22.
          
          
            Las fortalezas que tuvo este estudio fueron: obtener un buen tamaño de muestra de historias clínicas por
            medio de un muestreo probabilístico y sistemático del listado recibido; mientras que las debilidades fueron:
            su carácter retrospectivo y no haber encontrado registros en el servicio de patología de los apéndices
            extraídos. Se propone describir los resultados clínicos en un número más grande de niños operados en años
            más recientes, por vía laparoscópica, debido al aumento de esta vía para el abordaje de la apendicitis en
            niños a nivel mundial y local23.