DALIAS
Resumen
El paisaje se distorsionaba por la ventana, los árboles, los postes, las vacas, los potreros se
desgarraban al pasar del veloz auto en el que iba. Ya ese día había amanecido gris, frío, triste,
maltratado; como si presagiara con su melancolía el dolor que me invadía.
Sumergido en los pensamientos como en un pantano del que no podía salir, saqué fuerzas de
donde no las tenía y me subí a la carretilla de caballo que amablemente me llevó hasta la vereda,
hasta la casita. El frío mordía la piel. El cochero, con su cabeza gacha ni siquiera guiaba a su
bestia, pues tantas veces habían recorrido el mismo camino polvoriento que ya sus cascos pisaban
siempre la misma huella. El cielo cargado de grises nubes teloneaba la escena. Él en silencio y yo
también, su sombrero ocultó su rostro, su mutismo amordazando su voz; parecía la muerte a mi
lado, llevándome con ella, pero no, ¡No era la muerte!
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