El propósito de la investigación fue analizar la evidencia disponible en la literatura científica sobre los cinco componentes del modelo de desarrollo positivo en adultos emergentes chilenos, a través de una revisión narrativa18. Durante el proceso de revisión, es posible observar a nivel general que existe una mayor participación de mujeres jóvenes que de hombres, mayormente universitarios; además, hay una mayor presencia de estudios cuantitativos, enfocados en establecer asociaciones entre análisis de diferencias de grupo entre cada componente del desarrollo positivo, según variables sociodemográficas o educativas, siendo escasos los estudios orientados a evaluar las percepciones o creencias de los y las jóvenes en temas específicos como la confianza y la tolerancia con otros o en las competencias sociales.
Asimismo, aun cuando existe una brecha en la literatura en cuanto al estudio del modelo de desarrollo positivo en adultos emergentes chilenos y no habiendo estudios del modelo propiamente, sí se encontró información por cada componente, con resultados específicos por cada dimensión.
Por ejemplo, respecto a los hallazgos en competencia social, se demuestra la importancia de las habilidades sociales durante la etapa universitaria, ya que permiten a los jóvenes, a través de la interacción con otros, afrontar situaciones difíciles, manejar los nuevos conocimientos y establecer experiencias de interacción social saludables dentro del contexto universitario, aspectos fundamentales para desenvolverse adecuadamente en su entorno cotidiano y responder a las exigencias de esta etapa54. Si bien existen distinciones en este componente por género, que posicionan a las mujeres con mayor prosocialidad y empatía, la investigación también refleja que los hombres poseen competencias en el área social que igualmente permiten el logro de habilidades de interacción en esta etapa25. Lo anterior podría mostrar un avance en cuanto a la eliminación de estereotipos de género, donde el acceso a un nivel educativo alto podría favorecer relaciones más igualitarias en la universidad49.
Un avance significativo corresponde a que las universidades están interesadas en el desarrollo y la promoción de las habilidades sociales mediante programas internos28-29, donde la participación en entornos que ofrecen oportunidades de aprendizaje social permite el desarrollo de experiencias de trabajo cooperativo e innovador, que contribuyen al desarrollo personal integral de los estudiantes29.
Respecto a la satisfacción con la vida, es destacable el extenso cuerpo de conocimiento adquirido en esta dimensión y la diversidad de estudios que indagan en profundidad de variables personales y contextuales de alta relevancia durante la trayectoria académica30-34. Asimismo, es relevante la existencia de la línea de investigación vinculada a la alimentación y el apoyo social familiar, puesto que en esta etapa los jóvenes universitarios abandonan su núcleo familiar y se vuelven más autónomos, responsabilizándose de aspectos relacionados a su alimentación como establecer hábitos, nuevos horarios, menús y compras, lo cual, si no es gestionado de forma oportuna, puede favorecer conductas alimentarias de riesgo o trastornos de la conducta alimentaria73, y a su vez disminuir su satisfacción vital44; sin embargo, llama la atención que la vasta investigación en este componente no necesariamente se traduce en el estudio de intervenciones que promuevan la satisfacción vital y el desarrollo positivo en esta etapa de vida, por lo que implementar acciones en esta área podría permitir atenuar o contrarrestar los altos índices de problemas de salud mental presentes en la adultez emergente, especialmente en población universitaria6,74.
Los resultados sobre el componente de confianza y tolerancia con otros muestran un extenso campo de investigación bajo el constructo afín de apoyo social; los estudios coinciden en señalar que los vínculos cercanos como la familia y las amistades concentran un mayor grado de confianza, apareciendo como una fuente de apoyo ante una etapa de cambio y construcción de identidad, como la adultez emergente49. Es importante recordar que aun cuando los estudiantes exploran su independencia en esta etapa del ciclo vital, requieren igualmente el apoyo de sus padres, lo que promueve su satisfacción vital y su salud mental39,49; además, se enfatiza la importancia de las relaciones sociales para los adultos emergentes chilenos, denotando esta particularidad cultural de este grupo de jóvenes3. Lo anterior refuerza la necesidad de promover competencias sociales en la universidad, tanto para generar una red de apoyo y confianza con personas nuevas, que a su vez incluya los vínculos con la familia de origen.
Por su parte, respecto a la tolerancia hacia otros, existe una incipiente línea de estudios sobre temáticas vinculadas a la diversidad sexual, incluyendo la orientación sexual y la heteronormatividad. Las y los jóvenes chilenos presentan una valoración más positiva sobre temáticas de tolerancia e inclusión en comparación con la población adulta75, por ello, potenciar los estudios sobre tolerancia en la población juvenil resulta una línea de investigación indispensable.
Con relación al componente de confianza hacia autoridades e instituciones, llama la atención la baja confianza en instituciones como Carabineros, el Gobierno y cierta desconfianza en las universidades en situaciones de acoso sexual. La baja confianza en los Carabineros de Chile se puede ver atribuida a que los jóvenes critican el accionar de estos ante situaciones sociales, como el control de los eventos públicos, la prepotencia con la que actúan y la corrupción dentro de la institución55. Además, tras el estallido social ocurrido en octubre del 2019, se registraron niveles de confianza mucho menores en comparación con otras instituciones de orden público; del mismo modo, ha incrementado la desconfianza en los gobiernos, posterior al estallido social76.
Si bien se ha descrito un proceso de desinstitucionalización creciente de los jóvenes, que implica mayor desconfianza, lejanía y sospecha sobre las instituciones77, algunas de ellas son clave en el desarrollo evolutivo y contextual de los adultos emergentes. Por tanto, la escasa investigación en este componente en los últimos 10 años da cuenta de una tarea pendiente a indagar en los adultos emergentes sobre cómo estos observan a otras instituciones, entre ellas: policía, iglesia, tribunales y la misma universidad56, y cuáles son las instituciones nacionales que representan mayor confianza para este grupo etario.
En cuanto al componente de acción y compromiso cívico, las investigaciones en esta área son claras en desmitificar la aparente apatía y la falta de participación de los jóvenes, resaltando que los adultos emergentes se informan e interesan, pero en otros espacios. Además, desconfían de los partidos políticos, pero no de la democracia en sí misma59, donde el rol de ciudadanos entonces va más allá de la participación electoral y motiva a una participación en nuevos contextos75. Por ejemplo, los adultos emergentes insertos en la educación superior participan más en los espacios universitarios, puesto que les permite construir su identidad al compartir con personas dentro de un rango de edad similar y pueden expresar, mediante las asambleas o movilizaciones, sus perspectivas, pensamientos y creencias60; este ha sido un espacio para promover cambios sociales a través de movimientos como la ola feminista o el estallido social61,72. Este ímpetu de promover cambios sociales, ciertamente se vincula con la prosocialidad y la responsabilidad social, competencias fundamentales de fortalecer en las universidades, lo que podría contribuir al progreso de la sociedad a través de la formación de profesionales competentes y socialmente responsables24.
Esta revisión narrativa constituye una primera exploración del estado del arte de los componentes del desarrollo positivo en Chile, un concepto escasamente investigado en América Latina; que a través de una metodología estructurada permite analizar y describir, de modo general, el estado del arte de la investigación en cada uno de los componentes del desarrollo positivo, viendo que temáticas como satisfacción con la vida y acción y compromiso cívico han sido fuente de interés en los últimos 10 años, mientras que componentes como confianza en autoridades e instituciones han recibido una menor atención. También, esta primera mirada permite observar cómo se relacionan estos conceptos con temáticas tan relevantes para jóvenes universitarios, como la salud mental, el apoyo social y el bienestar subjetivo, los cuales están estrechamente vinculados con un funcionamiento positivo en esta etapa de la vida10-13.
En cuanto a las limitaciones de la investigación, los resultados obtenidos en esta revisión narrativa tienen un alcance descriptivo y solo representan a los estudios incluidos; problemas de indexación en las bases de datos o búsquedas ineficientes podrían conllevar a que se alcance solo un 50% de los estudios elegibles bajo otro tipo de análisis, lo que puede aumentar la probabilidad de sesgos bajo esta metodología17. A su vez, este tipo de revisión, si bien incluyó una diversidad de metodologías, muestras y análisis, presentó limitaciones en la obtención de una comprensión más profunda o en la generación de una nueva conceptualización teórica18; por tanto, futuros estudios podrían utilizar otro tipo de revisiones de la literatura que utilicen metodologías más sistemáticas como Prisma, a fin de aumentar la precisión del análisis, el uso eficaz del tiempo y la reproducibilidad de la información. Además, la revisión narrativa incluyó, en su mayoría, estudios con muestras de adultos emergentes insertos en instituciones de educación superior, por lo que el segmento de jóvenes no universitarios está subrepresentado. Futuras líneas de investigación podrían incluir a otros grupos de jóvenes, para evaluar los niveles de desarrollo saludables en los distintos grupos en el contexto sociocultural chileno.