Carnaval de Negros y Blancos: Patrimonio y/o Mercantilización

Resumo

“La patrimonialización es dinámica, y no solo se vincula a los procesos de conformación y consolidación de identidades (locales/nacionales/ étnicas), sino que va adquiriendo nuevos sentidos y funciones, como la de recurso económico, a partir de la mercantilización, especialmente aquella impulsada desde el turismo.” (GARCÍA CANCLINI, 1999).

La cultura es una de las dimensiones sociales más complejas, pues concita una enredada vinculación entre lo simbólico y lo material, entre lo íntimo y lo público, entre lo global y lo local, que se actualiza y articula de manera diversa y continua en cada contexto histórico-social. En tanto que dimensión universal y orden de la mediación generalizada, la cultura se encuentra presente en todas las dimensiones del pensamiento y de la vida humana. En este contexto, fiesta y carnaval son pensados como formas culturales, es decir, como manifestaciones específicas y ampliamente diversas de lo cultural, cuyo fundamento también móvil, está centrado en la noción de necesidad. Necesidad de la fiesta y el carnaval, por la multiplicidad de sentidos: catarsis, subversivo, transgresor, ritual, lúdico, religioso, histórico, cómico, crítico, erótico, filosófico, estético, individual, comunitario, social, político o económico, etc., que hacen de la práctica de la fiesta y el carnaval, un continuo, también móvil, articulado en torno a un calendario festivo, que en las tradiciones latinoamericanas se expresa en tanto ciclo ritual y agroastrológico.