Introducción

Resumen

Actualmente, la sociedad y el Estado están en proceso de cambios acelerados, producidos por el espíritu de cerrar el camino de la confrontación armada para alcanzar réditos políticos, lo que ha mantenido, durante todo el siglo XX y buena parte del siglo XXI, el inmovilismo de unas “viejas élites señoriales” que se han consolidado en las regiones e impuesto, en no pocas ocasiones, su voluntad al históricamente débil Estado colombiano; en este juego perverso, se han deformado las instituciones dedicadas a garantizar el funcionamiento de la democracia; los partidospolíticossehanconvertidoenagenciamezquinadeinteresescorporativos  y estructurales, lo que se refleja en el ranking mundial de la desigualdad, en el que el país se ubica entre los cinco primeros países y en el puesto 83 en percepción de corrupción, según la ONG Transparencia internacional; además, el país es el segundo en número de desplazados por un conflicto interno, solo superado ahora por Siria; según el Centro de Memoria Histórica, en los últimos cincuenta años hay más de 400.000 desaparecidos y 6.000.000 de víctimas; a todo un partido político, la Unión Patriótica, lo persiguieron y exterminaron. La “solidez” de las instituciones colombianas la cuestiona el propio avance del proceso de paz de La Habana, que desvela este maremágnum social.